La importancia de dar amor y de no rechazar en la infancia
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Los seres humanos necesitamos estar cerca unos de otros para estar bien. No es necesario tener un grupo extenso de personas a nuestro lado, solo es necesario que sea de calidad. Que nos acepten y nos respeten tal y como somos, desde el amor y el afecto que puedan tener otros seres por nuestra persona.
Cuando esto no ocurre, se crean heridas emocionales que duelen en lo más profundo de nuestro corazón. Si estas heridas emocionales ocurren en la infancia, determinan cómo será una persona en la vida adulta. La herida emocional más dolorosa y profunda es el rechazo.
El rechazo
El rechazo es una herida emocional que se queda marcada en el corazón para siempre. Ocurre cuando una persona se siente despreciada o denegada por otros. Puede ser el rechazo de unos padres a su hijo o de otras personas. En ocasiones, las personas que rechazan no lo hacen a conciencia, pero el sentimiento que se produce en la persona que se siente rechazada es muy profundo y doloroso.
La persona que se siente rechazada se protegerá de este sentimiento doloroso con máscaras, después no querrá estar cerca de otras personas para evitar de nuevo ese dolor emocional tan intenso e incluso, los niños pequeños, pueden mostrar comportamientos agresivos, como una forma de enfrentarse a la situación… dejando claro el enfado emocional tan severo que tienen. También pueden crear un mundo imaginario para “escapar” de la realidad.
También pueden aparecer comportamientos que duren mucho tiempo como pasividad, apatía, retraimiento social, depresión, conductas autolesivas, enfermedades, etc. Además del comportamiento agresivo citado más arriba, también puedes encontrarte con niños con un comportamiento impulsivo, falta de autocontrol y desobediencia.
Cuando un niño se siente rechazado no solo percibe que otras personas le ignoran o no le hacen caso… en muchas ocasiones, el exceso de atención, es decir, la sobreprotección, también puede provocar las mismas consecuencias de rechazo, ya que el niño o niña siente que no le aceptan tal y como es, siente que no es capaz de hacer las cosas por sí mismo y que por ese motivo sus padres están encima de él/ella todo el tiempo.
El niño rechazado
Cuando una persona se siente rechazada emocionalmente en la infancia, su personalidad se está formando y ese hecho puede influirle. Esta persona querrá buscar la perfección en cualquier faceta de su vida y no se valorará lo suficiente como persona. Querrá ser reconocido constantemente por los demás, tendrá una autoestima quebrada y no sabrá reconocer sus propios éxitos.
Preferirá la soledad para no sufrir el dolor padecido y si tiene que compartir experiencias con otras personas, lo hará bajo un fuerte caparazón que no permitirá que otros conozcan las maravillas de su ser. Se volverá una persona rencorosa que rechaza a otros… incluso puede odiar a los demás por culpa de todo el rechazo vivido, y su gran dolor emocional.
¿Se puede sanar emocionalmente?
La herida emocional del rechazo es muy intensa pero se puede sanar gracias al trabajo con la autoestima, la valoración y el amor propio. Para conseguirlo, se debe ayudar al niño a aceptarse tal y cómo es, sin negar el sufrimiento pero sí aceptando que se puede estar mejor. Los niños no entienden aún de perdón puesto que es muy abstracto, pero es necesario que entiendan que los demás no tienen poder sobre su corazón.
Dar amor y priorizar el vínculo con los niños heridos emocionalmente es fundamental para que se vuelvan a sentir aceptados y amados… Nadie merece sentirse rechazado y los niños deben crecer rodeados de amor incondicional.
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