El poder transformador del agradecimiento

‘Es de bien nacido ser agradecido’, este dicho popular es la verdad más grande que escucharás hoy y además, es un valor innegable que debes enseñar a tus hijos para que aprendan que no solo basta con decir gracias, si no que el ser agradecido va mucho más allá para poder conseguir realmente un bienestar emocional adecuado para un buen desarrollo integral humano.

Para que los niños aprendan realmente a ser agradecidos, sobre todo deberán entender qué significa y después aprender a serlo con tu buen ejemplo para poder disfrutar de todos los beneficios que tiene el ser agradecido en la vida para tener un buen equilibrio emocional durante toda la vida.

Ser agradecido

Hace unos 30 años, Martin Seligman y sus colegas lanzaron al mundo la ‘Psicología Positiva’. Aquí comenzó el estudio científico de emociones como la gratitud, el optimismo, el perdón, la felicidad, la compasión y el altruismo. En ese momento, esta era una idea revolucionaria en el campo de la psicología ya que la mayoría de los datos sobre las emociones humanas se habían centrado anteriormente en la ‘psicología negativa’, como la enfermedad mental, el trauma, la adicción y el estrés.

Lo que se ha demostrado en todo este tiempo es que cultivar la gratitud nos fortalece en tiempos de adversidad y agitación emocional, y conduce a una mayor felicidad y capacidad de recuperación. Además, de todos las virtudes que uno puede desarrollar, la gratitud está más fuertemente asociada con la salud mental.

La gratitud

La gratitud es la emoción que se relaciona con la capacidad de sentir y expresar agradecimiento y aprecio por la acción de otras personas. Tradicionalmente, el estudio de esta emoción ha sido relegado a los campos de la teología y la filosofía. En 2007, Robert Emmons comenzó a investigar la gratitud a través de una mirada psicológica. Descubrió que expresar gratitud mejora el bienestar mental, físico y relacional. Ser agradecido también afecta a la experiencia general de felicidad, y estos efectos tienden a ser duraderos.

Por este motivo, ser agradecido es mucho más que tan solo decir ‘gracias’, tiene muchos beneficios que deben estar presentes en nuestra vida y la de nuestros hijos. Algunos de estos beneficios son:

• Aumenta el bienestar físico, social y emocional
• Se tiene más optimismo y felicidad
• Más conexión con las demás persona
• Aumento de la autoestima
• Más energía física y mental
• El sistema inmune mejora así como la salud en general (corazón más fuerte, una presión arterial estable)
• Mejora la Inteligencia Emocional
• Mejora el rendimiento intelectual
• Capacidad de perdonar a los demás
• Menos estrés, ansiedad, depresión o dolores de cabeza
• Mejor autocuidado
• Menos egocentrismo y más humildad

Cómo trabajar la gratitud

La forma más conocida para trabajar la gratitud es el ‘diario de la gratitud’ donde se debe escribir las experiencias diarias por las que te sientes agradecido. La idea es escribir sobre al menos tres experiencias positivas con una base diaria. Los ejemplos incluyen; disfrutar de la naturaleza, cualquier elogio, una conversación agradable con un amigo, una buena taza de café o ayudar a alguien con un problema.

Registrar estas experiencias positivas aumenta los niveles de alerta, entusiasmo, determinación, atención y energía, especialmente cuando se compara con aquellos que se enfocaron en ocasiones negativas.

Para que este ejercicio tenga buenos resultados es necesario hacerlo durante dos semanas seguidas y sus efectos positivos pueden durar meses. Aunque lo ideal es escribir el diario de gratitud todos los días, sin limitaciones.

Una vez que tú aprendas a ser agradecido y realmente sientas gratitud en tu vida, podrás enseñarles a tus hijos este valor fundamental que les cambiará la vida para siempre.