El reflejo de succión en los recién nacidos
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Cuando los bebés nacen, tienen una serie de instintos básicos que les garantizan su supervivencia, entre ellos el reflejo de succión, el cual les permite alimentarse correctamente. De hecho, si los bebés no tienen este reflejo, significa que presentan una anomalía en su desarrollo.
El reflejo de succión no solo permite que el bebé se alimente, sino que estimula la producción de leche materna. Además, tiene un efecto calmante. El bebé se siente más seguro cuando está alimentándose en contacto piel con piel con la madre, por eso incluso puede quedarse dormido mientras le amamantan.
¿Qué es el reflejo de succión?
Para alimentarse, el bebé no solo debe abrir la boca sino también realizar una compleja coreografía de movimientos que le garanticen una succión adecuada. De hecho, la coordinación de la succión y la deglución es fundamental para que el bebé se pueda alimentar correctamente.
La laringe del bebé es más alta que la del adulto, irá descendiendo a medida que crece, lo cual aumenta la separación entre el tracto respiratorio y digestivo. Esto también le permite evitar los atragantamientos ya que coordina mejor la succión y la deglución con la respiración.
Esos movimientos son innatos y se activan gracias al reflejo de succión, el cual se comienza a desarrollar dentro del útero, cuando el bebé succiona y deglute el líquido amniótico. El reflejo de deglución se activa alrededor de la semana 16 de la gestación y en la semana 20 aparece el reflejo de succión. En la semana 32 ambos reflejos se coordinan, razón por la cual los bebés prematuros nacen preparados para amamantar.
Cuando cualquier objeto roza las mejillas o los labios del bebé, se activa su reflejo de succión. En ese momento, la lengua, que en los bebés se sitúa un poco más adelante que en los adultos, se coloca encima de la encía inferior y luego sale un poco en forma de U. A la vez, el maxilar inferior se eleva, dirigiéndose hacia la areola.
Simultáneamente, los labios sellan el pecho. De hecho, la cavidad oral de los bebés es más pequeña y hermética que la de los adultos, lo cual les ayuda a sujetar bien el pezón y amamantarse adecuadamente. Luego el bebé comienza a efectuar una presión intraoral negativa, de manera que comienza a salir la leche y esta fluye hasta la garganta.
Vale aclarar que el reflejo de succión es temporal ya que suele desaparecer entre los 6 y 9 meses de edad, aunque ello no significa que la madre deba suspender la lactancia ni que el bebé pierda la capacidad para succionar. En esta fase, el bebé ya es consciente de sus movimientos, por lo que se alimenta de manera voluntaria, no de forma refleja.
Los tipos de succión en los bebés
La succión correcta es aquella que fluye con naturalidad, sin causar molestias en el pecho de la madre. Si la madre siente dolor cuando amamanta a su pequeño, es porque la succión es incorrecta. Puede deberse a que el bebé tiene un frenillo lingual corto o simplemente por el uso de biberones de manera temprana.
Por otra parte, puede hacerse referencia a una succión madura, en cuyo caso el bebé realiza entre 10 y 30 succiones sin detenerse, lo cual desvela que es capaz de coordinar adecuadamente los reflejos de succión, deglución y respiración.
La succión inmadura es aquella en la que el bebé realiza apenas unas 5 succiones y luego se detiene, ya sea para descansar o tomar aire. Generalmente indica un problema de coordinación de los reflejos, aunque también puede deberse a que el bebé necesita esforzarse demasiado para obtener la leche materna y se agota.
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