«Niños difíciles»: amor, atención y comprensión es todo lo que necesitan
Descubre lo que los niños difíciles reclaman a sus padres
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Vivimos en una sociedad en constante cambio, en la que resulta complicado encontrar una estabilidad familiar. El tiempo del que disponemos para pasar con nuestros hijos es limitado y esto hace que, a veces, no podamos estar pendientes de sus necesidades: no podemos mostrarles todo el amor y el cariño que necesitan para desarrollar todo su potencial. Y, algunos niños les cuesta más aceptarlo que a otros. Es por este motivo que nos encontramos con «niños difíciles»: niños a los que les cuesta respetar las normas y los límites, o niños que no saben compartir con los demás. Sin embargo, lograr un cambio en su actitud es algo que solo conseguiremos a través del amor, la paciencia, la atención y los límites.
¿Qué hace a un niño difícil?
Aunque nos parezca que ser niño es fácil en los tiempos que vivimos, la realidad es muy diferente. Así, en la actualidad, los niños tienen muchísima presión de su entorno y mucho menos tiempo con los adultos con quienes compartir sus miedos, sus preocupaciones e inquietudes. Esto hace que puedan ser mucho más retraídos o que no comprendan por qué son necesarios los límites, lo que se traduce en personalidades desafiantes. Sin embargo, lograr un cambio de actitud en estos niños es simple si se aplican unas técnicas adecuadas que motiven el cambio.
¿Qué necesita el «niño difícil» de la familia?
Establecer vínculos familiares fuertes y sanos es lo primero que necesitan los niños para ser felices. Además, esta unión familiar, les permite crecer sintiéndose seguros, apoyados y respetados. Por ello, cuando nos encontramos con un niño difícil, lo primero que debemos hacer es reforzar estos vínculos: hacerle sentir seguro y protegido.
Muestras de afecto
Los niños que tienden a ser desafiantes necesitan muchísimas muestras de amor y afecto. Este afecto les permitirá sentirse más comprendidos, amados y respetados, lo que incrementará su sensación de bienestar y, con ello, su actitud desafiante irá dejando sitio a una actitud más pausada y tranquila.
Pasar tiempo a su lado
No podemos pedirle a un niño que cambie una determinada conducta o comportamiento si no estamos a su lado y le vamos guiando y corrigiendo. Lo cierto es que los papás y mamás debemos tener mucha paciencia en estos casos y pasar todo el tiempo que podamos con él: necesita ver nuestro ejemplo constantemente. Y, sobre todo, necesita ver que estamos a su lado y que estaremos siempre. Darle una sensación de seguridad es esencial para que el niño no adopte posturas defensivas.
Escucha activa y comprensión
La conversación es fundamental en cualquier familia. Sin embargo, cuando un niño presenta conductas autoritarias, desafiantes o defensivas, necesita muchísima más atención de sus padres: necesita poder expresarse y ser escuchado.
Estos momentos en familia, nos permitirán conocer qué factores o situaciones llevan a nuestro hijo a comportarse de un modo determinado, a la vez que dispondremos del tiempo necesario para explicarle el porqué de los límites y la necesidad de cumplirlos. Así mismo, estas «charlas» nos permitirán hacerle ver por qué su comportamiento no es el adecuado y darle estrategias con las que pueda enfrentarse a su realidad con una actitud mucho más relajada y positiva.
Validación de sus emociones
Nunca podemos dejar de lado las emociones y los sentimientos de los niños. De hecho, debemos validarlas constantemente para que se sientan respetados y escuchados. Sin embargo, esto no quiere decir que siempre debamos aceptar la actitud de nuestro hijo o retirar límites. Así, los papás y mamás debemos aprender a validar lo que siente nuestro pequeño, pero también debemos mantenernos firmes y explicarle por qué su conducta no es correcta. Es decir, debemos mostrarle que entendemos lo que siente, que es normal, pero que no es lo correcto. Y, a partir de este momento, darle estas estrategias de las que hemos hablado previamente.
Dejar las comparaciones de lado
Comparar al niño o su manera de actuar con otros niños solo hará que este se sienta más inseguro y refuerce su comportamiento ante lo que él considera una amenaza: los otros niños que son mejores que él. De este modo, pues, solamente estaremos reforzando su actitud sin darnos cuenta. Con todo, debemos hacerle ver que es único, que tiene sus fortalezas y sus debilidades y que debe trabajar en ellas.
Evitar hablar de «castigos» o usar la palabra «No» en exceso
Cuando usamos la palabra castigo, esta activa la «necesidad» de defensa del niño y ocurre exactamente lo mismo cuando abusamos del «No» como respuesta. Por ello, siempre es mejor hablar de consecuencias y hacerlo tanto positiva como negativamente. Es decir, que el niño sea consciente de que sus buenos actos tienen consecuencias positivas, mientras que una mala actitud tendrá consecuencias negativas. A partir de aquí, resulta crucial potenciar y reforzar siempre la parte de positiva de su personalidad y no centrarse únicamente en el comportamiento que queramos modificar.
Apoyo constante y guía
Además de reforzar los vínculos familiares, un niño complicado también necesitará una mayor apoyo por parte de la familia a lo largo de su crecimiento. Por ello, los papás y mamás debemos encontrar tiempo para guiarle día tras día y, sobre todo, reforzar positivamente sus logros. Nunca deberíamos enfatizar lo negativo de una situación, sino buscar aquello positivo y darle todo el valor.
Resulta fácil etiquetar a los niños como «difíciles». Sin embargo, muchas veces nos olvidamos de que su personalidad es un reflejo de la atención recibida por su entorno, tanto por parte de la familia como de la escuela, los amigos, etc. Darles más atención, reforzar sus progresos y ofrecerles estabilidad son aspectos importantes para ver este cambio de actitud que, a veces, tanto esperamos.
- Checa, V. S., Orben Mendoza, M. M., & Zoller Andina, M. J. (2019). Funcionalidad familiar y desarrollo de los vínculos afectivos en niños con problemas conductuales de la Fundación “Nurtac” en Guayaquil, Ecuador. Academo – Revista de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades.
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