Cómo lograr el equilibrio siendo madre de un recién nacido y un niño
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Cuando te quedas embarazada por primera vez todo son dudas e incertidumbre, pero cuando te quedas embarazada por segunda vez, es posible que esas dudas sean diferentes, pero incluso más intensas. Cuando te acostumbras a criar a un solo hijo y de repente te quedas embarazada de nuevo, es posible que te preguntes cómo lo podrás hacer para poder atender a los dos de forma adecuada.
Es posible que te preguntes si podrás ser buena madre de dos, o al menos igual que lo fuiste cuando eras madre de uno solo. Pero sí, podrás serlo. Es necesario encontrar el equilibrio entre las necesidades físicas del bebé y las necesidades emocionales de tu hijo primogénito. No sentirás que tu amor se divide, porque el amor de una madre se multiplica.
Quizá te tome un tiempo poder encontrar el equilibrio, pero no desesperes porque un poco de caos al principio es lo más habitual. Es posible que tardes algunos meses e incluso medio año, pero son muchos los factores que te podrán ayudar a encontrar el éxito en esta nueva vida que os entra en la familia. Descubre algunos secretos para equilibrar vuestra nueva vida con un recién nacido y con un niño pequeño (de edad preescolar).
Acepta ayuda
Por mucho que te guste pensar que puedes hacerlo todo, no puedes. Nadie, siendo realistas, puede hacerlo todo sin que le salga algo mal o se olvide de otras tantas cosas. Puedes aceptar la ayuda de tu familia por ejemplo, cuidando de tu primogénito unas horas al día, para poder tener un respiro. O al contrario, que cuiden de tu bebé para que puedas tener más libertad.
Es importante que aceptes la ayuda que te ofrezcan ya se trate de que te hagan comida caliente, un momento para sostener al bebé o para entretener a tus hijos para que puedas darte una ducha o ir a la cocina sola durante unos minutos para poder tomarte un té caliente. Que no se te olviden estas palabras: ‘Sí’, ‘Por favor’ y ‘Muchas gracias’.
Pedir ayuda
Pero igual de importante es aceptar la ayuda como lo es pedirla cuando la necesites. Es posible que no tengas a tu alrededor personas demasiado altruistas o quizá no se den cuenta de que realmente necesitas ayuda. Por este motivo, no te cortes y pregunta directamente si podrían echarte una mano en momentos determinados. Olvida tu timidez, que no te sepa mal.
Llama a tu madre o a tu suegra y dile que necesitas un descanso y que necesitas a alguien que vaya a comprarte leche o cualquier otra cosa que necesites, o que venga a casa a cuidar de tus hijos mientras vas tú a la tienda tranquila para despejar tu mente. Si tu pareja no está ayudándote lo suficiente, ten una conversación con él porque cuando se es padre no existen ‘ayudas’ son obligaciones que ambos debéis cumplir porque los dos sois padres. La ayuda viene del exterior, pero en una familia la pareja no se debe ayudar, ¡se debe complementar!
Programa el tiempo con tu hijo mayor
Es posible que esto te resulte un poco más difícil de conseguir, al menos al principio (o si tienes más de dos hijos). Habla con tu pareja y con otros miembros de la familia para que puedan cuidar a tu recién nacido durante un poco de tiempo para que puedas tener tiempo con tu hijo mayor, recuerda que él te necesita mucho también.
Es crucial hacer esto porque tu hijo recordará cuando mamá tenía un bebé y cuando no se le dio la atención que necesitaba… Y esto es totalmente evitable. Por eso, asegúrate de que pasas tiempo con tu hijo mayor y demuéstrale cómo tu amor sigue igual de fuerte y seguirá creciendo cada día de tu vida. No es necesario hacer nada especial, a veces, abrazar a tu hijo en el sofá es más que suficiente para conectar con él.
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