La medicación para el Déficit de Atención
Conoce los beneficios y los riesgos de los medicamentos para el Déficit de Atención
[mashshare icons=»1″]
El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad se ha convertido en un problema cada vez más preocupante de salud mental. Las estadísticas indican que el 5% de los niños padecen un TDAH, aunque se estima que el número podría ser mucho mayor ya que en la última década los casos diagnosticados aumentaron en un 3,2%. Desafortunadamente, aún no se ha encontrado una solución definitiva para el TDAH, aunque hay tratamientos que ayudan a controlar los síntomas y lograr que la persona lleve una vida más normal.
Existen dos grandes formas de abordar el TDAH: la psicoterapia y la medicación, aunque ambas no son excluyentes sino que se pueden complementar.
Cuando se utiliza la psicoterapia se suele recurrir a las técnicas de modificación de conducta. En práctica, el psicólogo intenta que el niño desaprenda determinados comportamientos y desarrolle conductas más adaptativas utilizando estímulos adecuados. Este tipo de terapia es global ya que no solo trabaja con el niño sino también con los padres y la escuela. De esta forma, los padres y los profesores también reciben orientaciones que les permiten lidiar mejor con los síntomas del TDAH. Obviamente, la eficacia de este tipo de tratamientos depende en gran medida de la implicación de los padres y la escuela.
Además de la psicoterapia, también se puede recurrir a la medicación. Los medicamentos para el TDAH inciden en la química cerebral cambiando los niveles de los neurotransmisores relacionados con la desatención y/o la hiperactividad. Se ha demostrado que la terapia medicamentosa es efectiva, aunque no es menos cierto que también puede provocar efectos adversos, razón por la cual muchos padres se cuestionan si es realmente necesaria o si es solo la vía más fácil.
Los beneficios y los riesgos de los medicamentos para el TDAH
En diferentes estudios se ha podido apreciar que el empleo de medicamentos, tanto estimulantes como no estimulantes, ayuda a mejorar los síntomas del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. Además, la acción de los fármacos, a diferencia de las técnicas conductuales, es casi inmediata. Por tanto, tan solo unos días o semanas después de haber empezado el tratamiento, se pueden notar los primeros cambios positivos. Asimismo, su efecto puede durar más de 2 años en los niños mayores de 6 años una vez que se ha retirado el medicamento.
También debemos tener en cuenta que las orientaciones conductuales a menudo no se cumplen al pie de la letra. Además, como la psicoterapia suele ser larga y los avances tardan en aparecer, muchos padres se desmotivan y abandonan el tratamiento. Por eso, en aras de acelerar el proceso y fomentar la adherencia terapéutica, muchos profesionales recurren a la ayuda extra que les suministran los fármacos.
Por supuesto, esta decisión también está sustentada en el hecho de que en los casos más severos de TDAH la psicoterapia por sí sola no resulta suficiente para manejar el comportamiento del niño. Entonces la combinación de tratamiento conductual y medicación es la mejor alternativa.
Obviamente, no todo es color de rosa cuando se recurre al tratamiento farmacológico ya que antes de encontrar el medicamento adecuado el psiquiatra deberá probar diferentes fármacos y dosis, lo cual suele asustar a los padres y les hace pensar que la medicación no funcionará. También debemos considerar que aunque los medicamentos para el TDAH son seguros, pueden provocar algunos efectos secundarios a largo plazo por lo que se deberá valorar si los beneficios justifican el riesgo.
No obstante, la mayoría de los especialistas no tienen dudas: en algunos casos la medicación es imprescindible para tratar con éxito el TDAH. Aunque también indican que por sí sola no suele ser suficiente y es necesario complementarla con algún tratamiento psicológico.
Comentarios