No quieras ser una madre perfecta, sé una buena madre
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Dicen que no existe la madre perfecta, pero la realidad es que a los ojos de los niños todas las madres son las mejores del mundo. Si bien es cierto que la perfección no existe y eso lo sabemos todos los adultos, la realidad es que sin llegar a la perfección hay muchas formas diferentes de ser buenas madres y que a ojos de nuestros hijos, sí seamos las madres perfectas.
Ser madre no es fácil…
Sobre todo si eres madre primeriza. Las noches sin dormir, los nervios de que quieras que todo salga bien y que tu hijo esté bien atendido, las preocupaciones de madre, el cansancio adicional, el no tener tiempo para ti ni para tu descanso… son muchas las cosas que se ponen difíciles cuando se es madre.
Los bebés recién nacidos son los jefes más exigentes y a medida que crecen se convierte en toda una carrera de obstáculos para las madres… “¿Lo estaré haciendo bien?” Es la pregunta que a todas se les pasa por la cabeza en algún momento u otro.
Todo lo que era tuyo ya no es, todo cambia… has pasado a una nueva etapa de tu vida: ser madre. Pero ser madre no es renunciar a ti, más bien debes cuidarte incluso más para poder ser la mejor madre, aunque no seas perfecta. Sigues siendo tú y ahora eres mejor que antes, quizá al principio no te des cuenta porque el cansancio no te lo permite ver, pero poco a poco te darás cuenta cómo tu vida anterior era una vida diferente, pero la que tienes ahora como madre, es inmensamente mejor.
…pero es el mejor regalo que la vida te puede dar
Sus sonrisas, las caricias, sus palabras, sus abrazos… todo lo que tiene que ver con tus hijos es lo más maravilloso que puedas tener en tu vida. Tu hijo es tu amor verdadero, no hay otro igual. No encontrarás otro sentimiento en el mundo que se asemeje al que sientes por tus hijos… ellos son lo más grande, lo más importante, ellos lo son todo y tu instinto así te lo dirá cada día de tu vida.
Muchas madres se frustran pensando en que quieren ser madres perfectas, lloran desconsoladas cuando no consiguen ser lo que ‘deberían ser’, piensan que erran como madres o lo peor… sienten que son malas madres. Pero una madre que ama a sus hijos por encima de todo y que cada día intenta hacerlo lo mejor que sabe/puede, jamás podrá ser una mala madre.
No es necesario ser perfecta para ser buena madre. Una buena madre es la que lo intenta y la que busca el camino para serlo. La que no se queda de brazos cruzados si algo sale mal y busca la forma de solucionarlo. Una buena madre pide perdón a sus hijos si en algún momento les ha gritado por tensión o estrés. Una buena madre se equivoca porque es humana, porque sabe que no es perfecta, porque la perfección no existe.
Todas tenemos miedos e inseguridades
Todas las madres del mundo tenemos miedos e inseguridades, e incluso esas que te parecen tan perfectas desde una perspectiva irreal -porque no lo son-. Pero aunque tengamos miedos e inseguridades, somos tan grandes que podemos ser capaces de afrontar los obstáculos del día, por difíciles que sean… por y para nuestros hijos, porque su amor incondicional por nosotras y nuestro sentimiento de amor insuperable hacia ellos, puede con todo. El amor infinito es lo que une a las madres con sus hijos, y ese es el privilegio más grande que la naturaleza nos otorga.
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