Si tienes un segundo hijo, no cometas estos errores
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Cuando se tiene el primer hijo puede que todo sean dudas y preocupaciones. Una vez que se es padre y madre habrán días más complicados que otros, pero será todo un aprendizaje. Quizá, una vez que te quedas embarazada de tu segundo hijo tengas más confianza en cuanto a lo que significa ser madre, pero no debes confiarte demasiado, porque si lo haces, los errores pueden aparecer y es mejor que no los cometas.
No pienses que el camino está hecho porque cada hijo es diferente, ni tampoco pienses que no cometerás los mismos fallos que la primera vez, ¡porque a veces ocurre! Es verdad que tienes más experiencia, y eso es importante, pero cada niño es un mundo y para que evites cometer algunos errores te vamos a explicar algunas cosas interesantes.
5 errores que no debes cometer con tu segundo hijo
A continuación vamos a explicarte algunos de los errores que es muy habitual que los padres cometan cuando tienen a su segundo hijo, pero que a partir de ahora podrás evitarlos por completo, ¡porque ya te hemos avisado!
1. Pensar que todo será más fácil
Es normal que quieras que la vida sea más fácil, sobre todo después del estrés y todas las noches sin dormir que pasaste con tu primer hijo. Pero en este caso, debes dejar de lado esa falsa seguridad porque tener a tu segundo hijo no te hará tener todo bajo control y además tendrás que manejarte bien con tus dos hijos. Tus tareas se multiplicarán y dispondrás de las únicas 24 horas que tiene un día, ni más ni menos.
Cada uno de tus hijos tendrá necesidades diferentes y quizá con el primero estabas muy cansada, pero ahora, además del cansancio tendrás que sumarle el estrés. Sí, podrás con todo, pero no será más sencillo ni por asomo.
2. Creer que tu segundo hijo será igual que el primero
Quizá tu primer hijo dormía muy bien y pienses que el segundo te saldrá también dormilón y la realidad es que ahora te hace pasar las noches en vela… ¡o al revés! Que el primero no te dejase dormir nunca y tu segundo hijo te ha salido bastante dormilón… cada niño es diferente y esto lo irás viendo día a día, ¡cada uno tendrá su propia personalidad y no tendrán nada que ver el uno con el otro!
3. No pasar tiempo con el hijo mayor
Un recién nacido absorbe mucho tiempo, porque es un ser dependiente, pero tu hijo mayor, no importa la edad que tenga, también te necesita. Tienes que dedicarle el mismo tiempo a tu primogénito, igual que hacías antes de que naciera el bebé. Si no puedes, al menos dedica un tiempo exclusivo al día para él.
Para eso, léele cuentos, jugad juntos (solo los dos), salid a pasear, ver algún programa de televisión que le guste, etc. Tu hijo primogénito no debe sentir que su hermano pequeño le ha quitado a su mamá o a su papá, porque entonces, comenzarán a salir los problemas de los celos.
4. Poner etiquetas o hacer comparaciones
Cuando ya tienes un hijo es posible que casi sin darte cuenta hagas comparaciones entre tu hijo menor y el mayor. Pero debes tener presente que cada uno tiene su propia idiosincrasia y que las comparaciones o las etiquetas nunca te van a ayudar a una buena crianza.
Tienes que respetar los ritmos de cada uno, nunca pongas una etiqueta ni positiva ni negativa. Cuando le dices a un niño que es de una manera u otra se lo creerá y pensará que los demás piensan que es así generándole ansiedad y malestar interno.
5. Olvidar que tu hijo mayor sigue siendo un niño
Quizá sin darte cuenta quieres que tu hijo mayor se comporte con más madurez o responsabilidad, pero la realidad es que sigue siendo un niño y no tienes que cambiar eso. Nunca le digas que tiene que ser un ejemplo para su hermano menor o que no tiene que llorar porque ya es grande.
El ejemplo de conducta debe ser el tuyo y tu hijo mayor tiene todo el derecho de seguir siendo un niño, es más, es necesario para su buen desarrollo integral.
Lo que importa sobre todo, es que disfrutes de tus dos hijos porque ambos te necesitan por igual. Necesitan tu amor incondicional, tus palabras de cariño, tus caricias, tus cuentos por la noche, tus abrazos cada día del año. Los dos son diferentes pero los dos son tus hijos y ellos, te querrán tal y como eres, porque para ellos, eres la mejor madre (o padre) del mundo.
No hay nadie que te pueda igualar y es por eso que tu amor incondicional es lo que realmente les ayudará a crecer y desarrollarse como personas íntegras, ¡diles que les quieres todos los días de tu vida!
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