Cómo saber si tu hijo puede tener algún trastorno de aprendizaje

Una de las preocupaciones más frecuentes de los padres se refiere a los trastornos del aprendizaje. Y no es para menos ya que este problema es uno de los más comunes en los niños de edad escolar. De hecho, el Instituto Estadounidense Nacional de Salud estima que alrededor de 2,7 millones de niños sufren algún trastorno del aprendizaje, lo que representa casi el 6% de los escolares.

En realidad, cada niño tiene un ritmo particular y único para aprender. Por tanto, algunos tardarán un poco más en aprender a leer, reconocer los colores o dominar por completo la escritura. Sin embargo, eso no significa que padezca un trastorno de aprendizaje. Aún así, es conveniente que los padres se mantengan atentos a sus progresos.

Los signos que indican un trastorno de aprendizaje

En algunos casos, identificar un trastorno del aprendizaje como la dislexia o la discalculia suele ser bastante sencillo, tanto para los padres como para los maestros, ya que el pequeño presenta dificultades para aprender a leer o calcular. Sin embargo, en otros casos es más difícil identificar estos problemas ya que las manifestaciones de los trastornos de aprendizaje pueden variar de un niño a otro. Por ejemplo, quizás tu hijo es capaz de leer una frase pero no comprende su contenido, quizás no puede concentrarse en la lectura, a pesar de que se esfuerza, o quizás olvida continuamente los recados y muestra cierta torpeza motora.

De hecho, en algunos casos los signos de un trastorno del aprendizaje pueden pasar desapercibidos o confundirse con otras alteraciones, sobre todo durante los primeros años de vida, cuando existen periodos de altibajos en el desarrollo. Tanto es así que algunos especialistas consideran que no es posible diagnosticar un trastorno de aprendizaje con total certeza hasta que el niño no haya llegado al tercer grado de la escuela elemental.

¿Cuándo deberías preocuparte?

• Si el niño presenta un retraso en el habla; es decir, todos los niños de su misma edad ya han comenzado a hablar pero tu hijo aún no puede hacerlo o se encuentra en un nivel muy inferior.
• Si al pequeño le cuesta aprender y repetir nuevas palabras, incluso aquellas de fácil pronunciación.
• Si el niño tiene dificultades para sostener el lápiz, cuando ya ha logrado la coordinación motora fina y este problema persiste a pesar del entrenamiento.
• Si el pequeño tarda demasiado en aprender las letras del alfabeto o los números, cuando todos los niños de su edad ya lo han logrado.
• Si el niño es incapaz de seguir instrucciones claras y hay que repetirle varias veces la misma orden antes de que pueda cumplirla.
• Si el pequeño no presta atención y le cuesta concentrarse en una misma actividad, por lo que tiende a dejar las tareas a medias.
• Si el niño tiene problemas evidentes en la coordinación y la motricidad. Es decir, manifiesta dificultades al caminar, agarrar los objetos, realizar movimientos complicados como atarse los cordones de los zapatos o cambiar de postura.
• Si el niño olvida lo que aprende con facilidad, lo cual indica que tiene dificultades para retener los nuevos conocimientos.

En estos casos, los expertos recomiendan supervisar al niño durante un periodo de tiempo prudencial, brindándole todo tipo de ayuda para que pueda superar las dificultades por sí mismo. De hecho, es importante recordar que muchos niños pasan por periodos de retroceso momentáneos pero después alcanzan el nivel de sus coetáneos.

Sin embargo, si notas que el niño se esfuerza pero aún así no logra superar sus problemas, lo más recomendable es que consultes a un psicopedagogo. Recuerda que el diagnóstico y la intervención temprana de los trastornos de aprendizaje son fundamentales para superar esas limitaciones.