Nunca obligues a comer a tus hijos
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Hazte una pregunta; ¿tú comes sin hambre? Es posible que tu respuesta sea negativa. A un niño nunca hay que obligarle a comer si no quiere por varias razones: se generará aversión hacia la comida, tendrá una relación poco saludable con el comer y obligar es agresivo. Un niño que es obligado a comer sin hambre solo sentirá sentimientos adversos tanto hacia los alimentos como hacia el cuidador que está siendo agresivo y hostil con él solo para que coma algo que no quiere comer.
Los bebés y los niños pequeños saben cuando no tienen hambre o no quieren seguir comiendo. Hacen caso a su detector de saciedad. No son como los adultos que pueden seguir comiendo solo por gula, aburrimiento o ansiedad. Los niños pequeños y los bebés, cuando no tienen hambre, simplemente no siguen comiendo, ¡porque realmente no necesitan hacerlo! Entonces, ¿por qué obligarles? Lo más probable que solo acaben con dolor de vientre o vomitando.
Es sentido común
Los niños comen menos de lo que te puedas imaginar, su estómago no es igual de grande que el tuyo. Permite que tus hijos coman lo que quieran y no lo que tú quieras… Hasta no hace mucho tiempo no habían batidoras que hicieran purés y los niños comían la comida que hacían los adultos en trozos más pequeños o machacados con el tenedor y con cuidado de que no se atragantasen.
En la actualidad los niños toman puré demasiado tiempo por el miedo de los padres a que se atraganten ya que años atrás habían atragantamientos por comer comida machacada con un tenedor pero no lo suficiente… Pero los pequeños deben comenzar a probar los alimentos, ¡y más si ya tienen las muelas fuera!
Hazle caso cuando muestre señales de no querer más
Si tu hijo es un bebé te mostrará señales de que no quiere más apartando la cara o diciéndote que no con la mirada. Cuando es un niño pequeño puede que directamente te diga que no quiera más. Si es así, retira el plato y no insistas. Realmente es que no quiere más. No está desperdiciando la comida, simplemente está haciendo caso a su cuerpo, ¡y los adultos deberíamos hacerlo también!
Los niños saben cuando tienen hambre y cuando no lo tienen. Es algo natural que todo ser vivo sabe distinguir.
Cuando la comida no le gusta
Es posible que tú también tengas alimentos que te gustan más y otros que te gustan menos. ¡A los niños les pasa igual! Sus papilas gustativas les dicen qué alimentos son más sabrosos y cuáles lo son menos. Los niños necesitan probar un alimento muchas veces hasta descubren que les gusta realmente y además, pasan por diferentes etapas.
Durante los primeros meses lo prueban todo (absolutamente todo) y es a partir del año y medio cuando comienzan a discriminar aquellos alimentos que más disfrutan de los que lo hacen menos. Pero no hay que presionan a ningún niño de ninguna edad para que coma, por ejemplo, mucha verdura o mucho pescado… Si no le insistes comerá de todo aunque sea poco, pero si le insistes demasiado, acabará aborreciendo la verdura o el pescado.
Hay cosas más importantes que presionar a un niño que sabe cuando tiene hambre y cuando no la tiene. Es necesario presentarle todo tipo de comidas, ser un buen ejemplo de alimentación saludable y ser flexible ante los alimentos que se compran. De este modo, y casi sin que te des cuenta, tus hijos se convertirán en comedores saludables. Eso sí, deja la presión y las obligaciones a un lado porque entonces, solo conseguirás lo contrario y lo peor, que tengan más probabilidades de acabar teniendo sobrepeso y una mala salud.
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