Los niños caprichosos, ¿nacen o se hacen?
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Hoy en día puedes ver a niños caprichosos en cualquier lugar junto con padres que ponen los ojos en blanco sintiendo cierta desesperación por el comportamiento de su hijo. Cuando un niño es caprichoso las rabietas son un habitual y no hay familia en el mundo que antes o después no se haya enfrentado a este tipo de problema. Pero, los niños caprichosos, ¿nacen así o se hacen por la educación que reciben?
Los niños caprichosos, nacen y se hacen… las dos cosas al mismo tiempo. Todos los niños pasan por la etapa egocéntrica donde sienten que ellos son el centro del mundo, por lo que el hecho de tener caprichos y rabietas será absolutamente normal. Lo que no será normal es que esta etapa dure demasiado tiempo porque los padres no les pongan límites y normas claras desde el minuto 1 en que ocurre.
La conducta de los padres
En este sentido, que los niños pasen por la etapa egocéntrica es normal, pero en ocasiones, el propio comportamiento de los padres hace que los niños empeoren su comportamiento caprichoso. Si esto de las rabietas y de los niños caprichosos te suena, es probable que sientas impotencia y agotamiento al mismo tiempo… Incluso en las rabietas más grandes puedes sentir algo de miedo al ver hasta qué extremos puede llegar tu hijo por algo que quiere, por nimio que sea.
Si has vivido estas situaciones es más que probable que no quieras que sea un habitual en tu hogar y querrás que se acaben o al menos que se minimicen lo antes posible. Si sigues leyendo podrás saber cómo evitar que tu hijo se convierta en un caprichoso y que la etapa egocéntrica se quede en la etapa que debe quedarse (2/3 años).
Cómo evitar que tu hijo sea un caprichoso
Cuidado con lo que le permites a tu hijo
No consiste en no permitirle nada, ni tampoco en permitirle todo. Los niños deben sentir cierta resistencia por tu parte en cuanto a sus caprichos para que vean tu protección. Si le das todo, en realidad te estás quitando la responsabilidad de educar y tu hijo se convertirá en un tirano caprichoso que cree que merece todo y que solo él tiene derechos. Por otra parte, no permitirle nada tampoco es una opción porque tu hijo también debe aprender a decidir y saber que tiene cierto peso en lo que ocurre a su alrededor. El secreto está en buscar el equilibrio, decir sí con condiciones y decir no con límites.
El secreto de la constancia
Todos somos personas y podemos tener las emociones fluctuantes a diario… Hay días buenos y días menos buenos… A los niños les pasa exactamente igual. Pero como padre, debes recordar que eres el ejemplo de tus hijos por lo que es importante que la constancia no la sacrifiques nunca, independientemente del estado de ánimo que tengas hoy. Tus pequeños necesitan que los límites, las reglas y los valores sean siempre los mismos. Si hoy le prohibes una cosa que mañana le permites, solo le estarás confundiendo y él pensará que solo tiene que esperar el momento oportuno o presionarte lo suficiente para conseguir las cosas que quiere.
Horarios y limitaciones
Las personas somos criaturas de hábito y los adultos tenemos unos horarios muy claros para poder desenvolvernos diariamente. Los niños cuando no tienen un horario cerrado de alimentación, sueño y juego pueden llegar a sentir mucho cansancio y agobio emocional. En este sentido, si no quieres que tengan rabietas o que salgan de su etapa egocéntrica con un buen desarrollo emocional, las rutinas y los horarios en las familias son una necesidad.
Lo mismo ocurre con los límites. Si no hay límites en el hogar los niños pensarán que pueden hacer lo que quieran pero lo peor, es que se sentirán abandonados emocionalmente y confundidos respecto a la autoridad de sus padres. Es necesario que existan normas y límites en todos los aspectos de la vida. Aunque en ocasiones haya flexibilidad, es necesario tener unas normas bien establecidas para que los niños sepan qué esperar en cada momento de sus vidas, y si no saben qué esperar, que al menos sepan que si preguntan a sus padres, podrán salir de dudas.
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