Cómo hacer el tarro de las preocupaciones
Busca soluciones a las preocupaciones con esta estrategia
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Vencer la preocupación no significa que tu hijo tenga que ser una persona despreocupada que no le importa nada y que actúa de forma impulsiva. Ni mucho menos. Ayudar a vencer la preocupación consiste en proporcionar a los niños las herramientas necesarias para que sepan qué hacer cuando sientan preocupaciones, ya que sentirlas, es en muchas ocasiones algo inevitable.
Muchos adultos se preocupan cuando se enfrentan a situaciones estresantes y puede ser bastante desafiante encontrar las estrategias adecuadas para aliviar ese estrés. Pero para los niños, el estrés es aterrador e incierto, sobre todo cuando no entienden las situaciones que les están causando esa preocupación y no saben cómo lidiar con esos sentimientos.
Normalmente cuando una persona siente preocupación por algo en concreto y alguien dice: ‘No te preocupes’, la realidad es que esa preocupación no va a desaparecer de tu mente de la noche a la mañana. Los niños no actúan diferente a esto. Es natural que los niños se preocupen a veces y es necesario ayudar a los niños a construir las habilidades que necesita para conquistar esos sentimientos antes de que se conviertan en problemas mayores e innecesarios. Si no sabes cómo ayudar a tu hijo con estas preocupaciones , entonces no te pierdas estos consejos para conseguirlo.
Cómo ayudar a los niños a vencer la preocupación con el tarro de las preocupaciones
Primer paso: Pregúntale qué le pasa
Los niños en edad escolar pueden preocuparse por cosas como ir a la escuela, los nuevos maestros, una mascota, ir en autobús, hablar con extraños, los amigos, etc. Los preadolescentes y adolescentes pueden sentir preocupación por la presión de las amistades, encajar socialmente, la pubertad, el deporte, las relaciones amorosas, el terrorismo o cosas perturbadoras que pueden ver en las noticias.
Es importante crear un hábito en la familia de conversar y preguntarle sobre lo que le ocurre y cómo se encuentre, así podrá sentir que tiene la oportunidad de explicarte sus sentimientos, aunque en un primer momento no lo haga (sobre todo en adolescentes). Pide detalles y escucha atentamente, a veces solo compartir las cosas alivia emocionalmente. Asegúrate también de que habláis de todo lo bueno que ocurre en su vida diariamente, no solo de los problemas. Así se sentirá aún más cómodo.
Segundo paso: Encontrad soluciones juntos
Si a tu hijo le preocupa no tener amigos en el recreo de la escuela, valida la situación y después encontrad soluciones juntos. Resiste el impulso de arreglar el problema con tu hijo y únicamente sugiere ideas de soluciones en un primer momento como buscar un rostro familiar cuando esté en el recreo y preguntar si puede unirse a ellos, y si le dicen que no, buscar otras alternativas de entretenimiento como ir a la biblioteca sin depender de lo que los demás hacen o dicen.
Tercer paso: Hacer el tarro de las preocupaciones
Una vez que estás en este punto, habrá llegado el momento de sugerir a los hijos realizar el tarro de las preocupaciones, una herramienta eficaz para poder manejar las preocupaciones y ser consciente no solo de ellas, sino también de las emociones que nos producen.
El tarro o frasco de las preocupaciones debería estar en todas las casas del mundo. Si alguien de la familia tiene una preocupación, se escribe en un trozo de papel y se coloca dentro del frasco. El objetivo es meter esa preocupación en el frasco y almacenarlo en un lugar seguro pero que esté fuera de la cabeza hasta que se tenga un momento para sentarse y averiguar si es algo que realmente deba preocuparnos o si en cambio es algo que ha dejado de tener importancia.
En caso de que sea algo que sí se deba resolver, entonces se tendrán que buscar las soluciones en familia… Aunque en la mayoría de ocasiones, los niños (y adultos) se darán cuenta que la mayoría de preocupaciones que tienen en la cabeza, ¡casi nunca suceden o tienen fácil solución!
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