No te daré todo lo que quieres, evitaré que vivas en una burbuja
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No, los niños no pueden tener todo lo que quieren. Si les das a tus hijos todo o no les permites equivocarse o cometer errores, es más que probable que no sepan tolerar la frustración. Un niño que no sabe tolerar la frustración se convertirá en un adulto insatisfecho, con baja autoestima y que no tendrá las habilidades suficientes para poder resolver los conflictos normales de la vida.
Cuando esto ocurre, cuando a un niño se le da todo lo que quiere, cuando no se le permite aprender de los errores, es cuando comienzan a tener problemas de ira y agresividad, entonces no saben respetar los límites. Y todo este comportamiento negativo lo arrastrarán hasta la vida adulta, ocasionándoles grandes problemas personales y sociales.
Evitar el sufrimiento… para darles inseguridad
Si eres de los padres que intenta que tus hijos no sufran de ninguna manera y las frustraciones cotidianas se las evitas, debes saber que antes o después en la vida tendrán que hacerle frente y les faltarán las herramientas necesarias para conseguir superarlas con éxito. La sobreprotección evita que los niños aprendan por ellos mismos a defenderse en la vida y a ser independientes. Se le anula la personalidad y ellos, al no sentirse bien consigo mismos, tendrán problemas de comportamiento y autocontrol.
Los niños deben aprender a que no se puede tener todo lo que desean ni tampoco que la vida es un camino de rosas y que si no pueden hacer algo, vendrá otro a solucionarle el problema. Esto les aportará inseguridad y desconfianza en sí mismos. Pensarán que son incapaces para cualquier cosa o lo que es peor, que no tienen que esforzare porque ‘ya vendrá otro’ a hacer las cosas por ellos/ellas.
Desde bien pequeños hay que sacarles de la burbuja
Los niños no deben vivir en una burbuja. Desde que los niños son pequeños se debe trabajar con ellos la frustración ante las negativas, el reconocimiento de emociones, poniéndoles nombre a cada una de las emociones que sienten, entender qué es lo que les está pasando cuando están enfadados para que así, sepan en el futuro tener un mayor autocontrol y que puedan buscar soluciones a su malestar.
Para conseguirlo, es primordial que los padres trabajen con los niños desde el respeto y con una comunicación abierta, comprensiva y siempre, pensando en el bienestar del niño, tanto en el presente como en el futuro. Pero, ¡ojo! Pensar en el bienestar del niño no significa evitarle todos los sufrimientos, si no, permitir que tenga algunos dentro de un escenario controlado, para poder ser su guía y ofrecerle las herramientas necesarias para entender sus emociones y resolver el problema. Solo así, en el futuro, será capaz de poder avanzar con éxito ante cualquier dificultad que se le presente en la vida, porque estará fuera de la burbuja.
¿Y si no se corrigen las rabietas?
Si las rabietas no se corrigen cuando los niños son pequeños, entonces éstas se mantendrán en el tiempo e irán a peor porque se convertirán en ‘rabietas’ de adolescente o incluso, ‘rabietas’ de adulto. Si a un niño de 3 años no se le corrigen las rabietas, a los 9 insultará a los padres, a los 15 será agresivo y cuando sea adulto, se convertirá en una persona fracasada y sin aspiraciones por no saber mantener un buen control de sí mismo y por tener baja autoestima. Tienen que aprender que siempre hay una alternativa a tener esa rabieta (respirar, contar hasta 10, buscar otra perspectiva para encontrar la solución, etc).
Pero cuidado, el ser demasiado permisivo o sobreprotector, tiene los mismos efectos negativos que ser demasiado autoritario en la educación de los hijos. Cuando un padre autoritario es demasiado exigente con los niños, éstos, se convertirán en personas déspotas. No valoran lo que tienen y tendrán un pensamiento poco emocional e intolerante.
Si un niño no aprende a gestionar sus propias frustraciones ni entiende sus emociones, en el futuro tendrá problemas conductuales porque se sentirá insatisfecho e incapaz. Sentimientos que si no entiende, solo le generarán conductas negativas hacia el mundo que le rodea.
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