Educación

El sentido del humor no se hereda, se desarrolla

El sentido del humor no se hereda pero es imprescindible tenerlo

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Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

Alegrar a un niño suele ser tarea fácil, a veces hasta parece que están programados para ser felices. Sin embargo, lo cierto es que los niños no tienen una predisposición genética que les haga sentirse siempre alegres sino que van desarrollando esta capacidad a medida que crecen. Así lo ha demostrado un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Nuevo Hampshire en el que se encontró que antes del primer año de vida los niños son incapaces de captar por sí solos el tono jocoso de una situación.

En dicho estudio, los investigadores encontraron que el sentido del humor no está codificado en los genes de los niños al nacer sino que comienzan a desarrollarlo entre los 6 y 12 meses de edad, sobre todo a partir de la interacción con sus padres.

¿Cómo los niños desarrollan su sentido del humor?

En el estudio, los expertos se dieron a la tarea de analizar la reacción de unos 30 niños, con edades comprendidas entre los 6 y 12 meses, ante diferentes tipos de situaciones que iban desde escenas absurdas o simpáticas hasta imágenes neutrales. También les pidieron a los padres que reaccionaran ante tales escenas, ya fuera riéndose o mostrándose indiferentes según fuera el caso.

Durante los experimentos, los investigadores encontraron que cada vez que se cambiaba la situación, los niños de 6 meses miraban a sus padres buscando señales sobre cómo debían reaccionar. Si sus padres se reían o mantenían una actitud indiferente, los pequeños imitaban su comportamiento. Los expertos explicaron que esto sucede debido a un mecanismo innato que tienen los niños que les impulsa a analizar la reacción de sus padres ante cada situación para determinar si están seguros o corren algún tipo de peligro.

Sin embargo, cuando los investigadores aplicaron el mismo experimento a los niños de un año, los resultados fueron completamente diferentes: a partir de los doce meses los pequeños ya reaccionaban por sí solos ante las diferentes situaciones, independientemente de la respuesta de sus padres.

Los expertos concluyeron que lo que sucede es que los niños no nacen teniendo sentido del humor sino que lo adquieren a partir de la interacción con sus padres. Básicamente, a medida que crecen van aprendiendo lo que se considera divertido y lo que no, a través de las respuestas de sus progenitores, lo que explica por qué la simpatía de algunos niños, o la carencia de ella, suele ser tan similar a la de al menos uno de sus padres.

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Por tanto, si los padres suelen enfrentar la vida con sentido del humor y ríen a menudo, es probable que sus hijos aprendan a reaccionar de la misma forma. En cambio, si los padres se enfadan con facilidad y se mantienen irritables la mayor parte del tiempo, existen grandes probabilidades de que sus hijos también desarrollen este mal carácter.

3 buenas razones para estimular el sentido del humor en los niños

  1. Fortalece el sistema inmunitario. Expertos de la Universidad de Cardiff han demostrado que el buen humor fortalece el sistema inmunitario en los niños. Lo que sucede es que la risa aumenta los niveles de endorfinas a nivel cerebral, lo cual incrementa la sensación de placer, a la vez que reduce el riesgo de enfermar. De la misma forma, se ha demostrado que la risa regula la presión arterial, el funcionamiento cardiaco y ejercita los músculos del estómago.
  2. Estimula el aprendizaje. Un estudio realizado por investigadores de la Université Paris Ouest Nanterre La Défense, en Francia, demostró que los niños que más se divierten mientras aprenden nuevos contenidos, no solo aprenden mejor sino que también pueden reproducir mejor ese contenido, en comparación con los pequeños que se enfrentan al aprendizaje con una actitud más seria.
  3. Contribuye a tener una visión más positiva de la vida. El sentido del humor ayuda a tener una visión más optimista de la vida, a la vez que es una herramienta muy útil para aprender a enfrentar los problemas desde una perspectiva más desarrolladora. Se ha demostrado que los niños que ríen con más frecuencia solucionan mejor sus problemas y son más creativos en su vida cotidiana.

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