Cómo enseñar a tu hijo a enfrentarse a palabras ofensivas
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El sentimiento que se genera en nuestro interior cuando nuestro hijo llega a casa diciendo que en el colegio le han dicho palabras ofensivas, es difícil de asimilar. Desgraciadamente, vivimos en un mundo donde otras personas tienen la intención de herir a otros a través de las palabras. Su baja autoestima y su poca seguridad, les hace sentir la necesidad de humillar a otros o agredirles verbalmente para sentirse superiores.
Evidentemente, es una superioridad falsa, puesto que en realidad se sienten mal consigo mismos… No saben lidiar con este sentimiento en su interior y por eso atacan a otros con palabras ofensivas para que se sientan peor que ellos y así, ellos, no sentirse tan mal. Es una actitud miserable y por eso, debemos enseñar a nuestros hijos a que se enfrenten a este tipo de situaciones.
Enfrentarse a las palabras ofensivas
Si enseñas a tus hijos a enfrentarse a las palabras ofensivas les estarás creando un escudo maravilloso para proteger su autoestima y su estado de ánimo. Las palabras ofensivas pueden aparecer en cualquier momento, puesto que no se puede controlar lo que otros digan de nosotros… Aunque sí podemos controlar cómo nos afectan a nosotros esas palabras.
Es importante que nuestros hijos entiendan que la violencia genera más violencia y que tenemos que ser más listos que eso si lo que queremos es sentirnos bien tanto con nosotros mismos como con los demás. Si se acostumbra a tener una conducta agresiva, esto, le generará muchos problemas en su vida, no solo en el presente, sino también en el futuro.
Para enseñarle a tu hijo a que se enfrente a palabras ofensivas, es buena idea que cuentes con algunas estrategias. De esta manera tu hijo aprenderá a defenderse sin caer en la agresión ni en el sentimiento del rencor o la ira.
Estrategias para que tu hijo aprenda a enfrentarse a las palabras ofensivas
A continuación te mostramos algunas de estas estrategias para que ayudes a tus hijos a tener las habilidades necesarias para que las palabras ofensivas de otros no le afecten. Así aprenderá a tener “piel de tobogán” y que todas esas palabras que intentan hacer daño, le “resbalen” y no le afecten lo más mínimo.
Dar respuestas con ingenio
Esto significa que si le dicen palabras ofensivas no debe responder de nuevo con palabras ofensivas. Puede dar una respuesta directa al agresor para que reflexione sobre lo que está diciendo. El agresor no se lo esperará y se quedará sin respuesta, algo por ejemplo: “¿De verdad no tienes otra cosa más importante que decir?”.
De esta manera le expresa al agresor su indiferencia ante sus palabras y que las intenciones que tiene para hacer daño, no le importan lo más mínimo.
Centrar su atención en otro tema
Otra estrategia que se puede emplear es desviar la atención. Por ejemplo, si le dicen palabras ofensivas, para mostrar al agresor que no le importan lo más mínimo sus palabras puede decirle algo como: “¿Pero tú no estabas jugando en el patio?, “¿No tenías otra cosa mejor que hacer?”. Así, le deja claro que no hay ningún interés hacia sus palabras hirientes.
Sonreír
Otra manera de demostrar que las palabras ofensivas no tienen poder sobre nosotros, es sonreír. Es un gesto sencillo que nos ayuda a calmar las emociones más intensas que podamos sentir después de escuchar palabras hirientes y que además, muestra que no podrá acabar con nuestra felicidad y bienestar. El agresor se dará cuenta de que no puede hacer nada al respecto y simplemente, dejará de molestar.
Mostrar indiferencia
La indiferencia por lo tanto, es la mejor estrategia para poder acabar con las palabras hirientes u ofensivas que podamos recibir. Así, el agresor se dará cuenta de que no consigue nada porque la otra parte no le está escuchando ni tiene intención de hacerlo. Se quedará desarmado puesto que sus palabras no tendrán el impacto que quería.
Decir palabras positivas al agresor
Puede sonar contradictorio, pero es una manera de “noquear” al agresor de palabras ofensivas porque de ninguna manera se esperará que después de decir palabras hirientes, se pueda recibir palabras positivas. Se le demuestra que sus malas intenciones no tienen efecto sobre nosotros y que hay siempre algo bueno en los demás. Centrarse en las cosas buenas de otros le hará eliminar su foco de atención en las palabras ofensivas.
Tus hijos, con estas estrategias deben entender que nadie tiene el poder suficiente para herirles con palabras si ellos no lo permiten. Pueden desviar los ataques para que sus agresores se queden sin recursos de agresión… pero independientemente de lo que les digan, solo les afectará si ellos permiten que así sea.
Son estrategias que no solo les ayudarán en el patio del colegio, sino que les ayudará durante toda su vida, ¿por qué? Porque siempre hay personas dispuestas a hacer daño a los demás. Hay un viejo refrán que siempre debe estar presente en nuestras vidas que dice así: “A palabras necias, oídos sordos”.
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