Los padres tampoco lo tienen fácil, ¡libran sus propias batallas!
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Lo habitual es leer o hablar sobre lo complicado que lo tiene la mujer en la maternidad. Puesto que es muy complicado el embarazo, pasar por el parto, recuperarse del mismo, la lactancia materna, volver al trabajo cuando aún se está lactando o cuando no se ha recuperado del todo del parto… Es complicado, y esto todo el mundo lo sabe y debe ser consciente de ello. Pero de lo que no se habla es de que los padres tampoco lo tienen del todo fácil.
Parece que ellos se vuelven invisibles porque es la mujer la que lo “padece” todo, y ellos, que están acompañando no se pueden quejar ni tan siquiera estar mal. ¡Porque ellos no pasan por lo mismo que la mujer! Pero se nos olvida que ellos también son humanos, tienen emociones y también comienzan una nueva etapa en su vida: la paternidad.
Padre, pareja y hombre
Nadie dijo que fuese fácil entrar en el mundo de la paternidad, menos aún cuando parece que la resignación es el único camino para poder disfrutar de la vida familiar. Resignación al cansancio, a pasar las noches en vela, a preparar biberones a las 4 de la mañana, a no tener una vida sexual tan activa como antes de ser padre, a tener que asumir más gastos, a que te llamen egoísta cuando no entiendes una rabieta de una niña de 3 años en mitad de un centro comercial, a tener que ver como tus hijos se pelean por el “amor de mami” pero no por el tuyo…
Es complicado disciplinar según exige la sociedad de hoy en día: muchas emociones, disciplina positiva y ningún grito a los hijos. Si estás nervioso o cansado debes contar hasta 10 antes de contestar a los hijos para no provocar en ellos graves consecuencias emocionales. Y aunque esto es cierto, es complicado partiendo de la base de que la generación de padres de hoy, vivieron una infancia donde los padres (ahora abuelos) no distinguían muy bien sus propias emociones ni sabían qué era la inteligencia emocional.
Una época donde la “mano dura” y el “miedo” era la mejor disciplina en una sociedad aún fragmentada por el machismo. Afortunadamente, eso es cosa del pasado y pocos resquicios queda de eso en los hogares, pero como a los padres de hoy no se les enseñó a crecer con inteligencia emocional porque recibieron “mano dura”, resulta más complicado ser “un padre ejemplar”.
Cada vez menos olvidados y más necesitados
Exigen mucho a los padres de hoy en día y si no están a la altura es que son egoístas, déspotas o malos padres. Pero la realidad es que ellos también son padres y están lidiando con su propio aprendizaje, ¡que le enseñan sus hijos! Cada día para ellos también es un reto, deben aprender cosas nuevas para educar a sus hijos de forma equilibrada.
Ellos también salen a trabajar, tienen que hacer las tareas del hogar, estar con los niños, buscar tiempo para ellos y atender a la pareja, a sus familiares, amigos… Para ellos esto también es difícil y es un tema del que se debería concienciar la sociedad. Porque hoy, madres y padres van cogidos de la mano en cuanto a la crianza de sus hijos, ¡y eso es una fortuna para los hijos! Aunque no todos los días sean un camino de rosas… Saben que su papel es crucial para el buen desarrollo de sus hijos y para el buen clima familiar.
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