El síndrome de los padres taxistas
[mashshare icons=»1″]
En los últimos tiempos, psicólogos y pedagogos han comenzado a alertar de una tendencia preocupante: padres que se convierten en los entrenadores, asistentes y hasta taxistas de sus hijos. Estos padres ponen en práctica una crianza híper protectora, de manera que se someten a un estrés enorme y les arrebatan a sus hijos la posibilidad de desarrollar sus capacidades y hacerle frente a los desafíos y problemas que les plantea la vida.
El síndrome de los padres taxistas se refiere a las madres y los padres que, de lunes a viernes, a veces también los sábados, destinan una gran cantidad de tiempo a llevar a sus hijos al colegio y a las diferentes actividades extraescolares y sociales. Después de las clases, les llevan a la piscina, al fútbol, las sesiones de música, el cumpleaños de algún amigo…
Los padres creen que de esta manera ayudan a sus hijos. Están ahí para ellos cuando salen del cole y les acompañan a esas actividades extraescolares que tanto disfrutan o que los “preparan” para que tengan éxito en la vida. Sin embargo, en realidad están invirtiendo ese tiempo en mirarles por el retrovisor. Los “padres taxistas” están formando a una generación de niños que viven en el “asiento de atrás” del coche, que se convierten en espectadores de su vida.
Los “niños del asiento de atrás”: Una generación pasiva
La psicóloga Jessica Westman, de la Universidad de Karlstad, afirma que es imprescindible que los padres reflexionen sobre este comportamiento y los efectos que tiene sobre sus hijos. De hecho, adelanta que llevar a los niños al cole y a todas las actividades es un error fatal.
Un estudio realizado en niños con edades comprendidas entre los 10 y 15 años reveló que quienes van al colegio en el coche de sus padres, se muestran más cansados a lo largo de la jornada, exhiben comportamientos más pasivos y tienen menos confianza en sí mismos.
Al contrario, quienes van al cole caminando o en transporte público, desarrollan una mayor autoconfianza y dominan mejor su entorno. Ir en el bus escolar también es una buena alternativa ya que podrán interactuar con otros niños, lo cual se convierte en una oportunidad más para desarrollar sus habilidades sociales y compartir experiencias.
En ese momento, el niño toma las riendas de su vida y aprende a valerse por sí mismo. Sin embargo, los niños que siempre van al cole con sus padres no tienen esa oportunidad de integración, por lo que es normal que terminen siendo menos independientes y más inseguros.
Niños inseguros y padres agotados
Los padres taxistas terminan proyectando sus propios miedos e inseguridades sobre sus hijos, por lo que les transmiten la idea de que el mundo es un lugar hostil y peligroso. También les dejan implícito que no confían en ellos para que se desenvuelvan en el mundo y que no pueden lograr nada por sí solos.
No cabe dudas de que el papel de los padres es proteger a sus hijos, pero ello no significa convertirse en sus guardaespaldas. Su misión es darles las herramientas que necesitan para que aprendan a defenderse solos y, sobre todo, transmitirles confianza y seguridad para que desarrollen una autoestima sólida. Llevar a los niños en coche, por comodidad, para que puedan dormir unos minutos más, les arrebata múltiples oportunidades de desarrollo.
Los niños terminarán pagando muy caro ese exceso de control, y los padres se están sometiendo a una sobrecarga excesiva que provoca estrés. Como resultado, aunque pueden estar más cerca de sus hijos, en realidad estarán cansados, malhumorados e irritables, por lo que sería más conveniente que descansaran un poco más y aprovecharan para disfrutar de horas de calidad con sus hijos con una actitud más relajada.
Comentarios