Las noches de la madre lactante
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La madre lactante es una madre que amamanta, que se despierta por las noches para alimentar a su bebé siempre que lo necesite (a demanda). Su descanso pasa a un segundo plano porque lo que importa es que su pequeño esté bien alimentado y atendido. Pero además de no dormir, de apenas conciliar el sueño durante mucho tiempo seguido, se levanta con una sonrisa cada mañana a hacer sus rutinas diarias.
La belleza de la lactancia
Aunque sea cansado, no podemos negar que la lactancia materna es lo más bonito del mundo. Una madre sabe que su bebé la necesita más que a nada en el mundo, la necesita para sobrevivir, para crecer, para aprender… para todo.
Una madre lactante necesita ser una mujer ingeniosa para poder amamantar por la noche de forma práctica para que sea cómodo. Las noches pueden ser muy largas y agotadoras, sobre todo cuando no has descansado nada y tienes que levantarte. Es frustrante y cansado, porque aunque la lactancia sea maravillosa también tiene una parte oscura que no se puede negar: el cansancio extremo de la madre.
Madre lactante
Quizá en mitad de la noche y de todo tu cansancio, te preguntes: “¿Cuándo tu bebé dejará el pecho?” Pero luego ves su precioso rostro y piensas que no te importa, que mientras te necesite estarás a su lado para que amamante. También hay quienes te dicen que destetes a tu bebé durante la noche cuanto antes porque siempre estás muy cansada y cuanto más tardes peor será. Tus sentimientos ambivalentes se cruzan en tu corazón en mitad de la noche.
Una madre lactante no duerme como los demás, duerme al lado de la cuna pegada a la cama para que la lactancia sea más sencilla para que cuando sean las 2, las 3, las 4 o las 5 de la mañana, dar el pecho al bebé no se convierta en una odisea. Así con la luz tenue alimentas a tu pequeño tesoro. Así, escuchas su respiración, ves que está bien, sabes cuándo tiene hambre, le puedes atender enseguida.
No importa si has dormido 3 horas seguidas o solo 3 minutos, si tu bebé te necesita te despiertas enseguida. La naturaleza te ha dotado de un instinto maternal para que a tu bebé no le falte de nada mientras tú estés a su lado.
Perfeccionas la posición de lactancia para que tu bebé esté cómodo pero también para estarlo tú, tienes todo a mano por si tienes que cambiarle el pañal… sabes qué pecho toca para empezar entre toma y toma, a veces te duermes con tu bebé mientras le amamantas y después se duerme, a veces no te duermes y te desvelas…. Son noches largas, pero al mismo tiempo, son mágicas porque la naturaleza te ha dado el regalo de lactar a tu bebé.
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