El maravilloso poder de la resiliencia

La resiliencia se aprende y son muchas las personas que no saben qué significa ser resiliente. La resiliencia debe aprenderse para poder caminar en la vida sabiendo que aunque haya obstáculos que nos hagan caer, somos capaces de levantarnos del suelo para seguir caminando y encontrar las soluciones que nos hagan estar bien. Si eres padre o madre, aún es más importante que tengas resiliencia ante la vida, porque de esta manera tus hijos aprenderán a tenerla también a través de tu guía y tu ejemplo.

Qué es la resiliencia

Cuando hablamos de resiliencia nos referimos a la capacidad que tenemos las personas de renovarnos, de aprender de los errores y de reponernos de las circunstancias más adversas. Incluso las personas que pasan por momentos traumáticos pueden tener la capacidad de recomponerse aunque se hayan roto en mil pedazos y algunos de esos trozos no se encuentren nunca más… Porque dependiendo del tipo de trauma que vivan las personas, puede que las cosas nunca vuelvan a ser igual en su interior.

Ser resiliente no significa no sufrir, ni mucho menos,  nadie tiene total impunidad al sufrimiento… Pero sí saben que pueden ser capaces de seguir hacia adelante y que después de la tormenta llega la calma, porque antes o después, todo pasa y tendrán la oportunidad de sobreponerse ante y después de las adversidades.

Ser padres y resilientes

Es necesario que los padres aprendan a ser resilientes los que no sepan serlo para que sus hijos aprendan de ellos ya que es fundamental para la vida. Además, los padres se beneficiarán también de una actitud ante la vida que les aportará grandes beneficios. Los niños aprenden de lo que ven en sus padres ya que ellos son su gran influencia y es por eso, que resulta indispensable que la resiliencia esté siempre dentro del ambiente del hogar.

Hay quienes cuando piensan en resiliencia creen que solo la tienen aquellas personas que han sufrido hechos traumáticos y que han logrado superarlos. Pero la realidad es que se puede ser resiliente también en el día a día, en la vida cotidiana, dentro de las pequeñas circunstancias que nos van pasando. Diariamente puedes vivir diferentes situaciones más o menos complejas que te hagan doblar tu energía,  como afrontar críticas, estar triste por el motivo que sea, etc. Superar y aprender de estos pequeños o complejos obstáculos también será resiliencia.

¿Alguna vez has escuchado que todos tenemos nuestras propias e internas batallas? Luchar por estar bien cada día también es ser resiliente. Aprender de los errores cometidos y seguir hacia adelante también es tener resiliencia. Todo esto te ayudará a estar bien en tu vida, a aumentar tu confianza y autoestima y sobre todo, que tus hijos vean en ti un gran ejemplo no solo de superación, sino también de cordura.

¿Eres una persona resiliente?

Quizá sí seas una persona resiliente pero no lo sabes aún, o puede que quieras serlo y así enseñar a tus hijos pero no sepas cuáles son las características que tienen este tipo de personas. Muchas personas que son resilientes, o la gran mayoría de ellas lo son porque han tenido un buen ejemplo en su familia al que han podido seguir, como por ejemplo los padres. Aunque también hay personas que sin este ejemplo tan importante han aprendido a serlo por sí mismas atravesando diferentes tipos de circunstancias en la vida y han renacido de sus propias heridas como el mismísimo Ave Fénix.

Lo que está claro es que la resiliencia se aprende y se puede desarrollar y practicar para mejorarla. Por eso, una parte fundamental consiste en entender nuestras propias emociones, ponerles nombre y buscar qué es lo que nos está afectando para encontrar la mejor solución. Pero, ¿cuáles son las características de las personas resilientes?

• Saben que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento opcional
• Aprenden de los errores
• Se adaptan bien a los cambios
• Son flexibles
• Reconocen sus debilidades pero se apoyan en sus fortalezas
• Se conocen bien
• Saben que deben aceptar algunas circunstancias de la vida para poder avanzar
• Saben que no todo puede cambiarse