¿Tan mal educamos que los niños piensan en sexo y violencia en lugar de en jugar?
Los niños deben ser niños
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Algo pasa en nuestra sociedad que muchos de los niños están creciendo demasiado deprisa y mal. El ritmo acelerado en el que vivimos, los padres que no tienen tiempo suficiente para dedicar a los hijos por los horarios abusivos del trabajo. Esto provoca una grave falta de conciliación familiar que hace que los niños crezcan sin sus padres al lado y sin unas normas y límites bien establecidas.
En las noticias cada vez salen más casos de niños y niñas que a una corta edad quedan impunes después de haber cometidos delitos atroces, como violar a niños de 9 años cuando los violadores apenas tienen 10 años, pegar palizas a ancianos hasta matarlos, acosar a compañeros de escuela hasta llevarles al suicidio, niñas de 11 años que dan a luz a bebés y que el padre de esa pobre criatura es el hermano de la niña que tiene tan solo 14 años, y un triste y alarmante etc. Los niños de hoy en día deberían pensar en jugar y no en violar o delinquir. Hay algo que se está haciendo mal o quizá nos estamos equivocando en todo.
Los niños tienen que ser niños
En esta sociedad se nos olvida que los niños deben ser niños y que de ese modo tenemos que tratarles. Los adultos quizá deban pensar en trabajar menos, pudiendo pagar todas las facturas pero que puedan estar más tiempo con sus hijos. O que aquellos adultos que realmente no quieren ser padres porque son egoístas y quieren vivir una vida de solteros toda la vida o gastar su dinero para ellos mismos, no pasa nada… Pero que no tengan hijos. La sociedad no tiene que imponer a personas que realmente no quieren ser padres, serlo. Porque después, a los hijos no se les dedica el tiempo necesario ni tampoco se les brinda la educación que necesitan, y con el tiempo, pasa lo que pasa.
Los niños no tienen que ser adultos antes de tiempo y de eso se encargan los padres. ¿Cómo es posible que niños de 12 años estén pensando en el sexo o que ya hayan visto porno? ¿Habrán tenido demasiado acceso a Internet sin control parental? ¿Tendrán un ordenador con Internet en su dormitorio? ¿Sus teléfonos tienen internet y pueden navegar libremente? Esta libertad desmesurada no permite a los niños que sean niños.
No vivimos en una sociedad que protege a los niños. Quizá queramos creer esto, pero no, no es así. Son los padres quienes deben tener mil ojos para proteger a sus hijos ante esta sociedad con unos valores cada vez más alarmantes. Parece ser que todo vale para vender, sin importar la edad de quien pague. Los niños crecen viendo youtube, viendo porno a escondidas, jugando a juegos de la videoconsola o tablet, que son agresivos, violentos… Cuando hay tantos juegos adaptados a la edad de los pequeños, educativos y no violentos.
La solución está en nuestra manos
No lo queremos ver. La solución parece que no la queremos ver. Con tantas modas educativas sin base fundamentada los padres se sienten confundidos. La solución está clara: educación con disciplina, autoridad y por supuesto, también flexibilidad, pero siempre, dentro de unos límites claros y bien establecidos.
No puede ser que maestros y profesores vayan a ejercer su trabajo a los centros educativos con miedo. ¿Cómo van a regañar a los niños si después los padres van a acosar a los maestros? ¿Cómo se va a evitar el bullying en las escuelas si son los padres los primeros en faltar el respeto a los adultos de su alrededor, a ellos mismos y a sus propios hijos?
La educación comienza en casa y hay que enseñar a los niños a que el acoso está mal, que reírse de las víctimas para que los acosadores no les hagan nada a ellos es de cobardes. Si hay bullying hay que avisar a los adultos y ayudar a la víctima, todos juntos, dejando al acosador a un lado para que no tenga más remedio que ser atendido por profesionales para tratar su problema. Porque sí, todos los acosadores de cualquier edad en este planeta, tienen un problema interno que les hace ser malas personas y cobardes.
La sociedad debe comenzar a reflexionar, ya. Los niños deben ser educados con emociones, empatía, asertividad y respeto.
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