Hipercelebración con los hijos: un problema de los padres
Cuando tanta celebración se empieza a ir de las manos…
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Cuando se celebran los eventos de los hijos son los padres quienes deciden cómo celebrarlo y parece que últimamente, se les está yendo de las manos. Muchos padres incluso, al querer celebrar a gran magnitud un evento, ya sea cumpleaños, comuniones o cualquier otro evento de los hijos, pueden sentirse agobiados, estresados e incluso con ansiedad ante tantos compromisos y gastos económicos, pero, ¿realmente es necesario todo esto?
Pero el estrés no solo aparece cuando los padres celebran los eventos de sus hijos, también puede aparecer cuando los hijos son invitados a eventos, como cumpleaños, comunión, fiestas de graduación de centros infantiles por todo lo alto… Y además de la fiesta, también hay que pensar en los regalos que hay que llevar en cada evento, por supuesto.
Celebraciones que se van de las manos
Hasta no hace mucho tiempo las celebraciones consistían en juntar a la familia, a los amigos, en casa… de forma económica y los niños lo pasaban en grande, y los adultos también. Sin necesidad de parafernalias ni extravagancias. Ahora, parece que las fiestas infantiles tienen que tener payasos y castillos hinchables, que las comuniones se celebran como bodas, que los cumpleaños pueden ser viajes a centros de ocio, ir a la nieve porque los niños han aprobado el primer trimestre, regalazos por portarse bien… ¿Es necesario todo esto? Hipercelebrar todos los actos sociales infantiles puede ser un problema.
Los adultos celebran cualquier evento en la vida de los niños, eventos que en muchas ocasiones es algo normal y que no requiere celebración para nada. Se celebra cada fin de etapa educativa, las estaciones del año, las fiestas que ni corresponden a nuestro país, se celebra lo religioso, también lo civil… se celebra todo y parece que cada semana es motivo de celebración. Se celebra que se aprueba un examen o que han recogido su habitación, ¿celebrar también las responsabilidades con fiestas y regalos? ¿Qué está pasando?
Efectos negativos de la hipercelebración de eventos
Además de la economía de las personas y de cómo se puede resentir al celebrar tanto y sin realmente motivos, también se resienten las personas emocionalmente porque tanta celebración agota. Pero por si fuera poco, también hay otros efectos negativos en tanta celebración que debería hacer pensar a las personas si realmente es necesario tanta celebración o poner al menos, fin a esto. Celebrar cumpleaños y momentos puntuales está bien, pero celebrar todo absolutamente, puede que no sea lo más correcto para nuestros hijos ni para nuestro bolsillo.
Se pierde el valor de lo que realmente importa
Cuando se celebran tantas cosas, los niños pueden perder el valor de las cosas. No sabrán dar valor a lo que realmente es importante y la satisfacción por las celebraciones puede incluso perderse. Es importante que los padres entiendan que las celebraciones sirven para dar importancia a un evento en concreto, no a todo absolutamente.
Los niños se vuelven egocéntricos y materialistas
Parece que la fiesta con más cosas y más regalos es mejor. Se pierde el valor humano de las cosas y lo que realmente importa en la celebración: el vínculo emocional. Además, los niños piensan que son el centro de todo sin importar lo que hay a su alrededor, haciéndoles egocéntricos y materialistas.
Además, los niños acaban pensando que son merecedores de todo de forma inmediata y sin necesidad de merecerlo en muchas ocasiones. Esto hará que dejen de ser responsables de sus acciones e incluso de su vida, pudiendo llevarles por un camino de caos.
Un concepto erróneo de felicidad
Los niños necesitan herramientas para que se construyan como personas exitosas y con las hipercelebraciones piensan que cuánto más y más tienen, más felices son. Y la realidad que la felicidad se basa en el disfrute del aquí y ahora, en disfrutar de lo que se tiene sin importar cuánto hay. La unión con las personas queridas es más importante que cualquier cosa material.
Lo ideal sería celebrar las cosas de forma corriente, educando para vivir tanto en lo bueno como en lo malo. Los fracasos son una parte importante de la vida de las personas porque nos ayuda a entender los errores para mejorar en el futuro. La vida es mucho más que celebraciones cada semana y esos valores lo deben aprender los niños para que en el futuro no se den un buen tortazo con la realidad.
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