Los riesgos de forzar a tu bebé a sentarse, gatear o caminar
Un camino al desarrollo saludable: respetando el ritmo natural de tu bebé en cada etapa inolvidable.
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A todos los padres les gusta ver la evolución de sus hijos y ser testigos de cómo consiguen sus primeros hitos. Desde la primera palabra que balbucean y su primera sonrisa hasta el momento en el que empiezan a gatear o dan sus primeros pasos, cada pequeño logro de sus hijos es motivo de felicidad en casa. Sin embargo, este entusiasmo hace que a veces los padres se dejen llevar por la emoción y se precipiten intentando estimular demasiado rápido el desarrollo de los niños.
Sin duda, la estimulación temprana no solo es importante, sino necesaria en los primeros años de un bebé ya que contribuye a que adquieran habilidades y se desarrollen de forma adecuada. Sin embargo, también es fundamental respetar el ritmo de cada niño y no forzarlo más allá de lo que es capaz de hacer en cada etapa de su desarrollo. Forzar a los niños a sentarse, gatear o caminar antes de que estén preparado para ellos no solo es contraproducente, sino peligroso para los bebés.
¿Por qué no deberías forzar el desarrollo natural de tu bebé?
La mayoría de las madres y los padres ha intentado en alguna ocasión sentar a su bebé o estimularlo a que gatee o camine antes de tiempo. Forma parte de su deseo de fomentar el desarrollo infantil y no lo hacen con malas intenciones, sino todo lo contrario. Sin embargo, lo cierto es que forzar al bebé a sentarse, gatear o caminar antes de que esté preparado no solo no ayudará a que lo consiga, sino que puede ser contraproducente para su desarrollo.
Al nacer, el bebé tiene las caderas en genu varo que no es más que una ligera abertura hacia afuera como consecuencia de la posición en la que ha permanecido en el vientre materno durante 9 meses. De esta manera, cuando nace es normal que tenga las piernas ligeramente arqueadas con las rodillas separadas. Una deformación que se irá corrigiendo paulatinamente a medida que el bebé crece ya que cuando se pone en pie carga todo su peso sobre las piernas, lo que irá modificando la forma arqueada de los primeros meses de vida. De ahí que este problema suela desaparecer de forma natural alrededor de los 2 o 3 años de vida.
Sin embargo, si este patrón natural y fisiológico se fuerza con posturas exageradas o antinaturales para su etapa de crecimiento como el hecho de animar al bebé a sentarse, gatear o caminar antes de tiempo o incluso, peor aún, ponerle en un andador, esta deformación podría acentuarse y generar un problema que tendría que solucionarse más adelante con un tratamiento fisioterapéutico. Vale aclarar que esto no significa que, si incitas a tu hijo a gatear o caminar antes de tiempo, sus piernas arqueadas no puedan alinearse de forma natural, sino que puede complejizar este proceso y, en casos puntuales, derivar en algún problema osteomuscular.
Por otra parte, forzar al bebé a sentarse, gatear o caminar antes de que esté preparado también puede generar una tensión innecesaria en el sistema osteomuscular inferior y/o la columna vertebral causando pequeñas lesiones que podrían evolucionar en trastornos más serios en la infancia. Esto además de generar caídas innecesarias que pueden comprometer la seguridad del más pequeño de casa.
¿A qué edad debería sentarse, gatear y caminar tu bebé?
Cada bebé se sienta, gatea y camina en un momento diferente, atendiendo a su propio desarrollo. Esto significa que no deberías comparar el crecimiento y la adquisición de habilidades de tu pequeño con el del hijo de tu amiga o su primo pequeño. Cada bebé es único y tiene sus propios ritmos, lo que significa que puede estar preparado más temprano o tarde para alcanzar estos hitos. Mientras algunos niños empiezan a dar sus primeros pasos alrededor de los 9 meses, otros pueden retrasar este momento a los 13 o 14 meses, incluso a veces más tarde.
Sin embargo, existen algunos tiempos bastante generalizados en los que la mayoría de bebés suelen alcanzar estos hitos y que pueden servir de patrón para saber si tu pequeño se está desarrollando adecuadamente y sin retrasos. Ten en cuenta que el desarrollo infantil suele ser lineal, de manera que primero debe ser capaz de sentarse por sí solo antes de poder gatear y, más adelante, caminar.
Lo más habitual es que alrededor de los 3 o 4 meses el bebé ya sea capaz de sostener su cabeza y, un poco más adelante, tendrá un mayor control del tronco, dos hitos que muestran cómo su tonicidad va mejorando y que le permitirán sentarse sin apoyo cuando llegue a los 6 o 7 meses. Sin embargo, no será hasta en torno a los 9 o 10 meses que el bebé adquiera una sedestación estable y sea capaz de permanecer sentado sin apoyo mientras realiza otras actividades como jugar o llevarse la comida a la boca.
Es a partir de este momento cuando el bebé está preparado para dar el siguiente paso y comenzar a gatear. No lo hacen todos los bebés, hay algunos que no gatean nunca y directamente comienzan a andar más adelante. Sin embargo, lo más habitual es que para los 10 u 11 meses de vida el bebé empieza a desplazarse por la habitación usando sus brazos para apoyarse y avanzar y sus piernas para ganar impulso y estabilidad. Notarás que está preparado para ello cuando sea capaz de girarse sobre sí mismo o balancearse y empiece a intentar llegar a los objetos que llaman su atención.
Ten en cuenta que la ausencia de gateo no es un impedimento para que el bebé pueda caminar más adelante. Lo importante no es la forma en la que se desplace, que puede ser gateando o rodando por el suelo, sino que tenga la intención de hacerlo y que poco a poco vaya progresando a patrones de desplazamiento cada vez más erguidos. Así, para cuando cumpla los 12 meses podrás esperar que un día se levante por sus propios pies y dé sus primeros pasos.
Antes de conseguirlo, el bebé debe tener un mayor control sobre su cuerpo, así como un mejor equilibro y ser capaz de mantenerse en pie solo con apoyo, el primer paso para que entre los 12 y 18 meses empiece a caminar. ¿Cómo saber si está preparado? Cuando el bebé muestre la intención de soltarse de su punto de apoyo y dar unos pasos por sí solo. Hasta ese momento, evita sostenerlo por los brazos para animarlo a andar ya que podría no estar preparado aún.
En cualquier caso, recuerda que sentarse, gatear o caminar antes o después no significa que exista necesariamente un problema o que el pequeño tenga una alteración, la mayoría de las veces se debe a que se desarrolla a un ritmo diferente. Sin embargo, si notas que su desarrollo es muy lento para su edad o notas que tiene alguna dificultad en particular, consulta a un especialista que pueda evaluar su caso y aclarar tus dudas.
- García, C. G. (2010). Patrón angular de las piernas del niño. En: Traumatología Infantil. Recuperado de https://www.traumatologiainfantil.com/es/piernas/patron-angular
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