5 técnicas de disciplina positiva para no tener que insistirle a tu hijo
La disciplina positiva siempre dará buenos resultados: métodos sencillos y afectuosos
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Sacar a un niño del juego es difícil, sobre todo si reclamas su atención para que realice una actividad que no le apetece, como ducharse, hacer los deberes o irse a la cama. De hecho, muchos padres se lamentan porque tienen que repetirles las órdenes mil veces a sus hijos, hasta que pierden la paciencia y ambos terminan enfadados. Sin embargo, la insistencia no es la mejor solución ya que agota tanto a los padres como al niño.
¿Cómo lograr que los niños hagan caso sin tener que insistir?
1. Convierte las rutinas en un juego
Puedes explicarle a tu hijo que a partir de ese momento, será él mismo quien lleve el control de su tiempo. Pactad de antemano qué tiempo puede jugar y a qué hora se debe duchar, hacer los deberes o ir a cenar. Luego, dale un reloj y pídele que active la alarma. Cuando el reloj suene, debe dejar de jugar. Si lo consigue todos los días, sin que tengas que recordárselo, al final de la semana puede tener un premio.
2. Estimula la responsabilidad
Habla con tu hijo y coméntale que como se está haciendo mayor, ha llegado el momento de que asuma más responsabilidades. Explícale que para que la vida en el hogar pueda fluir bien, es necesario que cada uno de sus miembros respete ciertos horarios. Por tanto, a partir de ese momento, es su responsabilidad ajustarse a un horario para hacer los deberes, ducharse, cenar e ir a la cama.
3. Deja que asuma las consecuencias
Los padres se convierten en las agendas de sus hijos o en sus alarmas porque no dejan que los niños asuman las consecuencias de sus decisiones. De esta forma los pequeños aprenden a manipularles porque se dan cuenta de que sus comportamientos no tienen ningún efecto negativo para ellos. Por eso, si no quieres convertirte en un disco rayado, permite que tu hijo asuma las consecuencias de sus actos. Por ejemplo, si se ha duchado más tarde porque estaba jugando, tendrá menos tiempo para cenar y no podrás leerle el cuento antes de irse a la cama. Así el niño comprenderá que cada acto tiene una consecuencia.
4. Cambia las órdenes por preguntas
Se trata de una técnica muy sencilla, que funciona muy bien con los niños a los que no les gustan que les den órdenes. Solo tienes que preguntarle: “¿Qué te toca hacer ahora?” y dejar que el pequeño conteste. Luego puedes dejarle y si, por ejemplo, se sienta a la mesa sin haberse duchado, pregúntale si no habrá olvidado algo y permítele que se duche en ese momento. También puedes brindarle diferentes opciones y dejar que sea el niño quien decida, por ejemplo, puedes preguntarle: “¿Prefieres ducharte ahora o después de la cena?
5. Haz un plan
A la mayoría de las personas no les gustan que les interrumpan y les digan lo que tienen que hacer. Los niños no son una excepción. Por eso, una buena técnica consiste en trazar un horario de antemano, previamente consensuado con tu hijo, de manera que sepa qué debe hacer a lo largo de la semana. Pregúntale qué tiempo necesita para ducharse antes de cenar y a qué hora cree que es más conveniente hacer los deberes. Por supuesto, es probable que tengas que ajustar un poco sus expectativas, pero la idea es que el niño sepa qué se espera de él en cada momento, de manera que se muestre más propenso a seguir la rutina familiar.
Si estas técnicas no funcionan, es importante que averigües qué le pasa a tu hijo. Las conductas desafiantes normalmente son expresión de un enfado o un problema, son señales de que algo va mal. Quizá tu hijo necesita más atención o está sobrecargado por los deberes y las actividades extraescolares.
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