La mejor vacuna social contra la intolerancia: la empatía
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En la actualidad, los niños están creciendo en una sociedad individualista y donde en el comportamiento infantil predomina: los comentarios dañinos, el egoísmo, la manipulación, la mentira y la agresión. Estos comportamientos son normales en niños de 4 a 6 años, por la etapa que están atravesando y será después, cuando la empatía comienza a aparecer siempre y cuando, los adultos sean quienes guíen a los pequeños en el camino de las emociones.
La empatía
La empatía es un sentimiento abstracto que para los niños puede resultar muy complejo puesto que requiere de ciertos comportamientos para entender las propias emociones y las de los demás. Resulta imprescindible centrarse en el lenguaje verbal y corporal para evitar realizar comentarios que puedan herir a otros. Es necesario que los niños aprendan a ser amables desde la más tierna infancia.
Se puede comenzar desde cuentos y películas para que empiecen a entender la naturaleza humana. Las mascotas, además de ser uno más de la familia, ayudan a que los niños aprendan el valor del cuidado y también les enseñan la responsabilidad y el entendimiento de las necesidades de otro ser que no son ellos mismos.
El ejemplo es el mejor maestro
Como siempre, el ejemplo es el mejor maestro en la vida de los niños. Conectar padres e hijos hará que el camino hacia la empatía sea más llevadero aunque en ocasiones pueda parecer complicado. Cuando la empatía no se trabaja en casa crecerán pequeños tiranos que se convertirán en grandes maltratadores… y esto ocurre cuando en la crianza no existen normas o éstas son demasiado rígidas.
Si no existe el ejemplo de la empatía en casa ni unos padres que se preocupen de que sus hijos la desarrollen, aparecerán conductas impulsivas, dificultades sociales, problemas de autocontrol, baja tolerancia a la frustración y conductas agresivas y manipuladoras. Es necesario que los padres entiendan la importancia de esforzarse en trabajar la empatía desde el hogar y sean el mejor ejemplo de los niños. Si los niños solo ven cómo sus padres se pelean, cómo tratan mal a los demás, etc… la empatía se desvanece como un castillo de arena sacudido por un fuerte viento.
No puede existir empatía si no se trabajan los valores humanos o la ética. Para que exista empatía primero hay que educar en que los niños sean capaces de compartir, entender y comprender lo que los demás pueden estar sintiendo en un momento determinado.
Vacuna contra la intolerancia
En esta sociedad individualista solo se ven cada día actos crueles que unas personas hacen contra otras. La empatía es una vacuna contra la intolerancia pero no hay que tener prisa en “vacunar” a los niños, puesto que es un proceso natural que deben aceptar. Por ejemplo, un voluntariado en una ONG puede ser algo loable pero los niños no tienen por qué participar… esto no es educativo, simplemente son experiencias.
La empatía, la capacidad de comprender los propios sentimientos y los ajenos, no es algo que se pueda ni que se deba forzar. Tu hijo no será mejor persona por ver las desgracias de otras personas… No consiste en ocultar que en el mundo pasan cosas malas pero no es necesario exponer a los niños a situaciones extremas, podrían aparecer miedos innecesarios.
Para trabajar la empatía es importante entender al otro, pero siempre sin perder de vista nuestros propios límites. Se debe encontrar el equilibrio para entender a los demás sin sufrir nosotros demasiado. Si se sufre demasiado por los demás puede aparecer ansiedad y depresión por cosas que no se pueden cambiar realmente y un sentimiento de culpa irracional y desproporcionado.
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