El velo de silencio que se cierne sobre la enfermedad mental de las madres
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Se supone que etapas como el embarazo, el parto y los primeros años del bebé sean color de rosa, momentos de auténtica felicidad que no deben verse empañados por nada. Sin embargo, estas etapas también son muy complicadas desde el punto de vista emocional y pueden llegar a ser extenuantes físicamente para las madres.
De hecho, a menudo actúan como un detonante de las enfermedades mentales. Por desgracia, el halo de “perfección” y felicidad que envuelve estas etapas en la vida de una mujer se convierte en un obstáculo para que esta reconozca que tiene un problema y pida ayuda.
Las enfermedades mentales maternas son más comunes de lo que pensamos
El “I Estudio sobre la depresión postparto en España” reveló una realidad abrumadora: el 90% de las madres reconocieron haber experimentado síntomas típicos de la depresión postparto tras haber dado a luz. Algunas de las madres indicaron sentimientos de tristeza, cansancio, irritabilidad y/o ansiedad. Un 2,62% reconoció que tenían dificultades para establecer un vínculo afectivo con su bebé, experimentaban intensos sentimientos de culpa o incluso tuvieron la idea de hacerse daño a sí mismas o al bebé.
Por desgracia, el estigma que rodea las enfermedades mentales maternas disuade a muchas madres de buscar ayuda, ya sea especializada o en su entorno más cercano. En ese mismo estudio se apreció que casi tres cuartos de las mujeres que afirman haber sufrido depresión postparto buscaron ayuda e información en blogs, redes sociales y foros ya que no confiaban en los profesionales de la salud.
Es importante tener en cuenta que, en el caso de las enfermedades mentales, cuanto antes se pida ayuda y se reciba tratamiento, mejor. Cuando un trastorno mental se instaura, se vuelve más resistente y es más probable que se agrave. De hecho, los problemas más leves de salud mental, si no se solucionan a tiempo, incluso pueden dar paso a una psicosis puerperal, un trastorno grave caracterizado por la pérdida de contacto con la realidad, alucinaciones, alteraciones del contenido del pensamiento y cambios graves en el comportamiento que pueden representar un peligro real para la madre y su hijo.
La ansiedad es otro trastorno común durante el embarazo y el postparto. Un estudio publicado en la revista Atención Familiar encontró que el 50,5% de las mujeres embarazadas experimentan un alto grado de ansiedad, sobre todo cuando se trata de madres jóvenes. Estos resultados son perfectamente comprensibles ya que la incertidumbre que rodea el embarazo y las nuevas responsabilidades que debe asumir la madre, son motivos de estrés y ansiedad.
El estigma que pesa sobre la enfermedad mental materna
La enfermedad mental materna es un problema que se desconoce o incluso se esconde, lo cual significa que muchas madres no pueden acceder a la ayuda que necesitan. Puesto que se supone que la maternidad, aunque difícil, debe ser asumida con felicidad y alegría, cuando las madres se sienten abrumadas o deprimidas, inmediatamente se cuestionan su capacidad para cuidar de su hijo.
Muchas madres tienen miedo a contar lo que les sucede. En algunos casos, porque les aterra la posibilidad de que los servicios sociales les arrebaten a su hijo. En otros casos, por miedo a la incomprensión de las personas más cercanas, que incluso pueden llegar a catalogarlas como “malas madres”.
En cualquier caso, es importante que las madres que están pasando por una situación emocional difícil comprendan que no existe una manera “correcta” de lidiar con el embarazo y los cuidados posnatales. Si se sienten sobrepasadas emocionalmente, lo mejor es pedir ayuda psicológica. Por suerte, cada vez existen más psicólogos que comprenden este problema y cuentan con las herramientas necesarias para ayudar a las mujeres a afrontar ese cambio en su vida de una manera más adaptativa y plena.
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