Cómo enseñar a los niños la responsabilidad de sus acciones
Todos somos responsables de nuestras acciones
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No es fácil enseñar a los niños a ser responsables de sus acciones, no lo es porque incluso cuesta que los adultos lo sean. Son los adultos los máximos responsables de que los niños sean capaces de asumir las responsabilidades de sus acciones. Cuando un niño -o un adulto- no asume sus responsabilidades, echarán la culpa de lo que ocurre a otros en lugar de a sí mismos.
Por ejemplo, un niño que no quiere asumir la responsabilidad de sus acciones, si saca mala nota en clase dirá que ha sido por culpa de un compañero que no paraba de hablar, si mancha la alfombra de barro dirá que ha sido el perro, y así con muchas y muy diferentes situaciones.
A los niños pequeños les cuesta entender que todo el mundo comete errores e incluso, que los errores son una buena forma de aprender las cosas. Culpar a alguien es la forma más fácil de evitar la desaprobación y las consecuencias negativas de sus acciones. Para que esto deje de ocurrir, a continuación te voy a enseñar algunos consejos para que tu hijo comience a aprender de sus acciones.
Te disculpas cuando es necesario
Sí, así es. Los niños necesitan darse cuenta de que tú te responsabilizas de tus acciones… es el máximo ejemplo para que aprenda a responsabilizarse de las suyas. Por ejemplo, si en casa un día te sientes cansado/a y tu hijo está algo rebotado y sin pensarlo le gritas… sin duda es una situación incómoda que puede hacer que tu hijo se sienta mal y que tú te arrepientas por no haber controlado los nervios. Si esto ocurre o alguna situación parecida, acércate a tu hijo y pídele perdón.
Coméntale que en ocasiones hasta a los adultos les cuesta mantener el control de las emociones pero que lo sientes de corazón. Es un buen ejemplo de no querer escurrir el bulto y que además, tu hijo vea en primera persona qué es responsabilizarse de los errores y aprender de ellos.
Que tu hijo establezca los puntos
Es necesario que tu hijo sea capaz de establecer un vínculo entre lo que hace y lo que sucede señalando ejemplos en la vida real. Por ejemplo, podrías decirle algo como: ‘Debido a que has estudiado mucho has sacado buena nota en tu examen de matemáticas’ o quizá: ‘Como saltaste en el charco ahora tienes los zapatos empapados y tendrás que tenerlos así hasta llegar a casa’.
Es importante que los niños sean capaces de conectar lo que sucede con las consecuencias de ello. Cuanta más experiencias le hagas ver más fácil será para tu hijo identificar la causa-efecto y más sencillo será para él trabajar a través de su diálogo interno antes y después de sus propias acciones.
Pon en marcha la honestidad
Si quieres que tu hijo te diga la verdad intenta mantener la calma cuando estés mostrando tu insatisfacción sobre su comportamiento. Estar tranquilo y accesible hará que tu hijo sienta confianza para que en el futuro pueda confesar y aceptar sus acciones. En caso de tener miedo a las consecuencias preferirá mentir a decírtelo porque no confiará en tu reacción. Es prioritario que le digas a tu hijo que todo el mundo comete errores y lo que importa para hacerlo de otra manera la próxima vez y hacer que sea mejor sin consecuencias, es darse cuenta del error y aprender de él. Además, es importante alabar la honestidad.
Aceptar las consecuencias
No queremos decir que tengas que estar castigando a tu hijo a diestro y siniestro, sino que para ser responsable tendrá que aprender a aceptar las consecuencias de sus palabras, acciones y decisiones. Es la única forma de que entienda las normas y la disciplina. Si intentas salvarle de todo e intentar que no tenga ni consecuencias naturales solo para que no sufra, entonces… no sabrá de responsabilidad e incluso le costará madurar a un ritmo natural. Permite que entienda las consecuencias naturales de sus acciones.
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