¿Islandia casi ha eliminado el Síndrome de Down?
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En España nacen cada año una media de 255 bebés con Síndrome de Down. En el Reino Unido la cifra aumenta a 750 bebés y en Islandia apenas nacen 1 o 2 niños con Síndrome de Down al año. De hecho, hace poco diarios como The Independent y la BBC se hicieron eco de una noticia en la que se afirmaba que Islandia se encuentra muy cerca de erradicar los nacimientos de bebés con síndrome de Down.
La noticia se viralizó rápidamente, generando todo tipo de malinterpretaciones, incluso de personajes públicos, hasta el punto que sitios como Iceland Magazine tuvieron que publicar una aclaración indicando que Islandia no está trabajando sistemáticamente para erradicar el Síndrome de Down.
¿Cómo han reducido el número de nacimientos de bebés con Síndrome de Down?
Islandia simplemente está difundiendo las pruebas de detección prenatal, asegurándose de que las embarazadas sepan que pueden acceder a ellas. De hecho, no es un secreto para nadie que desde que se pusieron en marcha este tipo de pruebas en Estados Unidos y la mayoría de los países de la Unión Europea, el número de bebés que nacen con síndrome de Down ha disminuido significativamente.
En el caso de Islandia, desde que introdujeron las pruebas de detección prenatal, a principios de los años 2000, la gran mayoría de las mujeres que recibieron un resultado positivo para el síndrome de Down decidieron poner fin a su embarazo.
En Islandia esas pruebas son opcionales, pero el gobierno se encarga de que todas las mujeres sepan que pueden someterse a ellas, si así lo desean. De hecho, entre el 80 y el 85% de las embarazadas deciden realizarse la prueba de detección prenatal.
La clave radica en que antes las madres debían someterse a la amniocentesis o muestreo de vellosidades coriónicas, pero ambas pruebas son invasivas ya que se usa una aguja para extraer una muestra del líquido que rodea al bebé o las células de la placenta, por lo que existe el riesgo de que se produzca de aborto espontáneo. Obviamente, muchas madres no están dispuestas a asumir ese riesgo.
Sin embargo, el test que están aplicando en Islandia, denominado “Prueba de Combinación”, no representa ningún riesgo de aborto ya que consiste en un ultrasonido y un análisis de sangre, teniendo en cuenta además la edad de la madre. Su nivel de precisión es del 99% para detectar diferentes anomalías cromosómicas, la más común de las cuales es el Síndrome de Down.
Dado que en Islandia la ley permite el aborto después de las 16 semanas si se detecta que el feto tiene algún problema, entre los cuales se incluye el síndrome de Down, las madres pueden decidir si quieren interrumpir el embarazo. De hecho, en España también se permite abortar en la semana 22 debido a anomalías del feto, entre las cuales se incluye el Síndrome de Down y otros tipos de discapacidades intelectuales.
Una decisión difícil para los padres
La decisión de terminar un embarazo no es polémica ni controvertida, dado que nadie más debería opinar sobre el asunto excepto los padres. Más bien se trata de una decisión difícil, extremadamente difícil, sobre todo en los casos de discapacidades intelectuales.
De hecho, debemos recordar que en la década de 1980 la esperanza de vida de un bebé con Síndrome de Down era de apenas de 25 años pero hoy alcanza casi los 60 años y se ha avanzado muchísimo en la integración de estas personas en la sociedad para que puedan llevar una vida plena. Muchos piensan que la vida es muy valiosa, sin importar cuántos cromosomas tengamos, pero es importante ser respetuosos y recordar que la decisión queda en manos de los padres.
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