¿Qué hacer cuando tu hijo no quiere responsabilidades?
Estrategias para enseñar responsabilidad a los hijos en un entorno de amor y respeto
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Es posible que pienses que tus hijos son unos holgazanes que nunca hacen nada, que no aceptan obligaciones… que no ayudan en casa, que no quieren estudiar, ¡solo quieren que se lo hagas todo! “No hacer nada y exigir mucho” parece su lema diario.
Quizá creas que has probado de todo y que tu hijo “es así” porque no hay manera de que cambie. Pero claro, si tu hijo “no hace nada”, es una situación que se ha ido moldeando a lo largo del tiempo.
Los niños aprenden que si no hacen nada y les “castigan” sin que primero entiendan las consecuencias previas al mal comportamiento, les dará igual y no habrá cambio. Si hacen algo bien y les dan “premios”, aprenderán a no hacer nada si no hay un premio “suculento” esperándoles al acabar. Estas estrategias evidentemente, no funcionan.
Cuando las estrategias de crianza no funcionan, se genera mucha tensión en el hogar, haciendo que los padres no sepan qué hacer y que los hijos, no sepan qué se espera de ellos… La relación y la comunicación se complica y poco a poco, padres e hijos se van distanciando y entrando en conflictos emocionales constantes.
Por qué tus hijos no hacen nada
Sí, es cierto que hay niños que no hacen nada en casa, pero debes hacer un análisis de por qué esto es así. ¿Qué pautas, normas o límites existen en tu hogar? ¿Son las adecuadas para la edad y la capacidad de tus hijos o tiendes a hacer las cosas por ellos para ir más rápido o hacerlas mejor y a “tu manera”?
Es importante que tengas en cuenta la edad de tus hijos cuando establezcas las tareas de la casa, porque no deben ser las mismas tareas en un niño de 6 años que en un adolescente de 16. Evidentemente un adolescente debe tener más responsabilidades acordes a su capacidad.
Si aplicas normas ineficaces en casa, deberás volver a plantearlas (nunca es tarde) para que la situación mejore y tus hijos vayan adquiriendo nuevos hábitos de cuidado y responsabilidad en el hogar, en el estudio, en su autonomía y en su propia conducta.
Es necesario que tus hijos vayan adquiriendo la autonomía de manera gradual con rutinas y hábitos diarios, siguiendo normas y límites. Al principio puede parecerte cansado, porque tendrás que ir detrás… Pero a la larga, verás que es lo que debías haber hecho desde que eran bien pequeños.
Los niños y adolescentes aprenden rápido qué se espera de ellos si se les dice claramente. No esperes que si nunca lo han hecho antes, ordenen su dormitorio o frieguen los platos si no se lo dices primero. Debes establecer unas rutinas diarias, para que, con el tiempo, ese hábito se automatice y comiencen a hacerlo por sí solos, sin que tengas que pedírselo. De esta manera, es como comienzan las responsabilidades internas en los hijos… y es fundamental para su desarrollo.
Las obligaciones en el hogar
Todos los miembros de una familia debe tener obligaciones en el hogar para encontrar el equilibrio. Deben ser responsables de:
- Su estudio
- Su aseo
- Su dormitorio
- Poner y recoger la mesa
- Ayudar a limpiar los platos
- Hacer su cama
Las tareas se pueden aumentar o disminuir dependiendo de la edad y la capacidad que tengan. Pero solo cuando hayan terminado de hacer sus tareas podrán tener ciertos privilegios como jugar a la consola o al móvil, salir con los amigos, etc.
Es la mejor manera de que se convierta en hábitos, y es necesario comenzar desde que son pequeños. A medida que van creciendo, será más complicado que puedan cambiar su conducta, pero nunca será algo imposible… Si adquieren los buenos hábitos desde pequeños, podrán mantenerlos cuando sean más mayores.
Para que los hijos no tomen estas tareas como “imposiciones” y se bloqueen ante ellas… Es mejor que sientan que forman parte de las decisiones. Para ello, podéis hacer una reunión familiar y hablar sobre la importancia de las normas y los límites. Después escribid todos juntos cuáles son las más importantes y hablad sobre cómo lo llevaréis a cabo.
Podéis hacer un cuadro de tareas al principio, para que (sobre todo los más pequeños), si no se acuerdan de lo que tienen que hacer, puedan mirarlo fácilmente.
¡Elógialos con todo tu cariño siempre que hagan las cosas bien y ayúdales con todo tu amor siempre que lo necesiten! Pero no te enfades ni les riñas si intentan hacer algo bien y no les sale… En este caso, solo necesitarán que le enseñes cómo hacerlo mejor la próxima vez.
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