¿Piensas que recompensar a tus hijos está mal?
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Hay padres que son reticentes a utilizar un sistema de recompensas porque creen que pueden ser una herramienta de disciplina poco efectiva o se confunde con el soborno. En realidad los sistemas de recompensa son una herramienta de disciplina efectiva pero los padres dudan porque proporcionan privilegios a un niño y creen que recompensar el buen comportamiento no es una buena idea porque debería ser la obligación del niño. A continuación vas a encontrar algunas dudas (y sus respuestas) más frecuentes en los padres en cuanto al sistema de recompensas.
¿La recompensa no es lo mismo que un soborno?
Hay una gran diferencia entre recompensas y sobornos. Un soborno es cuando le das un capricho a un niño que se porta mal a cambio de una promesa de que será bueno. Se le dice algo como: ‘Te compraré un helado si dejas de gritar’… Esto es un soborno.
Una recompensa, en cambio, se le da al niño después de que haya mostrado un buen comportamiento. Decirle a un niño antes de ir a la tienda: ‘Si sigues las reglas hoy, te dejaré escoger el postre para comprarlo y comerlo después’… Esto es una recompensa.
Las recompensas deben apuntar a un comportamiento específico y generalmente están planificadas previamente. Es importante seas tú quien establece las reglas sobre las recompensas. No permitas que tu hijo gane una recompensa porque él te chantajea diciendo: ‘Seré bueno si me compras algo’.
Las recompensas son saludables para los niños porque aprenden que se deben ganar los privilegios e incentivos adicionales. Los sobornos les enseñan a los niños a usar su comportamiento como una forma de manipular a los demás. Aunque los sobornos pueden ser tentadores, ya que hacen que los niños cambien su comportamiento de inmediato, no enseñan las habilidades adecuadas a largo plazo. En la vida real, no recibes el sueldo hasta que no realizas el trabajo.
No se debería de recompensar a los niños por el buen comportamiento porque es su obligación
Este pensamiento también es bastante habitual en los padres. Hay muchos comportamientos que se pueden trabajar con los sistemas de recompensas. A veces los niños necesitan un poco de ayuda extra para aprender las nuevas habilidades y también, un poco de motivación. Ciertamente no necesitan recompensas por cada buen comportamiento, pero estas pueden ayudar a motivarles a medida que abordan problemas de comportamiento específico.
Las recompensas pueden ayudar al control de nuevas habilidades, como las del manejo de la ira. Hasta que dominan estas habilidades, un programa de recompensa puede motivarles a cambiar su comportamiento y practicar las habilidades que están aprendiendo. Las recompensas con el tiempo se pueden eliminar y reemplazarse por elogios.
Recompensas a los niños, ¿pueden ser un problema educativo?
Los sistemas de recompensas no tienen que ser un problema educativo. De hecho, pueden ser una excelente forma de enseñar a los niños que los privilegios deben ganarse en lugar de otorgarse automáticamente.
Las consecuencias positivas motivan a personas de todas las edades. La mayoría de los adultos van a trabajar para recibir su recompensa en forma de sueldo a final del mes. Del mismo modo, los niños pueden aprender que el buen comportamiento dará lugar a más privilegios o recompensas adicionales.
Es probable que su hijo ya reciba privilegios e incentivos adicionales. Vincular los privilegios al buen comportamiento les enseña a los niños que tienen que ganar cosas en la vida. En ese sentido, los sistemas de recompensa pueden evitar que los niños crean que todo es ‘regalado’, ya que aprenderán el valor de las cosas cuando tengan que ganárselas.
Los niños no necesitan ganar recompensas todos los días. En cambio, los niños más pequeños se pueden beneficiar de una simple tabla de comportamiento con pegatinas. Los niños mayores pueden beneficiarse de un sistema de economía simbólica que les permita intercambiar fichas por recompensas más grandes.
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