No es necesario educar con amenazas
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Educar a los hijos no es fácil y hay veces que los padres recurren a las amenazas cuando se sienten tan frustrados ante la desobediencia de sus hijos que ya no saben qué más pueden hacer. Las amenazas son fruto de la desesperación en cuanto a la educación de los hijos, pero en realidad son inútiles y a largo plazo pueden traer problemas en la educación de los niños.
Las amenazas son útiles mientras los niños tienen miedo pero a medida que crecen y lo pierdan, ya no servirán de nada. Y lo peor no solo es el uso de la amenaza, sino que el respeto entre padres e hijos brillará por su ausencia. Los padres que las utilizan normalmente es porque han perdido el control y no saben obrar de otra manera.
No hay instrucciones
Cuando se es padre o madre no se tiene un manual de instrucciones, se hace lo mejor que se puede aunque no siempre es como a uno le gustaría. A veces por estrés, por cansancio, por falta de tiempo… la educación hacia los hijos puede parecer un poco tensa. Pero es necesario tener en cuenta que las amenazas es agresividad y ningún tipo de agresión, ni física ni verbal es adecuada para la educación de los hijos.
Las amenazas son una forma de maltrato hacia los hijos o hacia cualquier persona a las que se le digan. Las amenazas suelen ir acompañadas de malas palabras o palabras pasivo agresivas que duelen enormemente a los niños y que les afectan en su comportamiento. Los padres y las madres piensan que les aporta autoridad pero en realidad no sirve a largo plazo. Lo único que consigue este tipo de recurso es que los niños desconecten emocionalmente de los padres, lastimar su autoestima y lo peor… Que no haya un respeto mutuo.
Consecuencias de usar amenazas
Si usas las amenazas en la educación de tus hijos a la larga, tendrás consecuencias y te arrepentirás de haberlas usado. Para que no te arrepientas cuando ya es tarde, es mejor que sepas qué es lo que ocurre cuando amenazas a tus hijos:
- Afectas la autoestima de tu hijo y tendrá una mala conducta. No se siente valorado y el comportamiento rebelde y desafiante estará a la orden del día.
- Provocarás estrés en tus hijos y les afectarás a su personalidad.
- Tu hijo no será una persona responsable porque con amenazas no se enseña responsabilidad, solo habrá aprendido a evitar castigos, no a actuar correctamente de manera intrínseca.
- El niño aprenderá que el comportamiento agresivo es una manera normal y correcta de relacionarse con los demás.
- No tendrás autoridad como padre o madre.
Alternativas a las amenazas
Lo primero que debes tener en cuenta cuando quieras evitar que tus hijos crezcan con las consecuencias descritas en el punto anterior, es buscar la manera de que tus hijos cooperen en el hogar, ante cualquier situación. La cooperación es fundamental y para ello, siempre tendrás que ofrecerles opciones para que sientan que forman parte de las decisiones y que además, vean que su opinión es válida.
De esta manera, los niños te respetarán y además, cooperarán de manera más activa y harán caso a lo que les dices porque te sentirán dentro de su mismo equipo y no como al enemigo que hay que evitar porque sino les hace daño. Recuerda que como padre o madre es necesario que el respeto sea mutuo y solo se consigue con confianza y buenas maneras. Autoridad y miedo no son sinónimos, y si quieres educar con miedo tus hijos no podrán tener un buen vínculo emocional contigo.
Usa palabras positivas y desde el cariño para que tu hijo pueda acercarse emocionalmente a ti cada vez que le hables. Evita los enfados, los gritos o los malos modos que tanto asustan y perjudican a los niños. Ponte siempre en el lugar de tu hijo para que descubras cómo se puede estar sintiendo. Si quieres que tu hijo sea una persona empática, primero tendrás que ser empático con él.
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