¿Por qué un maltratador no puede ser un buen padre?
El ciclo tóxico de la violencia: cómo afecta a los hijos y por qué es crucial romperlo
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La violencia machista sorprende a muchas mujeres cuando ya son madres. En algunos casos, se trata de un problema que se venía gestando desde hacía tiempo pero que aún no había estallado, en otras ocasiones, simplemente las toma por sorpresa. Sin embargo, muchas de esas madres no cuentan con la independencia económica para poder criar solas a sus hijos, otras veces no disponen del valor necesario para abandonar al padre de sus hijos porque son víctimas de la manipulación de su pareja, o ambas cosas. Su consuelo es que al menos ese hombre no maltrata a sus hijos.
Sin embargo, lo que no tienen en cuenta es que un hombre que maltrata a la madre de sus hijos nunca podrá ser un buen padre y, es probable que, más temprano que tarde, esa ira contenida termine estallando con el resto de miembros de la familia. Según un estudio realizado en la Universidad Pablo de Olavide, el 37,7% de los niños que sufren violencia intrafamiliar han sido víctimas de violencia vicaria, esa que muchos padres maltratadores ejercen sobre sus hijos para hacerles daño a sus madres.
Cuando la violencia se convierte en la reacción por defecto
Muchos padres maltratadores empiezan teniendo reacciones violentas ocasionales que con el tiempo se van haciendo más frecuentes. En muchos casos, ocurren bajo el efecto del alcohol o las drogas, con el consecuente estado de arrepentimiento posterior. Sin embargo, a medida que el maltratador va dominando a la víctima, las reacciones violentas se vuelven más habituales y pueden desencadenarse incluso por pequeños incidentes sin importancia como dejar los platos sucios o no tener preparada la comida en casa. El arrepentimiento se transforma en dominación. De esta manera, lo que empezó siendo una reacción ocasional se convierte en la reacción por defecto.
El problema es que cuando la violencia es la reacción por defecto, no solo afecta a la madre, sino que también puede empezar a afectar a los niños. Una de las características que distingue a un hombre maltratador es que suele deshumanizar a su víctima, lo que le permite tratarla mal sin remordimientos. Y un hombre que es capaz de bloquear a su antojo la capacidad de empatizar con los demás, también puede “cosificar” a sus hijos y marcar una distancia emocional con ellos. Y de ahí, al maltrato psicológico o la violencia física solo hay un paso.
Las razones por las que un maltratador no puede ser un buen padre
Si algo deben tener claro las mujeres víctimas de la violencia machista es que un hombre maltratador no podrá ser nunca un buen padre. Un buen padre no es solo quien alimenta y viste a sus hijos, también es quien crea un hogar feliz y seguro que sirva de refugio para los niños y la familia. Un buen padre es aquel a quien acuden sus hijos en busca de protección y consejo, aquel que les protege y garantiza una vida emocionalmente equilibrada. Un hombre maltratador no podrá ser nunca un buen padre porque:
- Es incapaz de respetar y amar a las personas que le rodean.
- Convierte la inseguridad y el miedo en el pan de cada día.
- Carece de la paciencia necesaria para educar a los niños en un entorno de amor.
- Es inestable emocionalmente, por lo que no es capaz de proporcionar a los niños un ambiente equilibrado.
- No es capaz de escuchar y comprender el punto de vista de los demás.
- Antepone sus necesidades antes que las necesidades de sus hijos y su familia.
- No es capaz de educar con el ejemplo.
¿Cómo puede afectar la violencia intrafamiliar a los niños?
Las consecuencias de la violencia intrafamiliar no solo se reducen a las secuelas del maltrato físico en los niños, también deja profundas huellas psicológicas, algunas de las cuales tardan años en desaparecer. La exposición a la violencia aumenta los niveles de angustia en los niños, así como los sentimientos de tristeza y soledad. En muchos casos, también pueden experimentar estrés postraumático, con episodios de pesadillas o terrores nocturnos. Asimismo, su rendimiento cognitivo puede verse afectado con un deterioro de la capacidad para concentrarse y memorizar, con los consecuentes problemas escolares.
A veces también pueden tener miedo a estar solos o presentar ansiedad de separación con su madre, que representa su fuente de seguridad. A la larga, esa desconfianza puede terminar afectando su capacidad para establecer relaciones interpersonales sanas en el futuro. Dado que su autoestima también se ve seriamente dañada, muchos de estos niños pueden desarrollar sentimientos de inferioridad o, por el contrario, adoptar un comportamiento imitativo y desarrollar conductas antisociales en el futuro.
¿Qué hacer ante este tipo de situación?
El primer paso para romper con la violencia intrafamiliar y salir de ese círculo tóxico consiste en comprender que el verdadero amor no debe intimidar ni doler. El amor implica protección, respeto hacia el otro, comunicación, confianza y conexión emocional. Compartir la vida con el padre de tus hijos, en familia, debería ser fuente de alegría no de sufrimiento. Y si no es así, es importante alejarse cuanto antes para evitar que el daño sea mayor.
También es importante proteger a los niños de este tipo de situación, intentando mantenerlos al margen mientras se solucionan los conflictos en la pareja. Los niños no deberían ser testigos nunca de un acto de violencia entre sus padres y mucho menos deberían ser utilizados como un medio para herir a la otra persona o hacerle sentir mal.
Si eres víctima de abusos o conoces a alguien que lo es, debes saber que existen instituciones públicas y organizaciones sin ánimo de lucro que pueden ayudarte a romper con esa relación tóxica. Dejar a un lado la vergüenza y hablar sobre lo que te sucede con otras personas, ya sean amigos, familiares o profesionales, puede ayudarte a encontrar la ayuda que necesitas para dar el primer paso. También hay psicólogos que pueden ayudarte a dar el paso decisivo y empezar a sanar las heridas, así como grupos de apoyo locales u online que pueden tenderte una mano y brindarte la fuerza que necesitas para hacer frente a esta situación.
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