Los mejores mercadillos navideños de Europa
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No hay tradición que transmita mejor la magia de la Navidad que los mercadillos navideños. Esta costumbre que se remonta allá por el siglo XVI, cuando las personas se reunían en un lugar acogedor para esperar la llegada del invierno, ha llegado hasta nuestros días como uno de los mejores planes para disfrutad de la Navidad en familia. Por eso, cada año adoramos recorrer estos mercadillos para encontrar algunos de los productos más típicos de estas fechas, disfrutar de unas deliciosas castañas asadas, unas galletas de jengibre y un chocolate calentito.
Sin embargo, lo cierto es que aunque esta costumbre está muy arraigada en España, es una tradición que comparte con muchos otros países de Europa. De hecho, Alemania, Austria y Francia atesoran unos de los mercadillos navideños más antiguos y populares, donde es imposible no impregnarse de la magia de la Navidad y disfrutar de la ilusión que tinta estas celebraciones. En Etapa Infantil hemos seleccionado algunas de las mejores opciones que no deberíais perderos por estas fechas.
7 mercadillos navideños europeos que los niños deberían visitar al menos una vez en la vida
1. Mercado de Navidad de Dresde, en Alemania
Alemania es conocida por su impresionantes mercadillos de Navidad, donde prácticamente cada ciudad tiene el suyo propio. Sin embargo, uno de los más conocidos es el impresionante Mercado de Navidad de Dresde, cuyo origen se remonta al año 1434. Allí, la magia cobra vida. En el conocido Striezelmarkt, que este año celebrará su edición número 588, y donde acuden cada año alrededor de 2,5 millones de visitantes que recorren sus cerca de 240 puestos en busca de un recuerdo para llevarse a casa. El mercado, que suele realizarse en la plaza de Altmarkt, cuenta con un impresionante árbol de Navidad y una decoración que parece salida de un cuento de hadas que merece la pena disfrutar.
2. Mercadillo navideño de Basilea, en Suiza
Este mercadillo navideño fue seleccionado el pasado 2021 como el Mejor Mercado de Navidad de Europa, y no fue en vano. Con una arraigada tradición, este mercadillo navideño considerado como uno de los mayores y hermosos de Suiza, tiene un encanto muy especial que puede saborearse desde distintos puntos de la ciudad. Sin duda, los mercados más populares son el de Barfüsserplatz, frente a la iglesia Barfüsserkirche, y el de Münsterplatz, frente a la histórica catedral, sin embargo, por todo el casco antiguo del centro urbano es posible encontrar más de 150 casetas rústicas de madera en las que se puede disfrutar de unos gofres calientes, la típica raclette suiza o unas salchichas asadas.
3. Mercado de Navidad de Belfast, en Irlanda del Norte
La capital norirlandesa fue una de las primeras de Europa en abrir su mercadillo navideño, por lo que es uno de los mercados de obligada visita. En un ambiente en el que existían diferentes creencias religiosas, este mercado tradicional se convirtió en un punto de encuentro festivo y amigable con el visitante, una esencia que le sigue caracterizando a día de hoy. A las típicas casetas con regalos y gastronomía navideña, en Belfast es habitual que se organicen visitas guiadas al Castillo que, por estas fechas suelen complementarse con una deliciosa degustación y pastelitos tradicionales que los niños adorarán. Por supuesto, también es posible encontrar artesanía típica de la región.
4. Mercadillo de Navidad de Viena, en Austria
El mercadillo navideño de Viena, en Austria, está considerado como uno de los más populares entre los mercados de Europa. Desde mediados de noviembre, la magia de estos recintos comienza a teñir las calles de color e ilusión que cobran vida en las más de 150 casetas de maderas con dulces, bebidas calientes, adornos, regalos y juguetes irresistibles. Sin duda, el Christkindlmarkt más conocido suele ubicarse en la Rathausplatz y tiene como telón de fondo con el espectacular Ayuntamiento de Viena, que para estas fechas de viste de gala. Sin embargo, lo que seguramente más disfruten los niños es su árbol de navidad de 27 metros de altura y más de 1000 luces LED que es, sin duda, el principal atractivo del mercado.
5. Mercado de Navidad de Zagreb, en Croacia
El principal mercadillo navideño de Croacia se erige en pleno corazón de la ciudad, en la plaza del Rey Tomislav, frente a la estación de trenes. Más allá de las típicas casetas de Navidad donde pueden encontrarse productos típicos de la gastronomía y la artesanía navideñas, lo que en realidad hace especial a este mercado son sus diversos espacios de entretenimiento. Sin duda, su atracción principal es la pista de hielo que se extiende en la entrada, donde realizan diversos espectáculos de patinaje y donde los niños podrán poner a prueba sus destrezas. Sin embargo, también está el Tunel Grič que, durante estas celebraciones se convierte en un túnel temático con proyecciones 3D y multimedia que ambientan el espacio con motivos invernales muy chulos.
6. Mercadillo navideño de París, en Francia
Viajar a Francia en Navidad es como emprender un viaje a un mundo mágico. Durante estas celebraciones la ciudad se engalana y llena de numerosos mercados donde disfrutar en familia de la ilusión de estas fechas. Sin duda, uno de los más famosos y concurridos es el de los Campos de Marte que se erige con la Torre Eiffel como bandera. Con más de 100 casetas de madera con productos artesanales y comida típica, el mercado alberga también una gigantesca pista de patinaje sobre hielo que hará las delicias tanto de los pequeños como de sus padres. Sin duda, un mercadillo que no podéis dejar de visitar para impregnaros del ambiente navideño parisino.
7. Mercado de Navidad en Copenhague, en Dinamarca
El parque más famoso de Copenhague, el Parque Tivoli, se convierte en una escena que parece salida de una postal navideña en diciembre. Por estas fechas, el Tivoli ilumina todas sus atracciones con preciosas luces y adornos e instala cerca de 60 casetas donde podéis encontrar desde artículos de decoración y juguetes hasta dulces típicos navideños. El resultado es un escenario que simula a la aldea de Papá Noel, donde los niños podrán pasear entre elfos y renos mientras disfrutan de algunos de sus caprichos gastronómicos preferidos.
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