Educación

Regala a tus hijos una infancia feliz sin heridas emocionales

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hijo infancia feliz
Mª José Roldán

Mª José RoldánMaestra y Psicopedagoga

No se da la importancia que debe tener, pero la infancia es la época más importante y decisiva en la vida de las personas. No siempre se le da esa relevancia y es un gran error, porque es entonces cuando crecen adultos rotos por una infancia descuidada. Es fundamental que como padres seamos capaces de regalar a nuestros hijos una infancia feliz sin heridas emocionales.

Las heridas emocionales son heridas silenciosas que no se ven, pero son las que peores cicatrices dejan en el alma. Son cicatrices difíciles de curar y en ocasiones no sanan nunca… Esto generará gran sufrimiento tanto a corto como a largo plazo en aquellas personas que en su infancia, se las hicieron.

La importancia de una infancia feliz

El ser humano tiene la capacidad de transformarse y adaptarse al medio. Tiene capacidad de cambio y siempre querrá estar mejor. Es por eso que los adultos debemos cuidar a los niños y luchar para que sean felices… es la única manera de que se conviertan en personas resilientes, empáticas y sobre todo, que sean felices.

La infancia comprende en la vida de los pequeños desde el período intrauterino hasta los 12 años aproximadamente, cuando nuestros pequeños se convierten en adolescentes. Como padre o madre es fundamental que contribuyas a que tus hijos tengan una infancia feliz. Y sí, puedes conseguirlo si pones de tu parte, ya que es un trabajo diario.

Contribuye para que tus hijos tengan una infancia feliz

A continuación te vamos a dar algunos consejos para que tus hijos puedan tener una infancia feliz y que crezcan sabiendo que son personas queridas, comprendidas y que están creciendo en un núcleo familiar estable en el que son importantes.

Regala tiempo y dedicación

Lo mejor que puedes hacer por tus hijos es regalarles tiempo de calidad y presencia. Necesitan sentir cómo son lo más importante en tu vida y cómo tu dedicación hacia ellos no tiene fin. Los niños crecen mucho más pronto de lo que te imaginas, y ese tiempo no volverá… la infancia se esfuma casi sin que te des cuenta, incluso en esos días que parecen interminables por tu agotamiento físico y mental.

Quizá pienses que no tienes tiempo, pero si este es tu pensamiento, debes cambiar tus prioridades ahora mismo. Es fundamental que tu tiempo se lo regales a tus hijos porque no solo necesitan tiempo de calidad, ¡necesitan todo el tiempo que puedas darles!

Requieren tiempo para jugar contigo, para que les mires mientras juega, para cocinarles, para leerles, para hacer con ellos las tareas del colegio, para enseñarles cosas de la vida, para llamarles la atención, para brindarles autonomía, para comer y cenar con ellos, para dormir, para cantar, para entender sus emociones, para calmar un llanto explosivo… ¡para todo!

El tiempo es oro y tus hijos necesitan este tesoro en su vida. Te necesitan a ti. No hay mejor inversión en la vida de tus hijos que tu tiempo en su infancia. El tiempo que no inviertes en la infancia de tus hijos pequeños, en la adolescencia se cobrará muy caro.

Enséñales a vivir

Tienen que aprender a vivir, a hacerlo bien, a cuidar de su salud. Aprender a ser responsables con ellos mismos y con los demás. A saber cuidar de su entorno, a comer bien, a dormir adecuadamente, a ser personas activas, a mantener una buena higiene en todos los sentidos, a estudiar…

Hay que enseñarles a vivir y a hacerlo con ganas. A darse cuenta de que la vida es un regalo de la naturaleza y que cada día es maravilloso. No hay que respirar para sobrevivir, no hay que pasar los días pensando en lo malo que sucede o las cosas que pueden ocurrirnos negativas.

Enséñales a vivir viendo el vaso medio lleno en lugar de medio vacío. Que sepan que son capaces de conseguir aquello que se propongan… porque no hay nada más fuerte que nuestro propio pensamiento ante la vida.

infancia sin heridas emocionales

Deja que jueguen y que hagan ruido

Un niño que juega y hace ruido es un niño feliz y sano. Proporciona a tus hijos oportunidades de juego de cualquier tipo: con agua, con tierra, con materiales… permite que su cuerpo y su mente se muevan al unísono, que aprendan jugando, que rían saltando… ¡la vida hay que vivirla y jugando es la mejor forma de saborearla!

Enséñales juegos de mesa, disfruta cocinando con tus hijos, pintando, montado en bici, jugando en la naturaleza, cantando… ¡hay que divertirse en familia! Porque esos serán los mejores recuerdos que guardan en su corazón.

Cuida la buena comunicación

Para cuidar una buena comunicación es importante que les escuches aunque no te digan nada concreto, que hables con ellos. Es fundamental que tus hijos se sientan escuchados y comprendidos todo el tiempo. Para ello muestra interés real por lo que te dicen, por lo que les sucede… que vean en ti la más sincera empatía hacia ellos.

Cuando tu hijo te hable, detente y escucha lo que tiene que decirte. Si estás haciendo algo, con cariño dile que cuando acabes le escucharás. Y luego, hazlo. Dile que estás listo/a para escuchar todo lo que tiene que decirte y activa todos tus sentidos para hacerlo.

Acepta a tu hijo

La mayor muestra de amor que puedes ofrecer a tus hijos para que tengan una infancia feliz y puedas evitar las heridas emocionales es: aceptarle tal y como es. Ámale de manera incondicional puesto que ésta es la base de su autoestima. No debes hacerle sentir avergonzado de su cuerpo, ni de su peso, ni de cómo se ve con cierta ropa.

Debes darle confianza desde bien pequeños para evitar heridas emocionales que incluso pueden derivar en trastornos. Por ejemplo, cuando un niño (o niña) no se siente bien con su cuerpo y en la seguridad del hogar no se siente aceptado porque le llaman “gordo” podría acabar sufriendo un trastorno de conducta alimentaria.

Tus hijos no necesitan regalos caros, ni que te pases el día trabajando para ofrecerle esas cosas materiales. Ellos necesitan tu tiempo, tus abrazos, tus besos, tus buenas palabras, tu amor incondicional… todo lo que puedas ofrecerle sin juicios y con total aceptación. Así, podrás construirles una infancia feliz.

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