¿Quieres un niño fuerte y seguro? ¡Deja que duerma contigo!
Dormir con nuestros hijos no les hace débiles; refuerza el apego seguro y vínculos afectivos.
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¿Te han dicho que dormir con tu hijo es malo? ¡Nada de esto! Cada vez son más los estudios que demuestran que los niños que duermen con sus padres son adultos seguros, con una gran autoestima y facilidad de adaptación. ¿Por qué? La respuesta se encuentra en el apego seguro y por ello es tan importante que esté presente en la vida de nuestros pequeños.
El apego seguro crea seguridad
Y, por ese mismo motivo, se le llama apego seguro. Los niños necesitan sentirse protegidos, amados y respaldados por sus padres sin importar la edad que tengan. Cuando permitimos a los niños dormir con nosotros, estamos provocando una serie de reacciones químicas en su cerebro que influenciaran la manera en la que ven y se enfrentan al mundo: se sentirán más seguros, por lo que serán más resilientes y menos propensos al miedo. Ofrecer entornos en los que el niño se sienta seguro en los primeros años de su vida marcará la relación que tendrá con sus padres, así como con el entorno que le rodea.
Aprenden más rápido: están más abiertos a nuevas experiencias
Cuando un niño se siente seguro, el miedo que siente ante las nuevas experiencias es relativo. Claro que los padres debemos ir con cuidado, pues pueden hacerse daño si son poco temerosos. Pero, lo importante está en el hecho de que los niños seguros se abren a más experiencias, lo que les permite aprender mucho más rápido.
Son más sociables: menos bullying
El pequeño que se siente amado y protegido es un niño feliz y como tal no tiene necesidad de causar daño a los demás niños. Así, se puede decir que los niños que duermen con sus padres son mucho más sociables y, por ende, tienen mucha menos tendencia a desarrollar personalidades antisociales con el tiempo.
Gestionan mejor sus emociones
La gestión de las emociones es algo que también se ve beneficiado del apego seguro y los niños que duermen con los padres son mucho más tolerantes. No se frustran fácilmente y, por ende, suelen ser mucho más exitosos en todos sus proyectos.
Muestran una alta autoestima y seguridad
Por último, merece la pena destacar que los niños y niñas que se siente seguros y que saben que sus papás siempre van a estar a su lado tienen muchísima más autoestima. El hecho de poder aprender más rápido y de tolerar mejor la frustración, les permite conseguir mejor sus objetivos, algo que incrementa esta seguridad en sí mismos.
¿Debemos dormir con nuestros hijos?
Pese a que los niños que comparten cama con sus padres son más felices y seguros, eso no implica que debamos cambiar las normas de la casa: si no hemos acostumbrado a nuestros hijos a dormir con nosotros, no cambiará nada porque ahora lo hagamos. De hecho, no hay necesidad alguna, pues con que sean felices basta para que puedan desarrollar correctamente este apego seguro. En este punto, merece la pena destacar que la importancia de los valores de la familia va por delante, por lo que dependerá de cada pareja escoger si permiten que sus hijos duerman con ello.
Sin embargo, y aunque decidamos que es mejor no dormir con los niños, esto no significa que debamos dejarles llorar toda la noche, cada día, hasta que se acostumbren a dormir solos. Para que esto suceda, los papás y mamás debemos seguir unas pautas y unas rutinas. De nada servirá que “obliguemos” a nuestro hijo a dormir solo cuando no se sienta seguro, ya que corremos el riesgo de causarle heridas emocionales.
¿Cómo debemos acostumbrar a los niños a dormir solos?
Cada niño y cada familia es un mundo, por lo que cada niño necesitará su tiempo para acostumbrarse a dormir solo.
Hay algunos profesionales que son partidarios de que el niño duerma en su cuna y en su habitación desde bien pequeños para que no se acostumbren a la presencia de los padres durante la noche. Sin embargo, esto puede ser complicado si optamos por la lactancia, ya que deberemos despertarnos e ir a la habitación del bebé cada vez que tenga hambre. Las que ya hemos sido madres sabemos lo que esto representa, ¿verdad?
De todos modos, acostumbrar al niño a unas rutinas antes de irse a la cama es algo que nos puede ayudar a la hora de que duerma solo: cenar (o darle la toma de la noche), ponerle el pijama, darle un baño con agua caliente y leerle un cuento es parte de una rutina para conciliar el sueño más fácilmente. Así mismo, podemos dejar una luz muy tenue en su habitación o en el pasillo de casa y darle un objeto de apego seguro. Y, si el niño llora, ir a verle. Debemos demostrar que siempre estamos al lado y que acudiremos cuando nos necesite. Lo importante en este caso: paciencia y mucho amor.
¿Cuándo debemos dejar de dormir con los peques?
Algunos niños son más independientes que otros. Esto significa que los pequeños de la casa dejarán la cama de papá y mamá cuando se sientan seguros. Mientras que hay niños que a los 7 u 8 años ya quieren dormir solos, hay niños que seguirán durmiendo con sus padres hasta los 10 años. Todo dependerá del desarrollo cognitivo del niño. De todos modos, lo que debemos comprender en este punto es que nuestros hijos no serán pequeños toda la vida, por lo que debemos aprovechar y disfrutar, plenamente, de estos momentos.
Dormir con los niños o no es una decisión que debe tomarse en familia y dependerá, en gran medida, del sistema de crianza por el que se quiere optar. Pese a que se ha demostrado que hay beneficios asociados al compartir cama en cuanto al desarrollo de los niños, no hay indicios de que este desarrollo vaya a verse afectado por no llevar a cabo esta práctica. Recordemos: los niños necesitan crear un apego seguro y esto es algo que podemos propiciar de muchas maneras diferentes. Así pues, lo que nunca debería faltar son las muestras de amor y de cariño que el pequeño recibe por parte de su familia desde su nacimiento.
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