3 errores de disciplina que los padres cometen
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Es posible que alguna vez hayas querido que la tierra te tragara cuando en mitad de un centro comercial tu hijo/a ha querido dar el espectáculo porque no satisfacías sus caprichos… las miradas del resto de personas puede que las sientas como puñaladas penetrantes en tu corazón. Tus intentos desesperados para consolar a tu hijo en esos momentos pueden ser resultado de una mamá novata o papá novato.
Quizá cuando tu hijo/a estalla en una rabieta es porque no has tenido en cuenta sus señales de irritabilidad, es posible que estuviera cansado o que tuviera hambre. Incluso los adultos nos irritamos cuando no estamos bien emocionalmente y no es tan fácil guardar la compostura.
Existen patrones de comportamiento que todas las madres y todos los padres debemos conocer. Los niños hacen las mismas cosas cuando están cansados, cuando tienen hambre o simplemente cuando están hartos de algo. Los adultos deben tomar nota y ajustar sus acciones en consecuencia. El mal humor de los niños en ocasiones puede que solo sea porque no hizo la siesta.
Si haces caso omiso de las señales que tu hijo te da, entonces será el primer error de disciplina que cometes, pero además de esto existen otros errores de disciplina que no podrás pasar por alto nunca más. A continuación te voy a nombrar algunos bastante comunes… pero que debes erradicar desde ya.
3 errores de disciplina comunes
1. Ser demasiado negativo
Frases como: ‘No pegues a tu hermana’, ‘Deja de estirar la cola al perro’, ‘No hagas eso’, ‘Estate quieto y no molestes’, etc. Es necesario dejar atrás esas frases tan negativas y empezar a hablar sobre el comportamiento que se desea ver en lugar de hablar sobre lo que no se quiere ver. Nadie quiere criar a un niño que no entiende de límites, pero los padres dicen ‘no’ con tanta frecuencia que los niños se vuelven sordos a esa palabra… el ‘no’ pierde todo el poder. Los padres a menudo abusan del ‘no’ y les dicen a los niños lo que no deben hacer, pero no les dicen qué es lo que sí pueden hacer.
El ‘no’ es mejor guardarlo para las situaciones que realmente sean peligrosas y centrarse en decir a los niños las forma en que te gustaría que se comporte. Por ejemplo, en lugar de decir: ‘No te pongas de pie en la bañera’, es mejor decir: ‘Siéntate en la bañera, porque si te pones de pie te puedes resbalar’. Cuando lo haga bien no dudes en elogiarle y así estarás reforzando su buen comportamiento.
2. Esperar demasiado de los hijos
Tienes que recordar que los niños pequeños todavía no han desarrollado el control de sus impulsos ni tampoco han aprendido las normas sociales requeridas para los lugares públicos. Los padres asumen que sus hijos saben lo que deben hacer y se frustran si no se portan bien de forma innata… ¿qué sentido tiene?
Cuando un niño rompe las normas, recuerda que él no quiere hacerte daño ni causarte vergüenza, simplemente no sabe cómo debe actuar en esa situación por lo que es necesario que le enseñes. Dile cómo quieres que se comporte con voz calmada. Necesitarás tiempo y repetición para que los niños aprendan por lo que deberás esperar y tener paciencia dando a tu hijo los suficientes recordatorios como para que poco a poco modele su conducta fijándose en tu ejemplo. Con el tiempo, aprenderá a cómo actuar.
3. No eres el ejemplo que quieres ver
Cuando le cae algo, le gritas. Cuando te enfadas insultas y tu hijo lo ve… y después te enfadas si tu hijo reacciona de la misma forma cuando las cosas no salen cómo él quiere. Mira dentro de ti y reflexiona sobre tu comportamiento. Es difícil tener un comportamiento perfecto durante todo el día, pero si hay algo que no haces bien… discúlpate. Dile a tu hijo la verdad, que las emociones a veces son difíciles de controlar incluso para los adultos, pide perdón y demuéstrale que eres responsable de tus acciones.
Además, dale estrategias para que sepa cómo reaccionar cuando hace las cosas de forma impulsiva o cuando se siente demasiado frustrado.
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