Estrategias para que tus hijos sean felices
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¿Qué padre o madre no desea que sus hijos sean felices? La felicidad de los hijos hace que los padres sintamos una felicidad aún más inmensa, sus ojos radiantes y su sonrisa son el motor de la vida de cualquier padre. ¿Me equivoco? Cuando un niño es feliz se nota es su mirada, en su comportamiento, en su relación con el entorno… y es que los padres quieren que sus hijos sepan lo que es amar y ser amado, que puedan seguir sus sueños (los sueños de los hijos) y poder así, encontrar el éxito. Sin tener en cuenta la propensión genética para la tristeza, los niños que son felices son producto de hogares optimistas, pero, ¿cómo conseguirlo?
Conecta con tu hijo
La manera más efectiva para que tu hijo sea feliz y conseguir que tenga bienestar emocional es ayudarle a que conecte contigo. Una infancia conectada con los padres es necesario que los hijos hijos tengan un buen desarrollo emocional, deberán sentir que los padres le ofrecen cada día apoyo emocional, comunicación, reconocimiento y amor incondicional… todo ello combinado con reglas y normas adecuadas a la edad de los hijos. Todo esto será la mejor prevención para que no existan en los hijos conductas asociadas al estrés emocional (como fumar, beber o consumir drogas). Atiende a tu hijo con empatía, escúchale todos los días, no le juzgues, léele cuentos en voz alta, comer juntos, reír juntos, abrázale cada día, deja que note tu felicidad y optimismo diario…
Permite que exprese sus emociones
Los niños gritan cuando se sienten molestos y no saben expresar sus emociones de otro modo. Lloran cuando están tristes y ríen cuando están contentos. Quizá grite cuando esté en la tienda contigo, pero no le reprimas deja que exprese su malestar aunque sea sacándole de este contexto y llevándole a otro. Los niños necesitan expresar sus emociones de forma más primitiva que los adultos. Ayúdale a expresar sus emociones y después pensar qué podéis hacer (juntos) para que mejore su malestar. Soportar una rabieta en público puede ser abrumador, pero no pienses en lo que los demás puedan estar pensando… es tu hijo y él te necesita a ti, no a los que miran. Es mejor afrontar ese momento con entereza, dejar que tu hijo se exprese y así poder evitar una vida entera con emociones negativas reprimidas que conduzcan a problemas emocionales graves.
Deja que tome sus propias decisiones
Los niños necesitan sentir que tienen control sobre sus vidas para que tengan un buen desarrollo emocional. Los niños se acostumbran a que se les diga a dónde ir, qué hacer y qué comer… pero no siempre es lo más adecuado. Los niños para que sean realmente felices deben sentir control sobre sus vidas (a cualquier edad) y es tan fácil como darles opciones para que escojan la que más les guste (que serán opciones adecuadas porque las habrás escogido tú previamente).
Deja que tu hijo escoja la ropa que quiere ponerse, deja que escoja el menú para cenar una o dos noches durante la semana, pregúntale qué quiere tomar cuando vais a una cafetería… dale la oportunidad de tomar sus propias decisiones. Esto le ayudará a sentirse bien y a empezar a construir su propio criterio y a potenciar la toma de decisiones, algo imprescindible para que nunca aparezca la inseguridad y potenciar su autoestima… además de estar potenciando las conductas responsables.
Deja que tengan éxito y fracasos
No metas a tu hijo dentro de una burbuja, no le des todo lo que pide para que tenga una sonrisa en su rostro siempre porque a la larga esto puede ser peligroso para tu desarrollo… se puede convertir en tirano. Si realmente quieres que tu hijo tenga autoestima, necesitará escuchar de tu boca un «no» muchas veces… siempre que sea necesario.
Además, deberás proporcionarle oportunidades para aprender nuevas habilidades, déjale que se equivoque y que aprenda de los errores. A veces es necesario dar un paso atrás y dejar que sean los niños quienes se den cuenta que son capaces (pero mirando para asegurarnos que todo va bien con un poco de distancia). No caigas en el error de hacer demasiado por tus hijos, ellos necesitan sentir la satisfacción de hacer las cosas bien y también deberán aprender a manejar por sí mismos el sentimiento de frustración cuando las cosas salen mal, así podrá acercarse a los retos con optimismo y entusiasmo… ¡imprescindible para ser feliz!
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