Respeta el ritmo de aprendizaje de tus hijos
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Muchos padres se olvidan de la importancia de respetar los ritmos de aprendizaje de sus hijos cada día. Vivimos en un mundo lleno de prisas donde siempre se corre hacia todas partes. La rapidez e inmediatez parece que es lo normal en nuestra sociedad, y en este sentido, también parece que los niños tienen que ser más rápidos en todo. Pero no tiene que ser así, ni mucho menos.
Ritmos diferentes
Cada persona tenemos un ritmo diferente, ¡y los niños igual! Hay niños que empiezan a hablar antes que otros, niños pequeños que dejan el pañal muy pronto, otros niños que caminan antes o que empiezan a leer después… y nada es raro, simplemente hay que respetar el ritmo de cada uno. El aprendizaje puede ser más rápido o más lento, pero lo que importa es que los niños vayan avanzando en su desarrollo.
Hay niños más movidos que otros. Niños que juegan más solos y otros que solo quieren jugar acompañados. Para algunos niños estudiar es fácil, para otros, una pesadilla porque prefieren pasar su tiempo realizando actividades más interesantes para ellos. Cada uno vive las cosas a su manera y hay que respetarlo, y sobre todo, ayudar en el caso de que se presenten dificultades de algún tipo.
Sin comparar mejor
Es inevitable que los padres cuando hablan de sus hijos no les comparen. Hablan de sus hijos y piensan si los hijos de los demás han alcanzado antes los hitos de desarrollo que los suyos, si sacan mejores o peores notas o si su comportamiento es correcto o no. Cuando esto sucede, la mayoría de los padres sienten que tienen que hacer más por sus hijos, que no están haciendo lo suficiente o lo que es peor, que de algún modo están fallando a sus pequeños.
En este sentido, los padres creen que lo correcto es llenar a los hijos de actividades como tareas escolares, clases de refuerzo, grupos de juego… Son tantos los aspectos importantes en la vida de los niños que llega un momento que no saben hacia dónde es mejor caminar para que todo vaya bien.
Pon el freno
Pero no es necesario tanto, el mejor refuerzo y la mejor estimulación que pueden tener los niños, siempre es con sus padres. Es necesario que los padres recuerden que el aprendizaje y el desarrollo es un proceso, no es una meta. ¿Alguna vez has escuchado que nunca se para de aprender? ¡Exacto! La vida es un continuo aprendizaje, pero cuando tus hijos son pequeños… ¡tú eres su mejor guía!
Hay mucho que aprender además de entender matemáticas o lengua (que también es muy importante). Pero para poder avanzar en los hitos del desarrollo o en el aprendizaje académico, primero los niños deben ser FELICES. Deben tener sus emociones bien cuidadas para que de esa manera sean capaces de avanzar con confianza en sí mismos. Aprender a controlar la frustración, comprenderse a uno mismo y a los demás, volverse más fuerte emocionalmente es volverse más inteligente en todos los sentidos.
Sin competencias
Vivimos en una sociedad que parece que la vida es toda una competencia. Pero es cuestión de que los padres comencemos a educar a nuestros hijos sin pensar en la competición de manera constante. En lugar de eso, es mejor acompañarnos mutuamente, ayudarnos, confiar los unos en los otros… tener agradecimiento con la vida y con lo que se va consiguiendo. Parecen pensamientos increíbles pero sin duda podrían ser actitudes excelentes para poder vivir en una sociedad donde las personas realmente se apoyen unas a otras, sin importar la edad o la cultura.
En lugar de correr, de tener ese sentimiento de impulso… ¡confiemos en nosotros mismos! No compares a tus hijos con los hijos de los demás. No sientas que va retrasado o que tiene un problema, porque si no está diagnosticado en nada y en todo lo demás va bien, ¡solo tiene su propio ritmo! Tu hijo tiene fortalezas y debe aprender a que él mismo es valioso tal y como es. Sin más, ni menos.
Entiende el mundo de tu hijo
Comienza a entender el mundo de tu hijo, y recordar que durante su desarrollo tendrá sus propios ritmos, sus tiempos y sus procesos. Acepta y comprende de forma empática a tu hijo, y todo irá bien. Las personas necesitamos que nos nutran emocionalmente, que nos den cariño sin importar las condiciones. Necesitamos amor para evolucionar y de eso, no le puede faltar a tu hijo jamás.
Mira a los ojos a tu hijo para entenderle, sé consistente en tu crianza, sé su mejor ejemplo, muestra tus emociones… Y sobre todo, hazle ver cada día a tu hijo que crees en él. Que es único y especial. Confía en ti y en tu hijo, no tengas prisas para que crezca, respeta su ritmo. El tiempo y tu apoyo serán las dos bases más importantes para que tu hijo evolucione correctamente.
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