El método del bolígrafo verde para la educación como refuerzo positivo
El color transmite sensaciones diferentes que estimulan el aprendizaje del error como algo positivo
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Todavía tenemos mucho que aprender en materia de educación. De hecho, aunque hablamos de reforzamiento positivo y de premiar el esfuerzo, lo cierto es que en muchos colegios aún quedan demasiados rezagos de la educación escolástica, rígida y centrada en el castigo. Afortunadamente, también existen muchos maestros que adoptan nuevos métodos educativos y que realmente se preocupan por premiar los resultados positivos de sus estudiantes.
Los orígenes del método del bolígrafo verde
Es difícil saber con exactitud cómo surgió este método. No obstante, a inicios de 1980 el pedagogo soviético Chalva Amonachvili ya se había referido al tema del color de la tinta en la educación. Explicó que en sus clases había incluido un bolígrafo verde para marcar los aciertos de sus estudiantes y consiguió que estos se motivaran mucho más.
No obstante, hace poco este método cobró protagonismo de la mano de unos padres rusos que pensaban que ninguna de las técnicas educativas existentes era adecuada para ayudar a crecer a su hija. Estos padres buscaron asesoramiento con psicólogos infantiles pero no lograron encontrar las respuestas que estaban buscando. Querían darle a su pequeña una educación individualizada en la que lo más importante no fueran los resultados que alcanzara sino el proceso y la relación que se establece a lo largo del aprendizaje.
Así, poco a poco, fueron desarrollando sus propios métodos educativos, métodos basados en el cariño, el respeto a los niños y el reforzamiento positivo. En 2013 comenzaron a poner en práctica el método del bolígrafo verde, que muy pronto se difundió por todo el mundo gracias a Internet. La madre, Tatiana Ivanko, explicó que se trata de un método muy sencillo que utilizó para practicar la caligrafía antes de que su hija entrara a la escuela. Gracias a este método, estos padres no solo conseguían que su hija practicara las grafías sino que también se motivara por aprender a escribir.
¿En qué consiste?
Básicamente, este método consiste en cambiar el clásico bolígrafo rojo que normalmente se utiliza para marcar los errores, por un bolígrafo verde que resalta las grafías bien hechas. Desde el punto de vista psicológico, se trata de un cambio enorme en la forma de concebir la educación ya que implica un reforzamiento positivo, no un castigo por lo mal hecho.
Por otra parte, marcar en rojo los errores solo sirve para que los niños centren su atención en lo que han hecho mal. Al contrario, marcar en verde los aciertos hará que los pequeños se fijen en el modelo positivo y lo retengan mejor en su memoria. De esta manera el niño no solo se sentirá más motivado sino que también se evita que desarrolle el miedo al fracaso. De hecho, al cambiar el foco de atención, los estudiantes no se esfuerzan por evitar los errores sino por repetir o mejorar lo que han hecho bien.
A largo plazo ese pequeño cambio puede tener grandes repercusiones en nuestra vida ya que nos enseña a centrarnos en lo positivo, a pesar de las cosas negativas, una actitud que la mayoría de las personas no han aprendido a desarrollar.
El color de la tinta que se usa para calificar sigue siendo objeto de debate
Este método, aunque tiene buenas intenciones, sigue siendo objeto de debate. Hace poco profesores del Reino Unido calificaron de ridículo el sistema de marcado que les obliga a usar una tinta de color rosa para los comentarios negativos porque esta es “menos agresiva” que la tinta roja. De hecho, muchos directores están implantando este sistema en sus colegios por considerar que el rosa es un color más delicado, por lo que hará que los niños no perciban sus errores como fracasos. En algunos colegios se ha ido un paso más allá y están aplicando lo que se conoce como “marcador arcoíris”, que implica usar hasta seis colores diferentes.
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