¿Qué hago para que mi hijo obedezca?
Consigue que tu hijo obedezca, sin herirle emocionalmente
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La pregunta que encabeza este titular sin duda se la hacen muchos padres y la respuesta es simple: no hay que obligar a los niños a que obedezcan. La educación es un trabajo de empatía donde no debe haber un ser superior que controle a otro inferior, ni mucho menos. La relación de un padre con un hijo debe ser la del guía que enseña desde el respeto y el cariño.
La disciplina
La disciplina no debe basarse en una relación de poder y miedo, porque en este caso el niño sólo aprenderá que su voluntad no es importante, que no merece la pena que se esfuerce por sí mismo o que la motivación por conseguir las cosas no es necesaria. Además, su personalidad quedará dañada convirtiéndose en un niño temeroso, con ansiedad, inseguro y conflictivo. Con miedo, un niño puede obedecer en un momento determinado, pero a la larga no se solucionará el problema y además, se romperá el vínculo afectivo entre padres e hijos.
La disciplina nada tiene que ver con la disciplina tradicional, sino que en la actualidad la disciplina positiva es la que realmente está dando buenos resultados y los padres deben ceñirse a ella, para que los hijos obedezcan sí, pero desde el respeto, el cariño y el buen hacer. Tenéis que hablar el mismo idioma emocional.
Cómo conseguirlo
Normalmente cuando un padre o madre quiere que su hijo obedezca es porque se ha encerrado en una guerra de voluntades difícil de salir. Hay que evitar estas situaciones donde el conflicto está asegurado, no es nuestro objetivo que los hijos sientan que deben obedecer porque no les queda más remedio o porque ‘sus padres se lo dicen’. El objetivo es que los niños sepan que hay un camino a seguir por el cual sus padres les guían y que si tiene dificultades nunca estarán solos para poder superar los obstáculos. La figura de autoridad no debe dar miedo, debe dar confianza. Algunos consejos:
- Sé un buen ejemplo. Para que tu hijo sepa que eres el líder de la familia deberá ver cómo eres el mejor ejemplo. Por lo tanto, una forma de conseguirlo es que seas una persona firme y autoritaria siempre que debas serlo, pero sin que la palabra ‘autoridad’ sea inmoral. Tendrás que ser un buen ejemplo a seguir con las normas. Se puede ser firme, desde el respeto y el cariño.
- Utiliza la disciplina. Pero la disciplina positiva. Enseña autocontrol a tus hijos desde el respeto, sin abusar de tu posición de poder. En la disciplina positiva debe haber más guía que control.
- Sé claro en las normas. Para que tu hijo obedezca deberás ser claro en las normas, los niños deben saber qué es lo que se espera de ellos. Los hijos, de forma natural quieren satisfacer a los padres, pero deben saber qué es lo que se espera de ellos y cómo conseguirlo… las primeras veces necesitará tu guía y tu paciencia.
- Sé coherente. Si dices una vez que no, deberá ser que no. Deberás tomar decisiones con tu pareja para ir los dos en la misma línea educativa, en caso de no hacerlo, los niños se sentirán confundidos y no sabrán qué deben hacer.
- Las rutinas. La rutinas también ayudan a los niños a tener una estructura y a saber qué es lo que viene y qué deben hacer para que todo marche correctamente.
- Que no falte el amor. La familia no es una democracia ni tampoco una dictadura. Se trata de una relación donde el amor y el respeto ayudarán a los niños a convertirse en adultos responsables. La disciplina positiva le enseñará a tu hijo a obedecer y a hacer que se sienta protegido y seguro en el seno familiar.
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