3 momentos que te enseñan tus hijos lecciones de vida
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En teoría son los padres quienes enseñan todo a los hijos desde que llegan al mundo, pero si eres un poco receptivo/a te darás cuenta que el verdadero aprendizaje también lo estás realizando tú. Los niños pequeños con sus conductas diarias nos enseñan grandes lecciones de vida, solo hay que estar un poco atento para descubrirlo y para disfrutar de ese verdadero aprendizaje. Tus hijos son tus verdaderos maestros de vida.
Cuando tienen una rabieta
Está claro que cuanto tu hijo tiene una rabieta no te lanzarás al suelo y empezarás también a patear y a gritar en el momento que tu hijo/a te ponga nervioso (aunque no descartamos que realmente lo desees…), pero no reprimas tus emociones. Los niños pequeños son grandes maestros en mostrarse emocionales y los padres deben hacer lo mismo.
Una forma de combatir los malos sentimientos es aceptando que se tienen. Con demasiada frecuencia los adultos se niegan a aceptar que están enfadados e incluso se prohíben llorar por algo que les ha hecho sentir mal porque piensan que no es apropiado. Pero no hay nada inapropiado ni perjudicial, es necesario expresar de forma empática y asertiva lo que se siente. Así que la próxima vez que sientas algo, muéstralo. Es importante ser honesto con uno mismo sobre los sentimientos que se tienen a cada momento. Hablar con algún familiar de confianza, escribir un diario o meditar son algunas formas de canalizar esos sentimientos.
Cuando hacen una actividad física divertida
Cuando los niños se mueven y corren lo pasan bien, porque si no es divertido, simplemente no lo hacen. En cambio, son muchos los adultos que para hacer ejercicio realizan una y otra vez actividades que no les gusta hacer solo por tener un buen físico o por conseguir unas metas. ¿Alguna vez has intentado hacer ejercicio con un niño? Es el mejor momento del día. Los niños son enérgicos, están llenos de risas y cuando habéis acabado, están listos para más.
Los adultos hacen un esfuerzo para hacer ejercicio, e incluso, lo hacen sin ganas. Los niños en cambio, realizan actividades físicas que son divertidas pero el adulto solo piensa cosas como: ‘Debería levantar pesas’, ‘Debería practicar yoga’. ‘Debería…’ Pero en lugar de hacer las cosas porque sientes que debes hacerlas, hay que hacerlas porque realmente se disfruta con ello. Recuerda tu infancia e identifica aquellas que eran tus favoritas. Es posible que sea el fútbol, el baile, bicicleta… Cuando lo sepas escoge la actividad que te hace sentirte mejor y simplemente, hazlo.
Su naturaleza de la desnudez
A medida que nos hacemos adultos empezamos a darnos cuenta del pudor y de cómo lo natural nos da vergüenza, en cambio a los niños no les importa mostrar su cuerpo. No te estamos diciendo que enseñes tu cuerpo a cualquiera o que vayas desnudo por el centro comercial… Lo que queremos decir es que es importante dar ejemplo a los hijos de cómo nuestro cuerpo es único y que debemos respetarlo. Sentirte bien con tu cuerpo hará que lo cuides mejor, y esa es una buena lección.
Además, la forma en que te hables a ti mismo/a y de cómo trates a tu cuerpo, influirá en la imagen corporal de tu hijo. Así que adora tu cuerpo aunque no vuelvas nunca al peso que tenías antes del embarazo. Disfruta de comidas sanas y equilibradas, haz ejercicio casi todos los días de la semana, duerme las horas suficientes, busca ropa que te quede bien… Recuerda que tu cuerpo es maravilloso, ¡es capaz de crear vida!
¿Qué más lecciones de vida te enseña tu hijo en el día a día?
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