Familia

Un papá no “ayuda” con el bebé, simplemente ejerce la paternidad

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Padre
Jennifer Delgado

Jennifer DelgadoEducadora, psicóloga y psicopedagoga

El papá que acude al llanto de su bebé, que le cambia los pañales, le da de comer y lo mece hasta que se duerme no está “ayudando” a la mamá sino simplemente ejerciendo su rol de padre, una de las tareas más maravillosas que realizará en su vida.

De hecho, es curioso que aún sigamos escuchando frases como mi pareja me ayuda mucho con nuestro hijo o le ayudo a mi mujer con los niños. Este tipo de frases, muy arraigadas en nuestra cultura, presuponen que la responsabilidad del cuidado de los hijos es de la madre, y que el padre solo tiene que colaborar de manera puntual.

Esta visión también se aprecia en las instituciones. En España, por ejemplo, las mujeres tienen el doble de semanas de permiso de maternidad que los padres. En Eslovenia los padres solo tienen 11 días de permiso, en Bélgica 10 días, en Suiza apenas 3 días y en Holanda solo 2 días. De esta forma se presupone que la tarea de cuidar de los hijos es exclusiva de la madre.

El cerebro del papá también cambia cuando nace su bebé

La propia ciencia también ha contribuido a marcar estas diferencias ya que se han realizado muchísimos estudios sobre el impacto del rol materno en el desarrollo infantil y solo ahora se está comenzando a investigar la importancia del apego con el padre.

Por suerte, ahora sabemos que el cerebro de los padres también cambia cuando nace el bebé. En un estudio realizado en la Universidad de Denver y publicado en la revista Social Neuroscience analizaron el cerebro de 16 padres algunas semanas después del nacimiento de su hijo y tres o cuatro meses más tarde. Los investigadores comprobaron que se produjo un aumento del volumen en las zonas vinculadas con la regulación emocional y la motivación, como el hipotálamo y la amígdala. Además, los padres que sufrieron estas transformaciones eran menos propensos a sufrir síntomas depresivos.

También se ha apreciado que la cantidad de oxitocina, conocida como la hormona del amor, que puede segregar un padre que ejerce como cuidador primario de su pequeño, es la misma que segrega la madre cuando es ella quien asume esta función.

Paternidad

La figura del padre es tan relevante como la de la madre

Un estudio reciente llevado a cabo en la Universidad de Connecticut y publicado en la revista Personality and Social Psychology Review analizó nada más y nada menos que a 10.000 padres y sus hijos. Estos psicólogos descubrieron que cuando los padres se comportaban de manera fría y distante, el desarrollo infantil se afectaba. Es probable que estos niños se sintieran rechazados y, como consecuencia, mostraban signos de ansiedad e inseguridad. Además, aumentaban las probabilidades de que manifestaran comportamientos agresivos a medida que crecían.

Esto nos indica que el vínculo que el niño establece con el padre es tan importante para su desarrollo psicológico como el que establece con la madre. Por tanto, los padres no pueden ni deben tener un papel secundario en la educación de sus hijos.

Cuidar a un hijo no es cuestión de género

Es importante que dejemos atrás las diferencias de género: la buena crianza es cuestión de personas, de amor, aceptación y comprensión. Cada miembro de la pareja debe decidir el reparto de las tareas del hogar y los cuidados de los hijos en base a su disponibilidad pero también teniendo en cuenta que la responsabilidad es compartida y que los niños necesitan la atención y el cariño de ambos progenitores.

Cuidar a los hijos es una tarea compartida. Por eso, los padres que llevan a los niños al pediatra, que les calman cuando lloran y que se preocupan por su alimentación no están ayudando a las madres sino simplemente cumpliendo con su responsabilidad y ejerciendo la paternidad.

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