La neurociencia respalda el colecho hasta los 3 años
Descubre los beneficios de que tu bebé duerma contigo
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Alrededor de la mitad de los padres duerme a menudo con sus hijos. En países como el Reino Unido, la mitad de los neonatos y la quinta parte de los lactantes pasan gran parte de la noche en la cama de sus padres. En Alemania, la cifra asciende al 23% y en Italia al 24%. En España la realidad no es muy diferente.
Sin embargo, aunque se trata de una práctica frecuente, todavía es controvertida en el ámbito profesional ya que algunos expertos aseguran que encierra un peligro potencial. De hecho, se ha demostrado que los niños que duermen con sus padres tienen un mayor riesgo de sufrir problemas de asfixia o aplastamiento.
En cambio, otros especialistas y padres están a favor del colecho. El Comité de Lactancia Materna de la Asociación de Pediatría asegura que no existe suficiente evidencia que desaconseje esta práctica, siempre y cuando se tomen las medidas de seguridad necesarias, una afirmación que también respalda la neurociencia.
Dormir con los padres hasta los 3 años beneficia el cerebro infantil
Expertos de la Universidad de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, afirman que el colecho es una práctica muy beneficiosa para el desarrollo cerebral infantil: reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés y el miedo, a la vez que mejora el ciclo de sueño, haciendo que el umbral de alerta cerebral descienda y que el bebé pueda alcanzar una fase más profunda del sueño, la cual estimula la segregación de la hormona de crecimiento infantil y facilita la eliminación de toxinas a nivel cerebral.
Estos especialistas también afirman que el colecho ayuda a prevenir problemas de comportamiento infantiles derivados del incremento del cortisol. Por eso, recomiendan mantener esta práctica hasta alrededor de los 3 años, momento a partir del cual el pequeño ya debe adaptarse a dormir solo.
Sin embargo, este no es el único estudio que avala la importancia de dormir con los niños durante sus primeros años de vida. Científicos del Centro para la Salud Mental Infantil de Londres comparten la idea de que el colecho convierte a los niños en adultos más sanos y equilibrados. Tras analizar las resonancias magnéticas de niños que dormían con sus padres o solos, encontraron que en los pequeños que dormían separados de sus padres solía activarse durante la noche las mismas áreas cerebrales que se activan ante el dolor físico. En otras palabras, dormir separados de sus padres les “dolía”.
Asimismo, se ha encontrado que los niños que duermen solos suelen tener un menor rendimiento académico en comparación con sus coetáneos que duermen junto a sus padres. Estos últimos también suelen ser más seguros de sí mismos y desarrollan mejores habilidades cognitivas.
Otros beneficios del colecho
Favorece la lactancia materna
Una investigación publicada en la revista Pediatrics encontró que la duración de las tomas de leche en los bebés que comparten la cama con sus madres suelen extenderse tres veces más que en los bebés que duermen separados de sus padres. Al estar cerca de las madres las tomas también son más frecuentes. Los expertos explican que mantener el contacto sensorial mientras duermen estimula las respuestas instintivas de amamantamiento, tanto en los bebés como en sus madres.
Reduce el riesgo de muerte súbita del lactante
Contrario a lo que piensan muchos padres, un estudio realizado por el Centro de Estudios Alemán GeSID, reveló que dormir con los padres reduce en un 50% el riesgo de muerte súbita en el bebé. Estar cerca de los padres calma al bebé, regula la respiración y la temperatura corporal, a la vez que ayuda a conciliar mejor el sueño, lo cual reduce considerablemente el riesgo de morir durante la noche. Según los expertos, el riesgo de muerte súbita vinculado al colecho no se relaciona con la presencia de los padres sino de almohadas u otros objetos que pueden asfixiar al bebé.
Fortalece el vínculo entre el bebé y sus padres
El contacto físico que mantiene el bebé con sus padres mientras duermen juntos no solo le hace sentir más seguro sino que también contribuye a estrechar el vínculo paterno-materno. Se ha demostrado que en las familias en las que se practica el colecho, existe una mejor comunicación y los niños confían más en sus padres en comparación con las familias en las que los pequeños duermen solos. Asimismo, el colecho estimula el desarrollo emocional del niño, a la vez que potencia su asertividad y empatía.
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