Respeta nuestro duelo
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El duelo de una mujer que aborta involuntariamente es el duelo de una madre por la pérdida de un hijo. Un hijo que no ha tenido en brazos, que no ha podido acariciar ni abrazar, que no ha amamantado ni tampoco ha educado… pero que sí ha sentido. Lo sintió en lo más profundo de sus entrañas y ese sentimiento no se olvidará jamás.
Palabras que duelen
Las personas que no saben qué es o qué no es lo que se siente cuando se tiene un aborto involuntario, pueden decir palabras muy dolorosas. No importa si fue al principio o al final del embarazo, el dolor siempre será enorme, aunque claro, cuanto más tiempo se lleva dentro, el dolor aún se magnifica más. En este sentido, si conoces a una mujer que ha pasado por un aborto involuntario, respeta su duelo y no digas cosas como:
- Al menos fue al principio
- Piensa que no sufrió
- Menos mal que no te dio tiempo a quererle
- Si lo hubieras tenido hubieran sido problemas
- Menos mal que no le viste la cara
- No vivió para sufrir
- Ya hace tiempo de eso, tendrás que superarlo algún día
- Al menos ahora estás bien
- Piensa que tienes otros hijos
- Tienes la suerte de que puedes tener otros hijos
Perder a un hijo duele SIEMPRE
Ninguna de estas frases tiene sentido para una mujer que ha sufrido un aborto involuntario. Perder a un hijo duele por encima de todas las cosas, sin importar si fue un aborto inicial o tardío… sea desde el vientre o desde los brazos. Cuando un hijo no nace porque se marcha antes de tiempo el sentimiento de dolor no se puede describir con palabras, todos los planes se esfuman, una vida que no será vivida marca el corazón para siempre.
Nunca habrán esas primeras veces que todas las madres sueñan y disfrutan, las prendas de ropa se quedarán en el armario, el vientre con estrías se quedará antes de tiempo sin ser el hogar del bebé que albergaba, la cuna se quedará vacía… Lo peor es que los brazos de los padres se quedarán sin el bebé que querían acunar, y el corazón duele y falta el aire porque el pecho comienza a apretar ya que el alma no solo duele, se siente que se desgarra.
Regala tu silencio
Si conoces a un padre o a una madre que está pasando por este periodo tan complicado, respeta su duelo. Regálales un abrazo, tu silencio o un “lo siento de corazón”. Nadie tiene el poder de hacer que su bebé vuelva y pueda crecer entre sus brazos, pero pueden aceptar tu apoyo. Lo que no podrán aceptar es que minimices su duelo… es una falta de respeto demasiado grande como para tolerarla.
Su dolor es para siempre
Su dolor lo llevarán consigo durante toda su vida, porque aunque no vieron la carita de su bebé o la vieron poco tiempo, es un dolor que no se cura. Siempre estará en su mente… y no es algo que les haga débiles, ni mucho menos. Les ayuda a recordar lo preciada y delicada que es la vida y lo injusta que puede ser a veces, incluso cuando ni siquiera se ha llegado a vivirla.
Si eres una madre o un padre que tiene un bebé nonato fallecido en su corazón o que vivió poco tiempo después de nacer, debes saber que eres una de las personas más fuertes que existen. Te esfuerzas cada día al amanecer para salir de la cama y enfrentar la vida. Vives, sonríes, trabajas, amas… incluso en momentos de debilidad cuando piensas en lo que pudo ser y no fue porque el destino te arrancó de tus entrañas a un ser que ya querías con todo tu corazón.
Y recuerda que si conoces a un padre o una madre que han perdido un bebé… Respeta su duelo.
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