La Inteligencia Emocional se fortalece con la sinceridad
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Uno de los aspectos más importantes en la educación de los hijos es la sinceridad. Es la base de la confianza en todas las familias. De esta manera habrá un vínculo afectivo con una buena comunicación. Si tus hijos son capaces de decir la verdad sin miedo a las represalias, entonces se sentirán seguros de sí mismos y tendrán una autoestima fuerte. La sinceridad fortalece la inteligencia emocional de las personas.
Sinceridad e Inteligencia Emocional
Es algo habitual recurrir a la mentira para que los niños hagan cosas que queremos o simplemente para ocultar algunas verdades que pensamos que es mejor que no sepan. Suele ser un acto para convencer de que hagan algo que pensamos que es por su bien o para protegerles de algún conflicto.
Esta herramienta deja de tener sentido cuando los niños comienzan a entender la diferencia entre la verdad y la mentira. Los niños son un lienzo en blanco y aprenden de nosotros, si tú les mientes ellos te mentirán a ti antes o después. La mentira genera una herida emocional que cuesta que se cure. La sinceridad es un valor fundamental y se comienza a comprender a los 5 o 6 años de edad (dependiendo de la capacidad de cada niño).
A los seis años los niños saben que mentir está igual de mal que decir palabrotas, pero es a los 8 años cuando son capaces de entender el engaño intencional. Empiezan a comprender las posibilidades que les ofrece la mentira como evitar consecuencias o castigos… es necesario fortalecer la sinceridad para que los niños no caigan en la espiral de las mentiras. Deben comprender la importancia de ser asertivo en la vida diaria.
Sinceridad a través del amor
Es importante que los niños entiendan que la sinceridad también es importante para ellos mismos y no solo para los demás. Esto significa que deben aprender a ser sinceros y honestos con su persona y aceptar los errores que puedan cometer en la vida y aprender de ellos. Además, para poder educar en la sinceridad no te pierdas estas claves para conseguirlo siempre desde el respeto, la dignidad y el amor.
Sin juicios
No juzgues a tus hijos, piensa que las cosas no las hacen con mala intención. Cuando emites un juicio hacia tus propios hijos estarás bloqueándoles emocionalmente y no serán capaces de reflexionar. Detrás de una mentira puede haber la necesidad de tu hijo para que le ayudes en algo que le inquieta.
Escucha
Aunque sepas que tu hijo te está diciendo una mentira, escúchale atentamente. Los niños pueden actuar de manera impulsiva y decir cosas que solo están en su imaginación pero no tienen la intención de mentir, solo de compartir aquello que tienen en la cabeza. Son fantasías que debes escuchar para entender su verdadera intención comunicativa.
Asertividad
Es importante que siempre corrijas a tus hijos de manera asertiva y nunca punitiva o de forma que puedas herirle emocionalmente o afectar su dignidad. Explícale las consecuencias de decir mentiras, de esta manera podrá pensar antes de hablar o actuar. Pero recuerda que el cambio de las mentiras a la verdad no ocurre de la noche a la mañana, se necesita paciencia.
Refuerzo positivo
El refuerzo positivo es indispensable para los niños ya que de esta manera estarás halagando de manera positiva aquellos comportamientos correctos. Dile frases del tipo: “Me encanta que seas así de sincero conmigo” o “Es de valientes decir la verdad” o también, “Me siento orgullosa de que me hayas dicho la verdad aunque te haya costado hacerlo”.
Buen ejemplo
Es importante que prediques con el ejemplo, ¡no mientas si no quieres que tus hijos mientan después! Si les mientes pensarán que es algo normal hacerlo y que incluso es necesario para tener una buena comunicación con otros. Nada más lejos de la realidad… La sinceridad siempre va por delante de cualquier cosa.
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