Educación

Técnicas de autocontrol para niños

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Técnicas de autocontrol
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Educar a un niño no es precisamente una tarea sencilla, requiere mucha dedicación y paciencia. A medida que el niño comienza a crecer y a ganar autonomía, la docilidad de los primeros años desaparece y en su lugar se instauran comportamientos más rebeldes. En muchos casos estas conductas desaparecen por sí solas, pero en ocasiones no ocurre así y es necesario tomar cartas en el asunto y enseñarle al niño a controlar su comportamiento. En términos psicológicos, la habilidad para regular las acciones, se define como autocontrol.

Un niño que tiene un buen autocontrol es aquel que puede regular su primer impulso, reflexionar y adaptar su comportamiento a las circunstancias. Obviamente, no se trata de una habilidad fácil de desarrollar, sobre todo porque demanda un gran trabajo de la corteza prefrontal, un área del cerebro que en la infancia aún no ha madurado lo suficiente. No obstante, existen diferentes técnicas de autocontrol que son muy eficaces y que pueden ser de gran ayuda para que el niño aprenda a regular su comportamiento.

Técnicas de autocontrol eficaces para los niños

1. El volcán

Se trata de una técnica muy eficaz para mejorar el autocontrol, sobre todo en esos momentos en los que el niño parece estar a punto de explotar. En esencia, se trata de utilizar las imágenes para concientizar el comportamiento. De esta manera, el niño será capaz de detectar cuándo está a punto de comportarse de manera inadecuada y podrá detenerse a tiempo.

Para poner en práctica esta técnica, tendrás que pedirle que imagine su interior como si fuera un volcán que representa toda su fuerza y energía. Explícale que, como muchos otros volcanes, su volcán interior también se descontrola y entra en erupción, haciendo que explote todo lo que lleva dentro. La idea es que el niño aprenda a reconocer las señales de la ira y el enfado, asociándolas con la lava caliente y la erupción. De esta forma podrá detenerse antes de llegar al punto de no retorno.

Una vez que tu hijo sea capaz de distinguir la ira, el enfado, la irritabilidad o la frustración, debes enseñarle estrategias para hacerle frente a la impulsividad. Existen estrategias muy simples, como respirar profundamente mientras se da órdenes internas del tipo “tranquilízate”. También puedes decirle que cuente hasta 10 o hasta 20, hasta que haya pasado el enfado. Otra alternativa consiste en alejarse de la situación que le está molestando, para recuperar la calma.

2. El semáforo

Esta técnica también es muy útil para hacerle notar al niño cuando está a punto de tener una conducta disruptiva. De hecho, es particularmente eficaz en los niños con TDAH que tienen dificultades para darse cuenta de su propio estado de activación, un problema que a menudo les lleva a meterse en dificultades.

Se trata de un ejercicio muy simple en el que se le da un feedback sobre su propio comportamiento, es decir; se le brinda una señal cuando está a punto de activarse, para que de esta forma pueda reflexionar y controlar su conducta. No obstante, lo más importante es trabajar con la identificación de las sensaciones previas a las conductas impulsivas y disruptivas, de manera que el niño pueda notarlas conscientemente.

Para poner en práctica esta técnica necesitarás algunas cartulinas con las luces de un semáforo. Explícale cómo funciona el semáforo y dile que a partir de ese momento, también funcionaréis así en casa. La luz roja es para detenerse, porque la situación se ha salido de control o está a punto de hacerlo, la naranja para indicar que debe analizar qué le sucede y por qué se siente así, y la verde señala que debe pensar en cuál es la mejor manera para expresar lo que siente.

Obviamente, durante los primeros tiempos tendrás que tener a mano las cartulinas para sacarlas cuando sea necesario. Más tarde, simplemente podrás decirle el color.

3. Parte meteorológico

El principal objetivo de esta técnica consiste en promover la conciencia emocional del niño, motivándole a que aprenda a identificar sus emociones. También es una herramienta muy eficaz para relajar las tensiones y disminuir el estrés mientras contribuye a reducir síntomas como la ansiedad y la hiperactividad. Además, ¡es muy sencilla de aplicar!

Empieza explicándole al niño que van a preparar un parte meteorológico, como el que transmiten en las noticias en la televisión, pero tomando como referencia lo que está sintiendo en ese momento. Para facilitarle la tarea puedes preguntarle “¿Qué tiempo está haciendo dentro de ti?”. De esta manera, le estarás motivando a mirar en su interior y explorar sus emociones, pero sin apegarse a esos estados de ánimo.

Por ejemplo, si te dice que hace un día excelente y que el sol brilla mucho, es una señal de que se siente tranquilo y está a gusto consigo mismo. En cambio, si comenta que está todo nublado o que hay una tormenta en el horizonte, podrían ser signos de que se siente tenso o enfadado. El objetivo de esta técnica de autocontrol consiste en que el pequeño sea capaz de detectar rápidamente sus estados emocionales para que sea capaz de gestionarlos asertivamente en un segundo momento.

Técnicas autocontrol emocional

4. Soplar burbujas

La respiración diafragmática es una técnica excelente para relajar a los niños, pero como suele ser difícil de practicar, una alternativa igual de útil para calmar a los pequeños a través de la respiración es soplar burbujas. Se trata de una herramienta muy interesante ya que controlando la respiración se logra equilibrar otras funciones del organismo, como el ritmo cardíaco o la circulación, lo que conduce a que la ira o la ansiedad empiecen a disiparse.

¿Cómo se aplica? Muy sencillo, en la versión original necesitarás un recipiente, una varita para hacer pompas de jabón y una solución para burbujas. Así, cuando el niño esté enfadado o ansioso, puedes pedirle que juegue a soplar burbujas. Solo tiene que introducir la varita en el recipiente para que se empape de la solución y, tras sacarla, soplar para crear las burbujas.

Otra versión más práctica consiste en imaginar que se hacen las burbujas. Para ello, el niño debe soplar suavemente las burbujas imaginarias, recreando en su mente cómo se elevan en el aire. Al inicio, puedes sumarte para enseñarle al niño cómo se hace y estimular su imaginación describiendo las burbujas y su trayectoria.

5. Frasco de la calma

El frasco de la calma es un excelente recurso educativo para despejar la mente y aliviar las tensiones ya que funciona de la misma manera que la relajación, el yoga o la meditación. El secreto radica en los movimientos casi hipnóticos de la purpurina dentro del frasco, los cuales captan la atención del niño y le ayudan a liberarse de las tensiones acumuladas y distraerse de los pensamientos negativos que alimentan la ansiedad o la ira. 

Además, es una técnica muy fácil de aplicar. Solo tienes que preparar el frasco para que el pequeño lo tenga a mano cada vez que lo necesite. Para hacerlo, llena un frasco de plástico transparente hasta la mitad de agua caliente y luego añade un poco de pegamento líquido transparente y glicerina para lograr que el agua se vuelva más densa y enlentezca el movimiento de la purpurina en su interior.

Por último, añade la purpurina y otro poco de agua, dejando un poco de aire para que el contenido pueda moverse con facilidad. De esta manera, cada vez que el niño lo necesite, podrá agitar el frasco de la calma y relajarse viendo el movimiento de la purpurina dentro del frasco.

No olvides…

Estas son técnicas rápidas para lograr que el niño desarrolle cierto grado de autocontrol pero no son suficientes. También es importante que los adultos a su alrededor den el ejemplo, y que el niño comprenda la importancia de regular su comportamiento.

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