NUNCA dejes solo a un niño que está triste
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¿Sabes por qué nunca debes dejar solo a un niño que está triste? Porque no sabrá qué hacer. Incluso hay adultos que cuando están tristes no entienden sus emociones ni saben qué hacer para encontrarse mejor… Entonces, ¿por qué se pretende que los niños sí sepan hacerlo? Ellos necesitan la guía y el apoyo emocional constante de los adultos para poder entender el amasijo emocional interno.
La tristeza como emoción
Los niños pueden sentir tristeza y lo manifiestan desde que tienen tan solo unos meses de vida. En su rostro se muestra aunque no entiendan qué es lo que les pasa exactamente. Las causas de la tristeza infantil pueden ser muchas y muy variadas, como la pérdida de un ser querido o de una posesión (como un juguete preferido), porque alguien o ellos mismos están enfermos, porque existe algún problema físico, se le niega algo que quiere, etc. Cuando un niño está triste puede sentirse tremendamente solo.
Si los niños están tristes necesitan ser tratados con dulzura y mucho cariño, incluso cuando los pequeños no estén teniendo su mejor comportamiento. Necesitan que el adulto les guíe y les indique por el sendero emocional que deben transitar… solo de esta manera su estado de ánimo irá mejorando.
Explica el motivo de la tristeza
Para que un niño pueda entender la emoción de la tristeza, deberá comprender por qué está de ese modo. En este sentido, es necesario explicarle, dentro de la medida de lo posible o al menos, de forma que el menor pueda entenderlo, por qué se siente triste y qué puede hacer en ese momento para estar mejor.
En caso de que la tristeza sea demasiado profunda, el adulto deberá observar de cerca al menor para poder llevarle al médico en cuanto sea necesario. Los niños, aunque sean pequeños, también pueden tener depresión infantil y esto, puede volverse muy peligroso para su salud mental.
Los niños que sienten desilusión se pueden sentir tristes por no lograr una meta, como aprobar un examen o ganar un trofeo deportivo después de mucho esfuerzo. Se tendrá que hablar con el menor para darle los ánimos y que intente ver lo positivo de la situación. Es muy importante hablar con el niño para que aprenda a ver que las personas pueden equivocarse o comportarse mal, y no solo él mismo. Él puede controlar sus acciones, pero no las de los demás (como por ejemplo, que un juez le otorgue el premio a otra persona que quizá se lo haya merecido menos…).
Es necesario que los niños se den cuenta de que pueden aprender de cualquier situación y que esto les ayudará a tener mejores herramientas la próxima vez. Además, los niños deben tener la confianza suficiente con el adulto para que le cuente cosas que le alegran y no solo aquello que le ponen triste.
Cuidado con las conductas agresivas
En muchas ocasiones, los niños cuando no entienden sus emociones pueden tener conductas agresivas o manipuladoras, porque no saben cómo estar bien y tienen ese comportamiento disruptivo. En estos casos, los padres deben escuchar con atención al niño para que el pequeño sienta que puede confiar en ellos en todo momento. El adulto debe ser la guía del niño para que se sienta bien y se dé cuenta de que un mal comportamiento solo le hará sentir peor y los demás se alejarán de su lado.
En caso de que sean otros los que le hacen sentir mal, entonces debe saber que siempre puede escoger otras amistades que sean más enriquecedoras.
La seguridad emocional
Los niños para sentirse seguros emocionalmente necesitan una escucha amorosa por parte del adulto, el cariño y el afecto en las palabras… Jamás hay que dejarle solo ante su tristeza interna y mucho menos recriminarle ese estado emocional. Si ha tenido una mala conducta que debe tener consecuencias, es necesario atacar la actitud y jamás al niño como persona.
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