La familia, ¿es un sistema jerárquico?
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Vivimos en una sociedad donde la jerarquía está establecida para que pueda funcionar y que la convivencia sea armoniosa en cualquier contexto, así como en la familia. En la actualidad, se ha instalado la “moda” de preguntar todo a los niños, incluso a veces en decisiones que únicamente deben ser de los padres.
Hay que ser buenos padres y apostar por una educación donde los niños se sientan protagonistas, pero en ocasiones, las decisiones solo deben ser tomada por los padres… si no es así, los niños acabarán creciendo en un ambiente de inseguridad emocional donde pensarán que los padres no son capaces de tomar decisiones que les protejan y les mantengan seguros.
El niño como el centro de la familia
Cuando hablamos de hiperpaternidad hacemos referencia a cuando el niño se convierte en el centro de la familia, cuando el estilo de crianza es estar encima del hijo de manera constante atendiendo todas sus necesidades incluso antes de que lo necesite. Los padres quieren que la vida de su hijo sea “lo mejor” en todos los aspectos… creando por tanto, una vida con demasiadas cosas perfectas pero muy imperfecta.
Los niños viven con prisas para llegar a todo (eventos, extraescolares, fiestas…), y les falta espacio para todas las cosas que tienen. Es necesario que en las familias se comiencen a aligerar agendas para que los niños tengan más tiempo para ellos mismos, para jugar, para aburrirse… Eso de que lo niños tengan todas las tardes ocupadas debe acabarse cuanto antes.
Los niños parece que tengan jornadas de trabajo más largas que las de los adultos, algo que hace que acaben el día agotados y es que parece que la hiperpaternidad es sinónimo de precocidad. No es necesario hiperestimular a los niños, ¡necesitan aburrirse para poder potenciar su creatividad!
Educación y crianza
En la crianza de apego por ejemplo, se busca en el niño todo lo mejor, que esté seguro, que tenga una educación emocional inmejorable, y esto está bien por supuesto, porque hay que entender los sentimientos y emociones para tener empatía y entenderse a uno mismo y a los demás… Pero no hay que obsesionarse por ejemplo con la autoestima, porque sin darse cuenta los padres están criando a niños narcisistas. Es necesario que los niños se equivoquen y se frustren y que los padres estén a su lado para guiarles en el proceso para que aprendan de los errores… así se crea la autoestima realmente y no protegiéndoles de todo.
No hay que ser de esos padres que corren detrás de los niños en el parque para que coman dando pequeños mordiscos a su bocata y jueguen al mismo tiempo, ¡para merendar hay que estar sentado! Correr detrás de los hijos por este motivo… ¡esto es un gran “NO”!
Ser hiperpadre o hipermadre es agotador
Además de que no es buena opción, ser hiperpadre o hipermadre es agotador tanto física como emocionalmente y aunque creas que lo haces de manera maravillosa, no es así… Es insostenible. Tener agendas frenéticas, estar tan pendiente de los hijos que uno mismo se descuida… Son muchas madres y cada vez más padres con demasiada presión innecesaria, piensan que no lo hacen del todo bien y aún más se esfuerzan por conseguir esos hijos perfectos, ¡que si siguen así nunca tendrán! No existe la crianza perfecta, ni tampoco los hijos perfectos… Existe la felicidad que se construye desde el amor y sobre todo, desde la imperfección de una familia que disfruta de la compañía y del tiempo libre.
La hiperpaternidad a veces se va de las manos y niños que se convierten en adultos tienen la tolerancia a la frustración muy baja y piensan que merecen lo mejor sin hacer nada a cambio porque es lo que han aprendido desde pequeños, además de que sus padres les solucionaban cualquier problema solo por verles sonreír todo el tiempo. Cuidado con esto porque mata el amor propio de las personas y crece la inseguridad.
Paternidad más relajada y sin tantas preguntas
Es necesario que los padres aprendan a tener una paternidad mucho más relajada. Los niños deben aprender a hacer las cosas por sí mismos, a organizarse la mochila del cole ellos mismos, a ponerse, quitarse y guardar la chaqueta en su sitio, a merendar sentados en el parque… Necesitan autonomía en casa, permite que haga su cama, dales más responsabilidad porque es necesario que la tengan para crecer por dentro y por fuera. Olvida las prisas, olvida si se frustra… sé su mejor guía. Al mismo tiempo, el tiempo de juego y el juego libre es imprescindible para los niños, permite que tus hijos se aburran… verás crecer su creatividad a pasos agigantados.
Por último y no menos importante, queremos recordar a los padres que no hay que hacer tantas preguntas a los hijos para las cosas. Tú eres el padre o la madre, estás a la cabeza de la familia en el sistema jerárquico familiar. Aunque está bien valorar la opinión de los hijos es necesario que esa “democracia” sea únicamente para cosas que los niños escojan sí, pero después de que los padres hayan escogido primero, en lugar de decir a un niño: “¿Te quieres ir a dormir?” Que le da la opción de decirte que no… Es mejor decirle algo como: “¿Prefieres ir a dormir ya o en 5 minutos?” Seguramente te dirá en 5 minutos, y cuando pase el tiempo será hora de ir a dormir sí o sí.
La familia es un sistema jerárquico y la autoridad, por el bien de los niños, la deben tener siempre los padres. Los padres deben dar instrucciones y poner límites a sus hijos para que éstos se sientan seguros y protegidos, además de que se sientan capaces de hacer las cosas y que su autoestima realmente crezca… Y por supuesto, sin exagerar con las cosas. Si un día tu hijo no come no va a tener un trastorno alimenticio, permite que vaya un poco más a su aire, pero siempre bajo tu guía.
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