Por qué se enfadan los niños
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Son muchas las cosas que pueden hacer que los niños se enfaden, exactamente igual que les ocurre a los adultos. Para muchos padres puede resultar difícil criar a niños que están enfadados, piensan que es agotador y sin darse cuenta, sus nervios también se aceleran. En muchas ocasiones cuando los niños se enfadan se quedan atrapados en una lucha de voluntades con sus padres donde parece que los progenitores siempre ganan con un ‘porque yo lo digo’.
Después, dudan de sí mismos como padres y se sienten culpables, avergonzados e ineptos por no haber sabido encaminar la situación conflictiva de otro modo. A muchos adultos de hoy en día, cuando eran niños les enseñaron que estar enfadados era una gran falta de respeto y de egoísmo hacia los demás, es decir, que no estaba permitido estar enfadado. Estas creencias obsoletas deben acabar porque entonces no se puede trabajar bien la ira de los niños, y es fundamental hacerlo por su bienestar. Es necesario trabajar las emociones en los niños, todas y cada una de ellas.
El enfado es una emoción NORMAL y aceptable
Lo primero que hay que hacer para poder manejar el enfado de los niños es dejar a un lado las enseñanzas obsoletas y empezar con cosas nuevas. Es importante enseñar a los niños que la ira y el enfado son normales, aceptables y que es totalmente habitual que se enfaden… Solo hay que aprender a manejar esa emoción para que no nos domine negativamente. Canalizar la ira hacia salidas productivas o al menos aceptables, pero jamás se debe negar o reprimir. Los obstáculos pueden hacernos más fuertes si nos desafían a crecer.
Los padres deben recordar que hay muchas cosas en la vida que nos hacen enfadar y es totalmente normal. Hay muchas cosas en la vida de los niños que también nos hacen enfadar como que ellos se enfaden pero estas reacciones también son normales. Los adultos deben permitir que los niños sientan todos sus sentimientos y modelen maneras aceptables de manejarlos, etiquetarlos y comunicarlos. Hay diferencias entre estar molesto, enfadado, decepcionado, indignado… y aunque estos sentimientos pueden tener poco sentido para los niños, a medida que nos hacemos mayores podemos distinguir entre estas diferentes emociones.
Por qué se enfadan los niños
Los niños responden con ira porque se sienten indefensos. Para entender por qué un niño se enfada más que otros niños se necesita tiempo y esfuerzo. ¿Qué desencadenó el estallido de ira? La cólera es generalmente una reacción a la frustración en los adultos. En los niños, sin embargo, la ira parece ser una emoción más genérica. Se puede desencadenar por vergüenza, soledad, aislamiento, ansiedad y/o dolor.
Los niños a menudo responden con rabia a este tipo de situaciones porque se sienten impotentes y no entienden la situación del todo, además de que sienten que no pueden cambiarla. De alguna manera, su ira es también una respuesta a la frustración.
Un niño que es especialmente desafiante puede estar comportándose de esta manera para contrarrestar la dependencia y los temores de pérdida. Un niño que se siente herido por una pérdida puede enfadarse como una forma de evitar sentirse triste e impotente. Si bien la ira no es la mejor emoción para sentirse en todos los casos, podría ser más fácil sacar el enfado que otras emociones que pueden ser más dolorosas.
A veces, la ira de un niño induce a un adulto a establecer reglas más claras, a explicar las cosas más a fondo o a hacer cambios en el ambiente del niño. En otras palabras, un niño puede haber aprendido que la ira es una bandera roja para que otros sepan que algo va mal. En estos casos, no es el niño realmente quién siente cólera (o siente solo ira), sino que saben que la ira provocará un cambio en el ambiente que puede ser para mejor.
En enfado no es agresividad
Es importante recordar que la ira no es lo mismo que la agresión. La ira es un sentimiento, mientras que la agresión es un comportamiento. La ira es un estado emocional temporal causado por la frustración, la agresión es a menudo un intento de hacer daño a una persona o de destruir sus cosas. Es importante señalar a los niños que la ira está bien, pero la agresión no. A los niños hay que enseñar otras maneras de manejar la frustración sin actuar de manera dañina o perjudicial.
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