Juego independiente: ¿por qué es tan importante que tus hijos jueguen solos?
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Vivimos en una sociedad altamente competitiva donde el éxito sigue siendo una prioridad, por lo que no es extraño que muchos padres sientan esa presión y quieran que sus hijos avancen rápido en la vida. En ocasiones, eso puede conducirlos a situaciones de sobreestimulación cuando son bebés y agendas repletas de actividades extraescolares cuando comienzan el colegio.
Cuando todo gira exclusivamente alrededor de ese objetivo, el juego libre e independiente suele pasar a un segundo plano. Sin embargo, los niños también necesitan jugar solos y los padres no deben sentirse culpables por ello. ¡Todo lo contrario!
Siete beneficios del juego en solitario para los niños
El juego mejora la estructura y función del cerebro, promoviendo el aprendizaje y el desarrollo de funciones ejecutivas como el pensamiento y la memoria. Obviamente, la interacción con los adultos y otros niños durante el juego desarrolla habilidades sociales, lingüísticas, comunicativas y emocionales importantes. No obstante, el juego independiente, aquel en el que no participan otros adultos o niños, también es beneficioso.
1. Estimula la creatividad y la imaginación
Cuando los padres juegan con sus hijos, la creatividad siempre se ve limitada. Lo mismo ocurre con los juegos estructurados en los que el niño debe seguir una serie de normas preestablecidas. En cambio, en el juego libre las muñecas se vuelven amigas y una alfombra se convierte en la pista de aterrizaje. Cuando el niño juega solo establece sus propias reglas, usa los juguetes a su antojo y deja volar su creatividad e imaginación.
2. Potencia las habilidades de resolución de problemas
El juego independiente es fundamental para que los niños aprendan a resolver problemas por su cuenta. Como no tienen a nadie a quien recurrir inmediatamente ni sienten una presión externa por encontrar una solución rápida o complacer a los demás, pueden ir probando diferentes estrategias hasta encontrar la que mejor funcione. Cuando surgen obstáculos en el juego independiente, los niños deben descubrir cómo sortearlos por sí mismos, una habilidad esencial que llevarán consigo en la vida adulta.
3. Desarrolla la autoconfianza y la autosuficiencia
A medida que los niños logran resolver los problemas y desafíos que se van presentando durante el juego, ganan confianza en sus habilidades. Eso los empoderará y potenciará la sensación de autoeficacia. Como resultado, es más probable que esos niños se conviertan en adultos más independientes y seguros, dispuestos a afrontar retos y probar cosas nuevas.
4. Promueve la paciencia
Al principio, cuando los niños se resisten, el juego independiente puede parecer un ejercicio de paciencia para los padres. Sin embargo, cuando finalmente los pequeños comienzan a disfrutar del juego en solitario, este se convertirá en una excelente herramienta para que aprendan a ser más pacientes y disfruten del tiempo en soledad. Así aprenderán a buscar nuevas formas de entretenerse por sí mismos y elaborar sus propios planes de juego.
5. Apuntala la independencia social
Los niños necesitan la interacción social pues a través de ella aprenden las normas básicas de convivencia y desarrollan habilidades como la empatía o la asertividad. Sin embargo, también es importante que se formen su propia opinión, para lo cual deben desarrollar un “yo” fuerte e independiente. Cuando los niños juegan solos aprenden a satisfacer sus necesidades, comprenden que pueden estar contentos consigo mismos y no dependen demasiado de los demás para ser felices. Eso les ayudará a ser más independientes y no dejarse llevar por el grupo cuando crezcan.
6. Calma a los niños y estimula la autorregulación
El juego independiente suele ser una actividad relajante que calma a los niños, sobre todo en un entorno híper estimulado como el actual. A diferencia de los juegos sociales, en los que se produce un flujo de estímulos constante, en el juego a solas el niño dosifica la intensidad de la actividad. Por esa razón, el juego independiente también promueve las habilidades de autorregulación emocional, convirtiéndose en una oportunidad para que los pequeños aprendan a calmarse. De hecho, si un niño se siente cómodo jugando solo es menos probable que diga que está aburrido o que no sabe qué hacer cuando no hay compañeros de juego o dispositivos electrónicos disponibles.
7. Disminuye la dependencia de los adultos
Aunque a todos los niños les gusta jugar con sus padres y esos momentos pueden ser muy valiosos para crear conexiones emocionales y buenos recuerdos, no es menos cierto que los niños también deben ser capaces de crear su propia diversión a través del juego. Eso les permite ir ganando independencia de los padres mientras estos ganan un tiempo precioso que pueden dedicar a las tareas del hogar, a descansar un poco o simplemente a cuidar de sí mismos.
¿Cómo fomentar el juego independiente con seguridad?
Es importante que los niños sean capaces de divertirse solos, elaborar sus propios planes de juego y disfrutar de ello. Sin embargo, también es importante que los padres creen un espacio seguro donde sus hijos se sientan cómodos y puedan jugar lejos de cualquier distracción. De hecho, recuerda que el juego independiente no es un juego sin supervisión.
Es importante que la zona de juego esté limpia y ordenada ya que ello transmite a los niños una sensación de seguridad. Los juguetes también deben ser accesibles puesto que el objetivo es promover la autonomía infantil. Obviamente, los padres deben cerciorarse de que los juguetes no representan un riesgo para los pequeños.
Si quieren una dosis extra de tranquilidad, los padres pueden recurrir a una cámara móvil 360º para ver a su hijo en todo momento mientras juega e intervenir si es necesario. Esta tecnología, como la que incluyen algunas alarmas de Movistar Prosegur Alarmas, sirven para dar a los pequeños la libertad y el espacio que necesitan mientras se salvaguarda su seguridad.
Por último, recuerda que el juego independiente no es dejar a tu hijo en una habitación y decirle que juegue solo. Al inicio tendrás que comenzar a jugar con él y, cuando veas que está sumido en el juego, dar un paso atrás, tanto física como mentalmente. Los bebés que aún no han cumplido 1 año no pueden quedarse completamente solos, así que tendrás que sentarte a unos metros y animarlo cada pocos minutos para transmitirle una sensación de seguridad y tranquilidad. A medida que vaya creciendo, puedes retirarte al otro lado de la habitación hasta llegar a abandonarla por completo durante períodos de tiempo cada vez más largos.
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- Yogman, M., et al. (2018). The power of play: A pediatric role in enhancing development in young children. Pediatrics, 142(3), e20182058. https://publications.aap.org/pediatrics/article/142/3/e20182058/38649/The-Power-of-Play-A-Pediatric-Role-in-Enhancing
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