Nunca le hables mal a tus hijos de su madre o padre
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No importa lo que suceda, no importa lo que sientas hacia el otro progenitor, nunca está permitido hablar mal a tus hijos de su padre o madre. No está permitido porque les crearás una herida emocional que no sanará fácilmente (¡si es que llega a sanar algún día!). Para tus hijos la vida no es la misma desde que su padre o madre se fue de casa. Las fechas señaladas son recordatorios de que ya no está a su lado todos los días, y lo pasan mal.
Porque en una separación o divorcio no son solo los padres quienes lo pasan mal, los niños, suelen ser los más afectados en todo esto. Ellos solo quieren volver a la normalidad, ver a sus padres juntos de nuevo, que la familia vuelva a estar unida… O al menos esto lo quieren al principio, cuando el dolor es más profundo.
Aunque la madre o el padre se merezca que hablen mal de él/ella, aunque el dolor sea profundo… simplemente no lo hagas. Reconduce tu dolor para que tus hijos no sientan que quieres hacerle daño de algún modo u otro. Los niños crecerán y se darán cuenta de las cosas, no es necesario que les tengas que decir nada doloroso… ellos juzgarán a medida que se hagan mayores sobre las acciones de su padre o madre, no tienes que generar malestar emocional hablando mal.
Quizá aprenda a vivir sin su otro progenitor y al final, le perdone para poder liberar el dolor emocional que ha sentido tiempo atrás. Pero es un proceso interno en el que no debes interferir, aunque si lo necesita, si debes guiar sus emociones para que pueda entenderlas y procesarlas.
Nadie es perfecto
Nadie es perfecto en esta vida. Nadie sabe cómo ser padre o madre, algunos pueden ser mejores que otros, pero nadie tiene la excelencia en ello. Lo importante es hacerlo lo mejor que uno pueda, pensando siempre en el bien de los hijos y del núcleo familiar, ya sea con los padres juntos o separados. Un padre se puede equivocar con sus hijos alguna vez, pero es importante aprender de esos errores para intentar hacerlo mejor en el futuro.
Ser padre o madre es dar lo mejor de ti a pesar de la tempestad, a pesar de las dificultades… Luchar por tus hijos y que ellos siempre sean tu prioridad, aunque sin olvidarte de ti mismo/a. Si estás viviendo con una persona que no te respeta o que os hace daño, dejarle marchar de vuestras vidas es la decisión más sabia, porque podréis vivir con tranquilidad a pesar de lo vivido… Pero una vez fuera de vuestras vidas no merece la pena gastar energía maldiciendo a otra persona y menos delante de tus hijos. Ellos también necesitan vivir tranquilos sin envenenar sus pensamientos.
Piensa en el bienestar de tus hijos
Si quieres pensar en el bienestar de tus hijos entonces nunca hables mal de su padre o de su madre. Solo les harás más daño con ese veneno en forma de palabras. No lo hagas, es mejor que te centres en la felicidad de tus hijos y en que estéis bien juntos. Quizá creas que es de justicia que tus hijos sepan lo mala persona que es su padre o madre, pero en realidad les estás haciendo un flaco favor que solo les provocará daño emocional.
No dejes que la ira y el rencor oscurezcan tu corazón puesto que solo estarás creando más dolor y odio, algo que no es justo ni bueno para tus hijos.
No hables mal de los padres a los hijos
Cuando hablas mal a tus hijos de su madre o padre, estarás faltando al respeto a tu hijo como persona y además estarás envenenando un pensamiento inocente. Tus hijos no tienen la culpa de que su madre o padre sea esa persona que escogiste para tenerle, ni tú tampoco tienes la culpa de lo que os hizo.
No es necesario que le digas nada malo de su otro progenitor, ellos se darán cuenta de lo que pasa. No quieras correr en contarles algo con mala sangre porque se darán cuenta. Pero claro, si un día tu hijo te pregunta cosas, cuéntale la verdad, de forma sincera y sin rencores. Aboga siempre por la calma… deja el odio a un lado.
Cuando tu hijo crezca se sentirá agradecido de que no le hayas hablado mal de su padre o madre aunque se lo mereciera. Se dará cuenta de lo que significa respetar a otra persona, aunque no siempre lo merezca. Por encima de ti o de tus emociones, está el bienestar emocional y mental de tu hijo. Piensa en eso.
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